Un sector bancario concentrado, el bajo acceso al financiamiento a las empresas y que la mayoría de las personas siguen sin acceso al sistema financiero obstaculizan el impacto de la política monetaria de Banxico.   La teoría dice que si bajan las tasas de interés, el costo del dinero se reduce, aumenta el consumo y se reactiva la economía. Pero esto rara vez, y menos en México, se cumple. Durante 2009, el año más difícil durante la crisis financiera global, el Banco de México (Banxico) realizó varios cortes a la tasa de referencia, dejándola de 8.25% a 4.5%. Ese año, el PIB del país cayó 6.5%, de acuerdo con el comunicado emitido por el Instituto Mexicano de Estadística y Geografía (Inegi) el 22 de febrero de 2010, aunque en la serie trimestral anualizada del instituto, la cifra final fue de -4.7%. Mientras que las tasas de interés a las tarjetas de crédito se redujeron sólo 0.09% en el mismo periodo. En 2013, Banxico recortó nuevamente la tasa, hasta dejarla en 3.0% el pasado 6 de junio. En esa ocasión, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, calificó la decisión como “acertada y oportuna” porque “alienta el crecimiento económico”. Lo cierto es que la política monetaria del banco central tiene efectos reducidos sobre la economía. ¿Por qué, aunque las tasas bajen, los créditos siguen sin bajar su costo? Esto se debe a varios factores, pero hay tres principales: un sector bancario concentrado, el bajo acceso al financiamiento a las empresas y a que la mayoría de las personas sigue sin acceso al sistema financiero.   Un ‘pequeño oligopolio’ De octubre de 2012 a diciembre de 2013, el número de bancos con presencia en el país aumentó de 39 a 46. Aunque el sector sigue concentrado. “La administración de activos actualmente se encuentra dominada por un pequeño oligopolio de proveedores pertenecientes a bancos”, señala Accival, casa de bolsa de Banamex, en un análisis publicado en junio pasado. A febrero de 2014, los tres principales bancos del país (BBVA Bancomer, Banamex y Santander) tienen 71% de las 16.2 millones de tarjetas de crédito emitidas en México. De febrero de 2013 al mismo mes de 2014, la Tasa de Interés Efectiva Promedio Ponderada (TEPP) pasó de 23.8% a 24.1%, de acuerdo con el reporte de indicadores básicos de tarjeta de crédito de Banxico. Por el lado del crédito hipotecario, estos mismos tres bancos tienen 64% del total de cartera, que a mayo de este año asciende a 473,795 millones de pesos (mdp), según datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Carlos Capistrán, economista en jefe para México de Bank of America Merrill Lynch, comentó en sus expectativas de mitad de año, en junio pasado, que entre menos concentrado esté el sector bancario, “más potente será la política monetaria de Banxico”. La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) realiza un análisis de la competencia en el sistema bancario y los fondos de inversión en México, cuyos resultados, se prevé, se publicarán el próximo 9 de julio.   Pocas empresas tienen crédito La baja competencia en el sector bancario no es el única ‘culpable’ de que la política monetaria de Banxico tenga efectos menores en la economía. “Para tener tasas de interés más bajas que resulten sostenibles en la economía mexicana se requiere ir mucho más allá de la concentración en el sistema bancario y de la política monetaria del banco central”, opina Mario Correa, economista en jefe de Scotiabank México. El analista señala que es necesaria una mayor competitividad en el funcionamiento del sistema financiero , certeza jurídica en el cumplimiento de contratos y una regulación inteligente para que los agentes económicos tengan una mayor oferta y acceso al crédito. Para las empresas, la banca no es su primera opción de financiamiento. En el primer trimestre del año, 84.5% de las empresas recibieron crédito de proveedores, mientras que 34.8% utilizó crédito de la banca comercial, menos que el 36.1% del trimestre previo, de acuerdo con datos del Banco de México (Banxico).   Poca penetración financiera La insuficiente inclusión financiera en el país también juega en contra para tener tasas más bajas. De acuerdo con el reporte de inclusión financiera 2013 de la CNBV, sólo 24.9 millones de personas cuentan con alguna cuenta de ahorro formal. También es patente que el mayor uso que hace el público del sector financiero es para servicios básicos. De las 28.5 millones de personas que indicaron utilizar sucursales bancarias, más de la mitad las utiliza para realizar retiros de efectivo, 49.4% para hacer depósitos, y el resto para el pago de servicios y de tarjetas de crédito. Sólo 13% de los encuestados dijo tener banca por Internet y 6% banca móvil. Por otro lado, la cobertura de las sucursales bancarias alcanza a 47% de los municipios, donde vive 91% de la población adulta, pero sólo 40% utiliza este canal. Si se quiere que la política monetaria tenga mayores efectos sobre el crédito tendrá que superar estos factores, y otros que son inherentes a la economía. “La tasa de interés es el precio del dinero en el tiempo, y si bien puede determinarse artificialmente mediante la política monetaria del banco central, debe reflejar factores fundamentales como la disponibilidad de ahorro en la economía, las preferencias intertemporales de los individuos, la percepción de riesgo prevaleciente en el entorno, la eficiencia y escala del sistema financiero, y las perspectivas de crecimiento de la actividad económica”, señala Mario Correa, de Scotiabank.  

 

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