El legendario inversionista logró algo inaudito en los noventa: hacer más de 1,000 mdd en un mes. ¿Qué nos dice su estrategia de la crisis europea actual?   Por Steve Schaefer Los ciudadano griegos votaron en contra de nuevas medidas de austeridad exigidas por la troika que financia su paquete de rescate, generando aún más dudas sobre el futuro del país como miembro de la zona euro y sembrando la desconfianza en los mercados de bonos y de divisas. El euro se ha desplomado de 1.20 a 1.09 dólares este año (ver gráfico). El temido desenlace de la moneda –que, sin duda, requeriría mucho más que la salida de Grecia– trae a la memoria otro fiasco monetario, uno ocurrido la década de 1990, cuando George Soros y un grupo de inversionistas que incluía a sus compañeros de fondos de riesgo Paul Tudor Jones y Bruce Kovner, apostaron en contra de la capacidad del banco central para mantener a flote su moneda. Forbes analizó ese fenómeno en su edición del 9 de noviembre de 1992, revelando cómo Soros ganó 1,500 millones de dólares (mdd) en sólo un mes apostando a que la libra esterlina y otras monedas europeas estaban demasiado sobrevaluadas en comparación con el marco alemán. El grupo cobró en grande. Los Fondos de Jones ganaron 250 mdd, mientras que Caxton Corp de Kovner se llevó 300 millones, pero nadie hizo más que Soros, quien se embolsó 1,500 mdd en ese fatídico septiembre. (La victoria hizo de Soros una leyenda e hinchó las arcas de su empresa, sus activos bajo gestión se dispararon de 3,300 a 7,000 mdd, a mediados de octubre de 1992 y a 11,000 millones a finales de 1993.) “Ellos apostaron a que los políticos y los bancos centrales no podían mantener artificialmente por mucho más tiempo los altos tipos de cambio en los intereses de la unidad europea”, escribieron los autores Thomas Jaffe y Dyan Machan. La inversa aplica estos días en los que muchos traders cuestionar cómo podrían los líderes europeos mantener su tenue control sobre las tipos de cambio y los rendimientos de los bonos de la zona euro, donde varias naciones cuentan con rendimientos de bonos a 10 años muy por debajo de los de Estados Unidos, que por lo menos controla su propia moneda. Una cosa es clara: el riesgo no ha hecho sino aumentar desde 1992. Jaffe y de Machan escribieron en su texto (reeditado en su totalidad a continuación): “En otros tiempos, los poderosos banqueros centrales usualmente podrían frustrar a los especuladores. Lo hacían con la simple compra de grandes cantidades de la moneda más débil e inundando el mercado con la moneda más fuerte. Pero los tiempos están cambiando. Aunque los bancos centrales pueden movilizar decenas de miles de millones de dólares, el comercio en los mercados de divisas ahora suma un billón de dólares al día.” El comercio en moneda extranjera no ha hecho sino crecer –vinculado a más de 5 billones de dólares (trillions) al día por el Banco de Pagos Internacionales– pero también lo ha hecho la capacidad financiera de los bancos centrales. El balance de la Reserva Federal se sitúa en 4,500  billones de dólares después de años de flexibilización cuantitativa, mientras que el Banco Central Europeo presentó un plan de compra de bonos por 1,100 billones de euros que se extenderá hasta 2016. Eso hace que las sumas apostadas por Soros resulten prácticamente insignificantes en comparación. Entonces, ¿podría repetirse el caso Soros hoy? Los operadores sin duda pueden posicionarse para beneficiarse si el euro colapsa, pero la apuesta de Soros se benefició de la naturaleza insular del Banco de Inglaterra en la década de 1990. “El mundo es mucho más pequeño de lo que era en 1992”, dice Dean Popplewell, vicepresidente de análisis cambiario de divisa en Oanda. “Los bancos centrales hoy trabajan mucho más rápida y colectivamente que en años anteriores, para evitar efectos en cadena.” La década pasada ofreció un montón de lecciones sobre la rapidez con la que puede surgir una crisis, desde el colapso de 2008 al lío de deuda soberana europea que aún irrita a los mercados financieros. Los bancos centrales se han trasladado a la vanguardia, comunicando sus acciones de manera más transparente. Si bien no se pueden aislar los casos de rupturas –que el Banco Nacional Suizo retirara sorpresivamente su paridad con el euro en enero fue mucho más una reminiscencia de 1992 que nada– el comercio se ha mantenido en gran parte fluido y ordenado, dice Popplewell, señalando la reciente alza en los rendimientos de bonos alemanes que fue significativo, pero de rápida absorción en el mercado. La política de la Fed es también un elemento crucial en la historia del euro, ya que la divergencia en las tasa de interés fue lo que