Por: Luis Carlos Chacón J.* A la hora de pensar en las personas millonarias, es difícil no conectar el tema con la profunda y sostenida desigualdad existente. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, para 2025 el 47% de la población de América Latina pertenecerá a la llamada “clase vulnerable”, un grupo cuyos ingresos ya pertenecen a los de clase media, pero están por encima de la línea de pobreza, es decir todo aquel que lucha todos los días por dejar de ser pobre. Vale recordar acá que ocho personas poseen la misma cantidad de dinero que la mitad de la humanidad. Con el siglo XXI y la sobre exposición de información, el capitalismo y sus dueños comenzaron a entender que una buena parte de la población no está de acuerdo con esta realidad. El Pew Research muestra que, para finales de 2016, dos de cada tres norteamericanos pensaban que la diferencia entre los ingresos de pobres y ricos era uno de los principales problemas del país. Este fenómeno también tiene una contraparte, en la que, para muchos economistas, el sistema capitalista como está construido hoy (bajo la premisa de bajísimos costos de producción) necesita ser controlado por personas que tengan el suficiente capital para poder sostener el proceso previo -producción, desarrollo, distribución- sin tener que depender del cierre del ciclo -compra-. Valdrá la pena preguntarse entonces, cuál es el significado y la importancia a futuro de las personas que dominan la pirámide, porque más allá de lo cambiante que sea la sociedad, todo indica que este grupo no va a dejar de existir.   Qué significará ser millonario Si se parte del principio de ciclos de Clément Juglar (1889), que muestra como cada siete a diez años el sistema económico genera un proceso completo de Auge, Recesión, Depresión y Recuperación, podemos asegurar que hoy estamos a un ciclo económico de llegar a 2025, ese momento de la historia que se conoce como ‘el futuro’. Esto, unido a la llegada de un nuevo relevo generacional, hace pensar que en términos generales todos los cimientos de se están transformando, para el caso de la riqueza no se debe pensar que será vista como algo malo, sin embargo, se pueden visualizar cinco grandes cambios en la forma como será percibida en este contexto:
  • Ser afluente también será válido. Es importante entender que la mayoría personas cambiará su idea de lo que significa ser millonario, a partir de una mezcla entre masificación del lujo y la dificultad que existe en el proceso de generar riqueza, que hará que se reemplacen las aspiraciones de riqueza con el lograr ser afluentes. Poder alquilar un yate más allá de comprar uno… American Express Insights llama a este grupo newcomers y predice que serán responsables de la mitad del consumo de productos de lujo a nivel mundial en el futuro.
  • Sin tiempo no hay riqueza. El significado del ser millonario también evolucionará bajo la influencia de la masificación del estrés (se sabe que en México el 35% de la población sufre este mal), haciendo que la riqueza también comience a estar relacionada más y más con el hecho de tener tiempo libre para poder disfrutar lo que se tiene. Para las nuevas generaciones no habrá riqueza si no se puede gastar por vivir trabajando. Tendrán razón.
  • Ostentación versus sencillez. El ser millonario también cambiará por la evolución de los contenidos, donde la mezcla entre redes sociales y el formato reality expone una forma de riqueza, donde Kim Kardashian y Donald Trump materializan el ser rico. Sin embargo, el otro lado muestra la tendencia Low Key donde personas como Mark Zuckerberg y Jeff Bezos son referentes, que según las Tendencias 2017 de Marian Salzman, muestran la nueva forma del éxito.
  • Movilidad. También ser millonario estará relacionado con la posibilidad de poder moverse constantemente, tanto en la forma de invertir (diversificar o cambiar de negocios sin fracasar en el intento o depender de una industria), pero también el viajar y hacer parte de una élite anónima que vive entre varias de las capitales culturales. En su proyección del mercado a 2034, Boeing muestra que el 0.3% de la población mundial realiza más de ocho trayectos internacionales de avión en cabina ejecutiva durante un año.
  • Transparencia. Hasta hace un par de años ser millonario se trataba de ser socialmente responsable, la migración se dio hacia la transparencia, a partir del impacto de la corrupción en las instituciones políticas que ratificó en la mente de las personas un imaginario donde “todo aquel que tiene mucho dinero es porque hace algo turbio”, que hasta hace unos años se solucionada con mostrar una cara buena, es claro que para las nuevas generaciones ya no es suficiente.
  Aún será importante que haya millonarios Para Tomas Piketty, el futuro de la concentración de la riqueza está lejos de una humanidad sin millonarios, de hecho, el economista francés ha llegado a predecir que debemos prepararnos para un nivel de concentración de riqueza tan aglutinado como el visto a fines del siglo XIX con la Revolución Industrial. Esta proyección sigue su curso a partir de la forma como Trump está cambiando el modelo económico de USA, generando un “fascismo que el mundo no ha visto desde la Italia y Alemania de los 40”, de acuerdo con Edmund Phelps (premio Nobel de economía 2006). Así las cosas, podemos resumir la importancia -tangible para la sociedad- de tener dueños del capital en cinco conceptos:
  1. Las personas que acumulan riqueza tienen la capacidad de mirar hacia el futuro logrando crear innovaciones y nuevas formas de ver el mundo, a diferencia del resto de la población que a partir de una relación de lucha para conseguir el sustento terminan por vivir una existencia enfocada en el hoy.
  2. Desde los Medici -y a futuro-, serán los millonarios los responsables de la existencia del arte, el diseño y la estética en el mundo, como benefactores de todos aquellos que se dedican a que haya cosas lindas, además de ser sus principales compradores, sin importar los fenómenos de masificación.
  3. Son los dueños de la mayoría de los empleos, el reto estará ahora en cómo se puede generar una coexistencia entre las nuevas formas de trabajo (robots) y las personas. Para Stephen Hawking, “Si las máquinas producen todo lo que necesitamos, el resultado dependerá de cómo se distribuyan las cosas… la mayoría puede acabar miserablemente pobre si los propietarios de la tecnología ejercen presión contra la redistribución de la riqueza. Hasta ahora, la tendencia muestra a la tecnología conduciendo una desigualdad cada vez mayor”.
  4. Dan la posibilidad de tener opciones dentro del consumo, que al final son parte de los procesos de selección más importantes que tenemos, porque en un mundo sin marcas no sabríamos cómo vivir. Ellos son los que tienen el capital para que la misma de pasta de dientes, refresco de cola o cereal llegue a las casas de todas las personas.
  5. Son quienes hacen que el proceso educativo evolucione y no pierda calidad, si bien este es un derecho público que los estados deberían garantizar, la necesidad de tener millonarios educados hace que existan los lugares donde se preparan los líderes mundiales, esa cadena de buenas prácticas baja y llega a todas las instituciones. Piense en Oxford abriendo después de 600 años una sede en París, para no perder millones de libras que llegan por benefactores y estudiantes.
Hoy muchos piensan que, como dijo Schumpeter bajo la escuela Austriaca en los años 40, la desintegración del capitalismo llegará al mundo como víctima de su propio éxito, sin embargo, hasta ahora esto dependerá de ocho personas que al parecer están muy cómodas donde están. Posdata: Recuerde que a futuro la amistad prima sobre la riqueza. Nunca descarte los negocios con amigos. *Luis Carlos Chacón J. es consultor global en prospectiva, estrategia e innovación.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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