El gobierno mira los ejemplos de Noruega y Reino Unido para modernizar la paraestatal, pero para ello necesita fortalecer al Estado como regulador.   A espera de que se presente la iniciativa de reforma al sector energético en la segunda mitad del año, el gobierno hasta ahora ofrece una certeza: que Pemex y el petróleo seguirán siendo propiedad del Estado, así lo dijo el presidente Enrique Peña Nieto el pasado 18 de marzo, al conmemorar el 75 aniversario de la Expropiación petrolera. Pero el mandatario también dijo que la paraestatal debe “transformarse y modernizarse” para aumentar la renta petrolera y suministrar los insumos necesarios para el crecimiento económico. Para llevar a cabo esta transformación, el gobierno mira al Mar del Norte, especialmente a Noruega e Inglaterra, países que conservan la propiedad de sus hidrocarburos pero permiten la inversión privada. La característica principal del modelo noruego son sus buenas prácticas de gobierno y transparencia con la empresa Statoil, mientras que en el modelo inglés destaca su fuerza reguladora; cosas de las que, hoy por hoy, México carece. ¿Estos modelos son inalcanzables para Pemex? La clave está en fortalecer al Estado y sus instituciones, y que las empresas vean las reglas claras, consideran especialistas.   El espejo noruego El pasado 8 de mayo, la Secretaría de Energía (Sener) organizó un seminario sobre la experiencia de Noruega en materia petrolera con la empresa propiedad del Estado, Statoil. “Han conseguido elevar su renta petrolera, explotar racionalmente sus yacimientos, evitar la quema de gas asociado, además de aprovechar la industria de los energéticos, sin petrolizar su economía. Han sabido captar capitales y tecnología mundial, sin perder la propiedad estatal sobre su riqueza petrolera”, destacó el secretario Pedro Joaquín Coldwell en ese encuentro. Al respecto, el presidente de la Comisión de Energía en el Senado, David Penchyna, resalta en entrevista las cualidades que tiene el modelo noruego con su paraestatal: “Statoil es el ejemplo de que trabajar con el sector privado no es privatizar. Los noruegos son dueños de sus recursos energéticos, pero han hecho alianzas estratégicas para que haya competitividad y competencia en el sector energético, maximizando la renta”. Miriam Grunstein, investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), menciona que el modelo noruego ha sido muy exitoso. “Tiene un sistema muy competitivo de concesiones, y las licitaciones se hacen con la mayor transparencia. Tienen un registro muy nítido de sus ingresos petroleros, pero las finanzas del país no dependen de estos”, agrega. Noruega tiene la mejor evaluación en gobernanza corporativa en el sector petrolero a nivel mundial, de acuerdo con el índice del Revenue Watch Institute. México se encuentra en el sexto lugar, sólo por delante de países subdesarrollados en este aspecto. Pero algunas carencias de México dificultarían importar este modelo y adaptarlo a Pemex. “Noruega es un país con una alta recaudación per cápita, tienen muy buen manejo de sus finanzas públicas y una cultura fuerte de Estado de Derecho e institucionalidad; y es todo lo que nosotros no somos. Es un modelo muy loable por muchas razones, pero que sea adaptable a nuestras realidades es muy dudoso”, considera Grunstein.   La fuerza reguladora británica Durante el mandato de Margaret Thatcher como primer ministro del Reino Unido, se realizaron una serie de privatizaciones en diversos sectores, en especial el energético como British Petroleum y British Gas, para aumentar la competencia. Hoy Gran Bretaña es el productor más importante de petróleo en Europa. El éxito de este modelo reside en la sólida regulación, comenta el senador David Penchyna: “Son marcos regulatorios muy serios en el manejo del medio ambiente y en las reglas de competencia económica. En cualquier proceso de apertura donde se pueda combinar capital público y privado, a mayor inversión, hay mayor regulación”. Pero la falta de regulación seria es uno de los problemas que arrastra el país, acota Miriam Grunstein, del CIDE. “Los ingleses tienen un historial de instituciones muy fuertes. Para que pasáramos al liberalismo ‘thatcheriano’ tendríamos que pasar por una época de regulación muy fuerte. Y en México eso no ha ocurrido.” En la Estrategia Nacional de Energía, el diagnóstico es claro: La debilidad regulatoria de las instituciones en el país se debe a una inadecuada naturaleza jurídica, facultades insuficientes para regular e insuficientes recursos humanos y materiales. “Para que el mercado funcione, tienes que tener un Estado muy fuerte, que contenga los intereses ya creados, es decir, los económicos y políticos, que tienen mucha historia”, dice Grunstein.   ¿Sólo un sueño? Aunque el país tiene muchas deficiencias en materia regulatoria y de gobernanza para tener el sector energético soñado, los casos de Noruega e Inglaterra valen la pena revisarse, no para copiar sus modelos, sino para adaptar lo más útil, considera David Penchyna, senador del PRI. “Creo que son dos modelos que hay que revisar sin mitos ideológicos y con un debate basado en la realidad y no politizado. México sigue con un modelo que ha demostrado sus deficiencias. Hay que apostar por una reforma que aproveche las experiencias exitosas”, agrega. Pero mientras se espera conocer el contenido de la iniciativa de reforma energética, parecería que estos buenos deseos seguirán siendo sólo eso. “Yo favorezco una apertura, pero hay muchos factores que hacen pensar que esto no podría pasar”, manifiesta Miriam Grunstein.

 

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