ayudó a que Soros a ganar en 1992. Si solamente considerara las condiciones de Estados Unidos, la Fed probablemente habría elevado las tasas al menos una vez este año, quizás dos, sugiere Popplewell, pero está claro que Janet Yellen y sus colegas de los bancos centrales tienen una perspectiva más global que toma en cuenta la fortaleza del dólar, los problemas de Europa y el peligro inminente de que el recalentado mercado de valores chino se derrumbe. Si esas preocupaciones mantienen en pausa las subidas de tipos de la Fed, llevará más tiempo para que paguen las apuestas sobre la divergencia de su política con el BCE. ¿Los traders ganarán dinero si el euro cae a la paridad del dólar o por debajo? Por supuesto. Se dice que una gran cantidad de fondos de cobertura con un enfoque macro tienen posiciones cortas en euros, ¿pero alguno está siguiendo la estrategia de Soros, con una variedad de posiciones largas y cortas diseñadas para hacer miles de millones en el colapso de la moneda? Las probabilidades de que eso ocurras son probablemente un poco más modestas.   Cómo el mercado abrumó a los bancos centrales Noviembre 9 de 1992: Por Thomas Jaffe y Dyan Machan He aquí uno para el “Libro Guinness de los récords mundiales”: Aunque el mundo está lleno de multimillonarios, George Soros puede ser la primera persona en hacer más de 1,000 millones de dólares en menos de un mes. Así es: un mes. SEPTIEMBRE DE 1992 fue un mes que los administradores internacionales de dinero no olvidarán fácilmente. Especialmente George Soros, el legendario presidente del grupo de fondos Quantum. Soros y los clientes de sus cuatro fondos domiciliados en las Antillas Holandesas se llevaron la friolera de 1,500 millones de dólares (mdd) en sólo un mes, como resultado de la agitación en los mercados de Europa. Y el resto del equipo Soros también lo ha hecho este año: Entre finales de agosto y principios de octubre, el nuevo valor de los activos de su buque insignia Quantum Fund subió 31% de 3,300 mdd (en activos), 51% en los últimos 12 meses. A partir de mediados de octubre sus activos bajo gestión crecieron a 7,000 mdd. Hubo otros grandes ganadores en la crisis de divisas que derrocó a la libra esterlina, la lira y otras monedas europeas y humilló a los bancos centrales de Europa. Los grandes ganadores incluyen a Bruce Kovner de Caxton Corp. y a Paul Tudor Jones de Jones Investments. Los fondos de Kovner ganaron un estimado de 300 mdd, aumentando los activos a alrededor de 1,600 mdd; los de Jones subieron unos 250 mdd, a 1,400 mdd en activos. El mes de la trading salvaje y pura emoción que hizo hundió al Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio también fue una buena época para los bancos líderes de Estados Unidos con grandes operaciones en divisas, especialmente Citicorp, JP Morgan, Chemical Banking, Bankers Trust, Chase Manhattan, First Chicago y BankAmerica. Juntos, en el tercer trimestre, se anotaron más de 800 mdd antes de impuestos más de lo que normalmente ganan en un trimestre en el mercado de divisas. ¿Qué ha hecho esta gente para ganar tanto dinero? Apostar por lo inevitable. Apostaron a que la libra y otras monedas europeas más débiles estaban sobrevaluadas frente al marco alemán. Apostaron a que los políticos y los bancos centrales no podían mantener artificialmente por mucho tiempo los altos los tipos de cambio en los intereses de la unión europea. El Mecanismo de Tipos de Cambio de Europa fue creado en 1979 por los entonces miembros de la Comunidad Económica Europea para mantener las distintas monedas europeas relativamente estables entre sí. Se establecieron rangos de cambio relativamente estrechos en los que se suponía debían fluctuar los precios de las 11 monedas europeas. Pero el sistema podría funcionar sólo si los distintos países coordinaban sus políticas económicas. Si una nación tenía, digamos, una inflación más alta que otra, habría gran tensión en el sistema. Las diferencias en las tasas de interés también afectaban al diseño del sistema. Cuando las diferencias en las tasas de interés y las de inflación entre las 11 salieron de la línea, los bancos centrales tuvieron que intervenir para comprar y así apoyar el debilitamiento de la moneda contra los especuladores y operadores de cobertura de divisas. ­En otros tiempos, los poderosos bancos centrales normalmente podrían frustrar a los especuladores. Lo hacían con la simple compra de grandes cantidades de la moneda más débil e inundando el mercado con la moneda más fuerte. Pero los tiempos están cambiando. Aunque los bancos centrales pueden movilizar decenas de miles de millones de dólares, el comercio en los mercados de divisas ahora