Así como los seres humanos tenemos la capacidad de crear arte y lenguaje, también nos invade la profunda necesidad de establecer conflicto, esos dos lados que Nietzsche describe sobre nuestra existencia. Las guerras de miles de años, como en Medio Oriente, que enfrenta creencias esenciales sobre ética, religión, o estructura socioeconómica han sido históricamente el “gigante dormido” que hoy regresa con crueldad. 

Con la crueldad de niños muertos y ancianos retenidos, donde miles y miles pierden a cada momento su vida, su familia, su pasado, su porvenir. Una visión terrorífica y cruel del mundo. De ser humanos. De las fallas esenciales que nos acompañan y que crean esa maldad insaciable que trae a Zaratustra a la vida. Y que en cuatro días lleva 3,000 muertos y 6,600 heridos entre ambos bandos, además de 187,000 desplazados palestinos huyendo del bloqueo de recursos.

En un conflicto que parece no detenerse. La situación en Gaza se ha intensificado de tal manera que las autoridades israelíes anunciaron el asesinato de dos altos cargos de Hamás y un ataque “sin precedentes” a la Franja. El ejército israelí ha informado recientemente que respondió con artillería a disparos desde Siria, marcando este como el primer ataque desde ese país desde que comenzó la escalada de violencia entre Israel y las milicias de Gaza. Todo esto mientras el primer avión con munición avanzada traído de Estados Unidos llega a apoyar a sus aliados judíos.

Para comprender el momento actual, debemos mirar atrás. En 2021, Hamás lanzó cohetes contra Israel tras enfrentamientos en la mezquita de Al Aqsa, desencadenando un conflicto de 11 días que resultó en la muerte de más de 200 personas. En 2022 y 2023, vimos una escalada de ataques y represalias que culminaron con este escalamiento.

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El ataque de Hamás ha sido calificado por Israel como “nuestro 11 de septiembre”, haciendo referencia a la magnitud y sorpresa del mismo. Si bien la operación de Hamás ha sido meticulosa y compleja, sorprende que con la avanzada tecnología y vigilancia que posee Israel, Hamás haya conseguido burlar su inteligencia, reviviendo fantasmas del pasado.

¿Por qué Hamás elige atacar ahora? Una posibilidad es que se aprovechó de la situación política y moral que atraviesa Israel, sumada a las protestas semanales contra la administración de Netanyahu. Es evidente que el enfoque del ejército israelí en proteger los asentamientos judíos en Cisjordania dio a Hamás una ventaja. A esto se suma la posible intervención de la Fuerza Quds de Irán, apoyando la ofensiva de Hamás y la creciente amenaza de la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita.

Dicho esto, es hora sin rodeos de preguntarnos: ¿está el mundo preparado para enfrentar una conflagración global? El conflicto entre Israel y Hamás no es una anormalidad aislada, sino un reflejo de la volatilidad y complejidad del escenario internacional. Al sumar las tensiones en Ucrania y las provocaciones de otros actores globales incluyendo Taiwán, o África Central, nos pone ‘al borde de un precipicio’.

Es crucial que la comunidad internacional no vea estos eventos como piezas separadas, sino como partes de un todo que podría desencadenar una catástrofe de proporciones mundiales. Si no tomamos medidas preventivas y mediamos en estos conflictos, podríamos encontrarnos en un camino irreversible hacia la guerra.

Es por eso que en medio de esta creciente tensión la reciente postura de Gustavo Petro, presidente de Colombia, preocupa y confunde. Sus mensajes en X (antes Twitter) han escalado a tal nivel, que fueron citados por el propio grupo terrorista Hamás en su cuenta de Telegram. Un efecto ‘bola de nieve’ causando consternación no solo en Colombia, sino también en la arena internacional, donde la claridad y firmeza diplomática han sido contundentes y esenciales. 

Porque este conflicto entre Hamás a Israel no es más que un eco siniestro de la agitación que ha caracterizado al mundo en los últimos años. Este acto violento reafirma la creciente inestabilidad que se ha venido gestando, sugiriendo un futuro incierto y, potencialmente, devastador. 

La constante sensación de tensión y la impredecible naturaleza de los conflictos actuales no solo amenazan la paz regional, sino también la estructura de la comunidad global. Mientras nos adaptamos a vivir en un estado de crisis perpetua, se hace fundamental entender el porqué de estos hechos y buscar soluciones viables para garantizar un futuro más seguro.

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*El autor es consultor global de negocios; enfocado en consumo masivo, estrategia competitiva, innovación, y prospectiva.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

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