Ayer por la noche, las tres personas candidatas a la Presidencia de México tuvieron el primer debate, en el cual hubo muchas propuestas, pero pocas explicaciones sobre cómo lograr lo planteado.

En materia educativa, la propuesta principal fue la creación de un sistema universal de becas para todos los niveles escolares, creación de más escuelas y mejorar las condiciones laborales de las personas docentes.

Aunque lo propuesto en materia educativa es deseable para un país que busca desarrollarse, resulta poco clara la forma en cómo alcanzar dichos objetivos, ya que, las personas candidatas no mencionaron las fuentes de financiamiento para sus planes.

Crear nuevas escuelas (y, por ende, contratar a más docentes), consolidar un programa universal de becas y un plan de capacitación docente es algo que requiere dinero y que no puede ser cubierto con una inversión del 5% del Producto Interno Bruto (PIB) tal como ocurre en nuestro país de forma histórica.

También se mencionó que más escuelas y estudiantes en ellas es atender las causas de rezago social e inseguridad, lo cual es cierto, siempre y cuando se esté ofertando una educación de calidad en espacios adecuados y con entornos seguros.

Todo lo anterior no ocurre hoy en México y su mejora no pasa por emitir decretos, sino por gastar más y mejor en ese tema.

En lo que se refiere al tema de salud, de nueva cuenta, el tema de las transferencias monetarias y facilitar la formación de más personal médico fue lo planteado como solución, pero sin mencionar que el gasto en salud en México se mantiene en torno al 4% del PIB, de un PIB que crece en términos reales muy poco año con año.

Los últimos temas que se discutieron en el debate presidencial fueron la no discriminación, grupos vulnerables y violencia contra las mujeres. Para dichos temas, las propuestas de nueva cuenta se centraron en el otorgamiento de becas y el establecimiento de un sistema de cuidados, aunque sin mencionar las fuentes de financiamiento para consolidar dichas propuestas.

Si se utiliza como guía al sistema de cuidados de Uruguay (modelo referente en la región), de nueva cuenta, la cantidad invertida en temas sociales y de salud no puede ser limitada como ocurre en México, ya que, es necesaria la creación (y mantenimiento) de un sistema de estancias, clínicas, geriátricos y escuelas de tiempo completo.

A pesar de que las propuestas de transferencias monetarias son deseables, ya que, tienen como fin reducir desigualdades económicas y establecer un piso parejo entre distintos grupos de la población, los recursos económicos deben incrementarse sustancialmente para poder concretar lo propuesto en el debate presidencial y la única forma de hacerlo es a través de una reforma fiscal que permita recaudar más y gastar de mejor manera.

No es posible mantener por seis años más la idea de que se puede hacer más con menos y que con simples ahorros presupuestales puede financiarse de manera óptima un país, ya que, el llegar a más personas con servicios de calidad implica gastar más dinero y para eso, el camino es plantear una reforma fiscal que le garantice al Estado mexicano tener las herramientas económicas para incrementar su gasto público en materia social.

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El autor es docente de Economía en la UNAM, coordinador del Programa Único de Especializaciones en Economía (Posgrado, UNAM).

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