Hay quienes señalan que los adolescentes comienzan a hartarse de la red social para buscar otras más divertidas o funcionales, ¿cuánto hay de cierto en esas afirmaciones?   Hace unas semanas la Universidad de Harvard a través del Pew Research Center, publicó un estudio que sembró dudas en varios sectores de los medios de comunicación y la publicidad. En dicha investigación titulada “Teens, Social Media, and Privacy” se hablaba sobre la forma en que los adolescentes utilizan las redes sociales y proponía que el desinterés en Facebook estaba creciendo, mientras que redes como Twitter e Instagram, aumentaban su tasa de crecimiento e interés de manera acelerada. Si bien todo lo anterior es cierto, hay que detenernos a hacer lecturas con profundidad. El estudio que se centraba sobre lo que los adolescentes hacían y mostraban en Internet, en realidad no decía que drásticamente hubiera un éxodo de Facebook, sino más bien que un número marginal de adolescentes y jóvenes empezaba a abandonar dicha red y que el desinterés iba aumentando considerablemente, debido a la cantidad de gente adulta que ya contaban con un perfil, aunado a la tensión de mantener una reputación en línea y el aumento de lo que los usuarios calificaban como contenido “vano e inútil”. Algunos medios de comunicación tomaron la noticia como si se tratara del anuncio de la decadencia de Facebook y por consiguiente, de las redes sociales; no obstante, tal fin aun se encuentra muy lejos, pues si bien la red de Zuckerberg se encuentra en la tasa de crecimiento más baja reportada en su historia (1.67% mensual en marzo 2013, lejano de aquel 178% reportado en agosto de 2008), esto probablemente indique que ya llegó a su punto de equilibrio. Ahora bien, el número de adolescentes que se retira de Facebook es aún marginal, comparado con el que se integra. Es decir, siguen entrando más personas de las que salen. No obstante, el estudio arroja datos interesantes de lo que dentro de algún tiempo podría convertirse en una tendencia. Por ejemplo, si bien hay cierta tendencia a creer que Facebook hay demasiado “drama” y mucho contenido basura, muchos de los adolescentes no cancelan su cuenta debido a que sienten que si lo hacen, quedarán de alguna manera excluidos de su círculo social o no se enterarán de lo que acontece a su alrededor. Twitter parece ser la opción que muchos adolescentes buscan. Su crecimiento del 30% anual parece confirmarlo. De hecho, en el estudio del Pew Research Center, se menciona que los chicos se sienten mucho más satisfechos con su desempeño e interacción social en dicha red, así como en Instagram. Al parecer, los muchachos están creciendo y con ellos, sus intereses. No es raro pensar que si su forma de ver la vida cambia, sus aficiones y prioridades evolucionan y su forma de socialización se vuelve distinta, sus redes deben ir transformándose a la par que los usuarios maduran. Es la dinámica natural de las redes sociales. Por otra parte, si bien el hartazgo de Facebook es una tendencia clara, los adolescentes se muestran mucho más dispuestos a revelar datos personales y de su vida privada que antes. Y eso incluye desde sus fotografías reales, hasta sus correos electrónicos, números celulares y direcciones físicas. Además, muestran poco interés en quien accede a sus datos. Así, podemos encontrar dos grandes motivos que han llevado a esa tendencia de jóvenes a abandonar la que es considerada la mayor red social del mundo. Por una parte se encuentra la sensación de que Facebook dejó de ser cool; y por otra parte, corresponde a la dinámica natural de las redes sociales: es decir, en la medida que los usuarios van creciendo y cambiando sus gustos, sus redes también cambian. En Facebook es fácil encontrar a los compañeros de la escuela o amigos del barrio o la infancia, pero también no es difícil encontrar al jefe de la oficina, al director de la escuela y hasta a la abuelita. Y todos ellos con opiniones diferentes e incluso encontradas sobre lo que publicamos en nuestros perfiles. Esto ha dificultado mantener una reputación buena y permanente, pues lo que un grupo de personas considera adecuado, las demás podrían juzgarlo de inapropiado e indecente. Por supuesto que hay filtros y formas de evitar que usuarios vigilen nuestros contenidos, sin embargo, esto resulta en tomar una serie de medidas y cambiar nuestro estatus de seguridad en cada publicación, lo que vuelve la experiencia engorrosa y comprometedora. En otras palabras, está dejando de ser cool publicar lo que sea. Esto hace nos hace voltear a lo que verdaderamente nos interesa de las redes sociales: sus modelos de comunicación e interacción, más que a las plataformas. Es mucho más importante entender la forma en la que se construyen las relaciones sociales a través de la tecnología que los soportes donde se dan. A final de cuentas, la tecnología es lo más desechable del mundo. Para consultar el estudio: www.pewinternet.org   Contacto: @sincreatividad

 

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