mueve un billón de dólares al día. Andrew Weisman, director de gestión de fondos de divisas para el banco francés Crédit du Nord, no se disculpa por las operaciones especulativas montadas por el suyo y otros bancos en contra de las tasas fijas. “Los bancos centrales motivaron la debacle de septiembre”,  afirma. ¿Por qué dice eso? Debido a que los tipos de cambio que estaban defendiendo pueden haber tenido sentido político cuando los líderes europeos se comprometieron a dar forma a la Comunidad Europea, pero ya no tenía ningún sentido económico. Soros y los otros que ganaron en grande cuando el mercado abrumó a los bancos, estuvieron involucrados en su mayoría en una variante u otra en una técnica básica: ir corto en las monedas más débiles. Ir corto en una moneda puede hacerse en un gran número de maneras. La más sencilla es simplemente pedir dinero prestado, digamos, liras italianas, y convertir el dinero prestado a, digamos, marcos alemanes a tipos fijos. Luego esperar a que la lira caiga fuertemente frente al marco, comprar en liras ahora más baratas para pagar tu deuda y embolsarte un montón de marcos alemanes adicionales. En septiembre, la lira se negociaba a 765 liras por marco. Cuatro semanas más tarde se necesitaban 980 liras para comprar un solo marco. Un especulador que había realizado esta operación habría obtenido un beneficio igual al 28% de la suma prestada. Pero su ganancia habría sido mucho mayor que 28%. Los especuladores con líneas de crédito sustanciales como Soros pueden pedir prestado con un margen de 5% y obtener apalancamiento de 20 a 1. Esto significa que puede pedir un préstamo de 1,000 mdd para la especulación mediante la colocación de sólo 50 mdd en efectivo. El resultado: En lugar de haber ganado 28% de su apuesta a la lira, habría hecho 560%, o 280 mdd. Hay otras maneras, por supuesto, de jugar los mercados de divisas: a través de futuros y opciones, por ejemplo. Soros en realidad desarrolló una obra compleja. George Soros generalmente evita a la prensa, y en este momento de gran triunfo, él es tan esquivo como siempre. Pero está claro de que había llegado a la conclusión de que los bancos centrales europeos no tenían forma de competir contra los especuladores y operadores de cobertura. Es por eso que él estaba dispuesto a apostarlo todo. Aunque Soros no quiso hablar con Forbes, su portavoz sí lo hizo. Nos dijo que Soros ha esperado turbulencias financieras en Europa desde que el Muro de Berlín se derrumbó en noviembre de 1989, dando lugar a la reunificación de Alemania. Estos eventos, pensó Soros, condenarían al Mecanismo de Tipos de Cambio. Un portavoz de Soros explica: “Para tener una moneda [paneuropea] y hacer que tenga éxito, se necesita una economía. Pero si un país estaba en auge –porque esencialmente había hecho una compra apalancada de Alemania del Este– mientras que los otros estaban en recesión, eso haría inapropiado para los demás basarse en la política monetaria de Alemania para tratar de mantener sus propias monedas.” Tras la reunificación alemana, en opinión de Soros, era sólo cuestión de tiempo antes de que el Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio se desmoronara. Para este año estaba claro para casi todo el mundo que algunas monedas europeas –la libra esterlina y la lira italiana, por ejemplo– estaban sobrevaluadas, fundamentalmente en relación con las más fuertes, como el marco alemán y el franco francés. Mientras Gran Bretaña e Italia luchaban para hacer atractivas sus monedas, se vieron obligados a mantener altas tasas de interés para atraer dólares de inversión extranjera. Pero esto afectó su capacidad para estimular sus alicaídas economías. Mientras que los británicos y los italianos trataban de hacer frente a sus débiles economías, Alemania se embarcó en una política para tratar de frenar su propia economía, sobreestimulada por el gasto en el este de Alemania. Había un montón de jugadores junto a George Soros apostando en contra de los bancos centrales y el Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio. Los traders de divisas de bancos cambiarios y bancos de inversión como Goldman Sachs siempre están conscientes de lo que está sucediendo en los mercados internacionales de dinero. Cuando las grandes instituciones, fondos de inversión y corporaciones multinacionales que hacen la cobertura masiva de divisas para proteger sus ganancias comenzaron a vender las monedas europeas más débiles en septiembre, los traders de inmediato saltaron debido al salto en el volumen que manejaban para sus clientes. Ellos podrían estimar fácilmente cuán grande era la presión de venta y la cantidad que los bancos centrales tendrían que