La producción francesa de vino en 2023 se situará cerca del promedio de los últimos cinco años, con unas perspectivas favorables en Champaña y Borgoña que contrastarán con las de Burdeos, afectada por la enfermedad, según el Ministerio francés de Agricultura.

Se prevé que la producción total de vino se sitúe entre 44 y 47 millones de hectolitros, una horquilla que abarca tanto el promedio quinquenal de 44.5 millones de hectolitros como la producción de 2022, de 46.1 millones de hectolitros, indicó el Ministerio en un informe publicado el martes.

Un hectolitro equivale a 100 litros o 133 botellas de vino estándar.

Los frecuentes chubascos tormentosos y el calor de mayo y junio crearon las condiciones propicias para la aparición del mildiu en las regiones vinícolas de Burdeos y el Suroeste, por lo que las previsiones de producción son provisionales para esas zonas, según el Ministerio.

“Nunca habíamos estado en una situación con tanta incertidumbre y contrastes”, dijo a Reuters por teléfono Jerome Despey, productor del sur de Francia y presidente del comité vitivinícola de la oficina agrícola FranceAgriMer.

Se espera que la vendimia vuelva a su calendario habitual, tras el adelanto del año pasado, por lo que las perspectivas de cosecha no se aclararán hasta que la vendimia esté en pleno apogeo a partir de finales de agosto.

Las pérdidas por enfermedades podrían agravar las dificultades de los productores bordeleses.

La caída de la demanda de vinos tintos, pasados de moda entre los consumidores más jóvenes, llevó al Gobierno a ofrecer ayudas a los productores este año.

El sector vitivinícola quiere que el Gobierno amplíe la financiación de un plan de destilación para poder liquidar 3 millones de hectolitros de existencias de vino, principalmente en Burdeos y Languedoc-Rosellón, en el extremo sur, dijo Despey.

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Vino francés, un año desequilibrado

En el sur, se prevé que la sequía reduzca la producción en la región de Languedoc-Rosellón.

Sin embargo, la situación era favorable en el resto del país, donde el crecimiento de la uva se vio favorecido por un clima ideal durante el periodo de floración y por las lluvias de principios de verano.

La producción superó el promedio quinquenal en Champaña, donde las heladas y el granizo causaron daños limitados este año, y también en Borgoña, a pesar de algunos casos de mildiu, añadió el ministerio.

Con información de Reuters.

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