En un mundo cada vez más digitalizado, las empresas enfrentan una multitud de amenazas que van desde desastres naturales hasta ciberataques sofisticados. Como líderes empresariales, comprender las sutilezas entre los diferentes planes estratégicos para la gestión de crisis es fundamental. 

Estos son el Plan de Recuperación ante Desastres (DRP), el Plan de Continuidad del Negocio (BCP) y el Plan de Respuesta a Incidentes de tecnologías de la información (TI). Cada uno juega un papel crítico y distinto en asegurar la resiliencia y la continuidad del negocio. Analicemos estos tres planes y entendamos por qué su empresa necesita enfocarse particularmente en desarrollar un robusto Plan de Respuesta a Incidentes de TI con playbooks integrados.

Imaginemos que un huracán devastador golpea la sede central de su empresa, destruyendo infraestructura crítica. Aquí es donde entra en juego el Plan de Recuperación ante Desastres (DRP). Se centra específicamente en la recuperación de la infraestructura de TI después de un desastre natural o humano. Incluye estrategias para restaurar hardware, aplicaciones, datos y conectividad, permitiendo reanudar las operaciones. Sin embargo, su alcance es limitado.

Extendiendo el escenario anterior, si el huracán no solo destruyó su infraestructura, sino que también interrumpió sus operaciones comerciales, necesitaría un Plan de Continuidad del Negocio (BCP). Este plan es holístico, abarcando no solo la recuperación de TI sino también la gestión de recursos humanos, procesos comerciales, activos empresariales, y flujos de trabajo. El objetivo es mantener la continuidad del negocio durante y después de un incidente, minimizando el tiempo de inactividad y sus consecuencias financieras.

Ahora, considere un escenario diferente: un ciberatacante sofisticado lanza un ciberataque, comprometiendo datos sensibles de su empresa. Plan de Respuesta a Incidentes de TI está diseñado para este tipo de crisis. Se centra en la preparación, respuesta y recuperación ante eventos de ciberseguridad, limitando el daño y reduciendo los tiempos de recuperación y costos. Va más allá de la recuperación técnica, abordando la seguridad de la información, la gestión de crisis y la comunicación (interna y externa) durante el incidente.

Dada la prevalencia y la astucia de los ciberataques modernos, es importante contar con un Plan de Respuesta a Incidentes de TI altamente efectivo, complementado con playbooks de incidentes. Estos playbooks, o guías, son esenciales porque proporcionan protocolos específicos para responder a diferentes tipos de incidentes de ciberseguridad. 

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Como líderes responsables de la organización, debemos implementar un Plan de Respuesta a Incidentes de TI. Colaborar con el equipo de ciberseguridad para identificar los riesgos más probables y perjudiciales para el negocio, y desarrollar playbooks para abordar estos escenarios. Además, es esencial realizar simulacros de respuesta a incidentes para probar y mejorar el plan y los playbooks.

Pero eso no se queda ahí, un tabletop de ciberseguridad es un ejercicio de simulación altamente estratégico que reúne a los tomadores de decisiones clave de una organización para discutir y explorar su respuesta ante una variedad de escenarios hipotéticos de ciberataques. Esta metodología, similar a un juego de rol, permite a la alta administración y a los equipos relevantes, como TI y legal, trazar y analizar cada paso que darían en caso de una brecha de seguridad o un ataque similar.

La importancia de estos ejercicios para la alta dirección radica en su capacidad para revelar proactivamente lagunas en las políticas y procedimientos actuales, mejorar la toma de decisiones bajo presión y fomentar una comprensión clara de las responsabilidades individuales durante un incidente real. 

Además, los tabletops refuerzan la necesidad de una comunicación efectiva entre los departamentos, ayudando a la organización a actuar de manera unificada y eficiente durante una crisis de ciberseguridad. Al exponer a la alta administración a estos ejercicios, se asegura que la alta administración esté tan preparada y bien informada como sea posible, fortaleciendo la resiliencia general de la empresa frente a las amenazas cibernéticas y protegiendo sus activos críticos.

Muchas veces se cree que con contar con un DRP o un BCP no es necesario un Plan de Respuesta a Incidentes. Pero también hay muchas organizaciones que solo están considerando un Plan de Respuesta a Incidentes sin contar con un DRP o BCP.

Ante las amenazas que vivimos hoy, estar preparado para los ciberataques no es solo una opción; es una necesidad para la supervivencia y el éxito continuo de su empresa.

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