gastar para apuntalar esas monedas. Entonces, los bancos y casas de inversión se metieron en el juego por cuenta propia. Era evidente, por ejemplo, que el Banco de Inglaterra no sería capaz de soportar a la libra con éxito, así que los bancos comenzaron a usar su propio capital para vender divisas muy en corto. Algunos de los más agresivos, como Citicorp y Bankers Trust, hicieron más o menos 200 millones de dólares antes de impuestos cada uno por la agitación del trading de septiembre. Y pudo haber sido aún más, pero la magnitud de estas ganancias no se mostrará sino hasta los resultados del tercer trimestre. Cuando los beneficios de explotación son tan grandes, los bancos suelen reportarlos en trimestres sucesivos para minimizar su impacto fiscal. Hemos mencionado que Soros jugó un juego complejo. Así es como fue. Soros prevé lo siguiente: la ruptura del Mecanismo de Tipos de Cambio y la realineación sustancial de las monedas europeas; una dramática caída en las tasas de interés europeas y una disminución de las bolsas europeas. Así que, en lugar de simplemente ir corto en las monedas débiles, también colocó apuestas simultáneas en las tasas de interés y los mercados de valores que se verían afectados por los reajustes monetarios. Al llevar a cabo esta operación, Soros y sus ayudantes vendieron eb corto esterlinas por una suma de alrededor de 7,000 mdd, compraron unos 6,000 mdd en marcos y, en menor medida, compraron francos franceses. Como jugada paralela compraron unos 500 millones de dólares en acciones británicas a pesar de ir cortos en 500 mdd en libras, pensando que la renta variable a menudo sube después de que se devalúa la moneda. Soros también fue largo en bonos alemanes y franceses, mientras que fue corto en la renta variable de esos países. El razonamiento de Soros en los mercados francés y alemán fue que la valuación al alza era mala para la renta variable, pero era buena para los bonos, ya que daría lugar a menores tasas de interés. “Cuando los italianos finalmente devaluaron la lira y los alemanes bajaron ligeramente las tasas”, dice el portavoz de Soros, “fue casi como si hubiésemos estado preparándonos para un examen por seis meses y ahora finalmente nos lo estuvieran aplicando.” Después de que la lira fue golpeada, Soros leyó que Helmut Schlesinger, presidente del Bundesbank, había declarado abiertamente que el banco central de Alemania no se sacrificaría por la libra. Soros ha dicho que él vio esto como una “llamada de atención para todos para dejar la libra esterlina”. Debido a su fuerte crédito, Soros fue capaz de mantener todas estas posiciones con sólo 1,000 mdd en garantías. “Los beneficios que la gente como Soros recientemente hizo parecen astronómicos”, dice Gilbert de Botton, jefe del fondo Global Asset Management (con más de 5,000 mdd en activos) con sede en Londres. “Pero no los culpen por una de las pocas ocasiones en las que en realidad podrían hacer dinero. Incluso los profesionales han perdido la camisa de vez en cuando por el poder absoluto de los bancos centrales.” Soros sabía esto, pero toda su experiencia, todos sus instintos le dijeron que esta vez él estaba apostando con probabilidades abrumadoramente a su favor. Así es como sus posiciones apalancadas funcionaron: La libra cayó 10%, el marco y el franco subieron aproximadamente 7%, el mercado de valores de Londres ganó 7%, el alemán y los bonos franceses subieron 3% cada uno, y los mercados de valores de Alemania y Francia se recuperaron brevemente, pero básicamente se mantuvieron estables. FORBES sabe ahora que desde principios de octubre Soros ha disminuido sustancialmente el tamaño de su cobertura. Ha comprado libras y vendido marcos para cubrir la mayor parte de su posición corta en libras esterlinas. Pero Soros aún se aferra a sus acciones británicas, y sigue siendo alcista en los bonos europeos. Soros ve una caída en las tasas de interés en Europa y cree que el continente se encamina hacia una profunda recesión. Él no siente ningún orgullo por ser conocido como el hombre que venció a los bancos centrales. Un administrador de dinero que conoce bien a Soros dice: “George realmente quiere ser percibido como alguien que intenta ayudar a los banqueros centrales.” ¿Apostar en contra de ellos resultó útil? En el sentido de que estaba apostando esencialmente por lo inevitable, quizá sí. La volatilidad de las monedas europeas continúa. Soros y otro astuto inversionista, sin duda, seguirán tratando de sacar provecho de la turbulencia, pero pasará un largo tiempo antes que se dé de nuevo la oportunidad de hacer tanto dinero en tan poco tiempo.

 

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