Reuters.- México amaneció este lunes con una imagen insólita en escuelas, universidades, empresas e instituciones públicas: muy pocas mujeres y niñas ocupaban sus lugares por el paro nacional para protestar por el aumento de la violencia de género y los feminicidios. Un día después de multitudinarias marchas que tiñeron de morado varias ciudades del país y del mundo durante el Día Internacional de la Mujer, la indignación llevó a gran parte de la población femenina, más de la mitad de los 120 millones de mexicanos, a quedarse en sus casas. Crónica: El 8M reunió todas las demandas y a distintos tipos de feminismo El paro nacional, bautizado como #UnDíaSinNosotras, fue convocado por varios colectivos feministas después de que el año pasado casi 1,000 mujeres fueron asesinadas en el país por razones de género, 137% más que en 2015, cuando se comenzó a llevar un registro oficial. “Voy a parar el lunes, muchas aquí pararemos ese día, será un día histórico, hay que darle continuidad a la marcha y a todas las acciones que se están haciendo en pro de las mujeres y nuestros derechos. ¡Ya basta!”, dijo el fin de semana a Reuters Carmen Rojas, una empleada de supermercado de 52 años de edad. La protesta está inspirada en un movimiento surgido en Islandia. En octubre de 1975 las mujeres decidieron no asistir al trabajo, no dedicarse a las labores del hogar y, en su lugar, tomar las calles de su país para exigir la igualdad. El movimiento en las calles de la capital mexicana resultó menos agitado de lo habitual, con mayor fluidez en el tráfico de vehículos, el mejor termómetro para medir la actividad de una urbe frenética. Sin embargo, muchas mujeres, sobre todo las que viven en la informalidad laboral, sí salieron a trabajar. Para suplir la ausencia femenina, hubo soluciones como la de la emisora W Radio, que optó por utilizar la voz de Google Translate para cubrir a sus locutoras y periodistas mujeres, mientras algunas empresas pidieron a sus trabajadores masculinos usar alguna prenda de color morado. La protesta feminista se ha convertido en un dolor de cabeza para el presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, cuestionado por culpar al “neoliberalismo” de la violencia de género y pedir a las mujeres que no se dejaran “manipular” por los “conservadores” que buscan atacar a su gobierno. Te recomendamos: ‘No te subas al barco petrolero, se te romperán las uñas’: mujeres hablan sobre machismo

 

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