Por: Cris Urzua*
Donald Trump, en definitiva, es un buen vendedor. Esto es algo que creo que todos sabíamos y que yo pude reafirmar luego de hablar con Marianne Williamson, ex contendiente a la candidatura demócrata por la presidencia de los Estados Unidos.
Aunque nos cueste admitirlo, el empresario republicano logró agitar tanto el dolor de un sector de la población estadounidense y venderles la idea de que los mexicanos eran los causantes de ese dolor y sus políticas la mejor solución (entre otras cosas).
En ese momento, Trump logró verse como la “alternativa” al establishment o a las típicas familias de políticos estadounidenses como los Bush y los Clintons.
Pero, ¿por qué Donald Trump es un buen vendedor?
Porque conoce la importancia de polarizar, sí polarizar, que es tomar una postura extrema para diferenciarse del resto. Con ello pudo comprar la participación de tu cerebro (y el de toda la sociedad americana) para que en automático pienses en él.
Una buena estrategia, ¿no? Muchos políticos, de todas partes la usan y funciona (AMLO lo ha sabido hacer perfectamente usando los términos chairos y fifís por ejemplo).
Luego de cuatro años, ¿Le servirá la misma fórmula a Trump para venderse dentro de los americanos y reelegirse como presidente? Desafortunadamente para sus críticos, hay una gran posibilidad de que esta estrategia vuelva a funcionar.
Y es que venderse como un “producto” único es algo que no pasa de moda.
Ahora, ¿los demócratas tienen a alguien que se distinga por ser único pero desde el punto de vista positivo?
Sí lo tienen, o mejor dicho, lo tenían con Marianne Williamson y Bernie Sanders.
Probablemente ya sepas quién es Bernie Sanders, pero el nombre de Marianne tal vez te tome por sorpresa. Tuve la oportunidad de entrevistar a Marianne y esto me comentó acerca de su persona:
Ella se considera diferente a otros políticos estadounidenses.
Pero, ¿por qué?
Marianne Williamson tiene una visión completamente diferente de los mexicanos. Para ella, “hay mucha presión en México para obtener sus propios valores, para ir en contra de la dedicación impuesta a los derechos humanos”.
Y es que Williamson reconoce la relación desigual que ha tenido México con los Estados Unidos y sobre todo, es consciente del papel que representa nuestro país dentro las políticas norteamericanas.
Pero ella está dispuesta a corregir esas desigualdades y eliminar la tendencia de los políticos americanos de arrojar la culpa de todos sus problemas a los países vecinos como es el caso de México y los demás países de Latinoamérica.
El arma secreta de Marianne para lograrlo: el amor.
Sí, aunque suene un poco extraño escuchar hablar de un político estadounidense de amor, Marianne es una fiel creyente de que lo que hace feliz a las personas es la capacidad de amarse a uno mismo y amar a los demás.
Pero, Marianne ha dejado la contienda y durante todo el proceso electoral interno de los demócratas apoyó al candidato Bernie Sanders (empresario judío). Lamentablemente, todo su esfuerzo no rindió frutos pues este abandonó la carrera electoral debido a la emergencia sanitaria del Covid-19 y dejando a Joe Biden como el candidato definitivo de los demócratas.
Ahora, Joe Biden está buscando una vicepresidenta, y hay muchas mujeres demócratas que suenan —como Elizabeth Warren— para ocupar ese lugar, pero en ninguna parte se escucha el nombre de Marianne. ¿Por qué? Porque difícilmente Marianne acompañaría a Biden por la diferencia de visiones entre ambos.
Pero, si los demócratas quieren recuperar la presidencia tienen que romper todos las barreras que se han autoimpuesto y crear una verdadera fórmula que le haga pensar a la sociedad estadounidense que no son parte del establishment.
Ahora, tienen de su favor la mala gestión de Trump con el Covid-19 y depende de cómo la usen, podrán regresar a la Casa Blanca.
¿Encontrarán los demócratas la manera de polarizar y venderse como únicos?
Eso lo veremos en las próximas elecciones.
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