DW.- Este 17 de septiembre, Día de la Constitución de Estados Unidos, Edward Snowden publica el libro “Vigilancia permanente” (Permanent Record) con el que denuncia justamente la “violación de la Constitución”, por parte de los servicios secretos de su país. El especialista en computación tenía poco más de 20 años cuando en 2009 comenzó a trabajar con el servicio secreto estadounidense NSA. Califica su trabajo en la “oficina de esclarecimiento” en su libro como “un puesto de ensueño”. Pero Snowden también cuenta cómo descubre el programa STELLARWIND, “el secreto más siniestro de la NSA”. Iniciado por Estados Unidos tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, STELLARWIND se convirtió en un instrumento de “vigilancia masiva”, a tal punto que “la tecnología ya no se usaba para defender a Estados Unidos, sino para controlarlo”, escribe Snowden. La enorme recopilación de datos de la NSA le recuerda las prácticas de la dictadura nazi en Alemania y la comunista en la Unión Soviética. En su trabajo, Snowden también descubre PRISM, un programa con el que Estados Unidos intercepta las comunicaciones de otros países. “Si mi generación no denuncia esto, la vigilancia empeorará”, se dijo entonces Snowden.

Sus revelaciones de 2013 dejaron al mundo estupefacto

Snowden describe un patrón de conducta: “Los países en los que sus ciudadanos son más críticos de la masiva vigilancia estadounidense, son los que han cooperado más estrechamente con Washington”. Y “Alemania está a la cabeza”,  dice Snowden. Gracias a las publicaciones de Snowden, Alemania se enteró de que el Servicio Federal de Inteligencia (BND) ha apoyado a la NSA en la recolección de datos, e incluso, que Estados Unidos tenía interceptado el celular de la canciller Angela Merkel. Los hallazgos de Snowden dieron lugar a la conformación de un Comité parlamentario de Investigación de la NSA, cuya presidencia asumió el cristianodemócrata Patrick Sensburg, profesor de derecho. El político alemán cree que Snowden actuó por “razones patrióticas”, guiado por la convicción de que “tenía que hacerlo por su país”. Y esta es exactamente la impresión que Snowden transmite en su libro que sale justo este 17 de septiembre, el Día de la Constitución de Estados Unidos. Lo que Sensburg no entiende es por qué Snowden creía que solo denunciando “ayudaba a su país”. Snowden escribe en su libro que las prácticas de la NSA habían dejado de ser una “directiva de trabajo” para convertirse en una ideología de la que los empleados eran cómplices que solo cumplían órdenes que no se les ocurría objetar.

La edición de “Vigilancia permanente” en alemán

                                 

“Whistleblowing” en Alemania

Lo que Snowden hizo, hubiera sido también un delito penal en Alemania: publicar documentos clasificados como secreto. Una de las consecuencias positivas de la acción de Snowden, es que Alemania creó una vía parlamentaria para abordar las quejas del trabajo interno de los servicios alemanes de inteligencia. Ahora, los empleados pueden dirigirse directamente al Comité de Control Parlamentario. Gracias a Snowden, en Europa se abrieron canales para los denunciantes fuera de los servicios de inteligencia. La UE ha regulado que todas las grandes corporaciones deben establecer un punto de contacto para denunciantes, y desde este año, Alemania aprobó una ley que permite la revelación de “secretos comerciales”, cuando ello “proteja el interés público general”. En su libro “Vigilancia permanente”, Snowden acusa a los gobiernos europeos de no defenderlo. Él ha pedido asilo político a 27 Estados, incluida Alemania. Pero “ninguno de ellos ha tenido la valentía de resistir la presión de Estados Unidos”, escribe Snowden. Edward Snowden está obligado a quedarse en Moscú, en donde en 2013 solo quiso hacer una escala camino a Ecuador. Este contenido se publicó originalmente en DW.COM y puedes ver esa nota haciendo click en el logo:

 

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