La inflación en la zona euro se ubicó en  un 0.7% en octubre, mucho menor a la meta del 2% del banco central.   Reuters FRANCFORT/PARIS  – El economista jefe del Banco Central Europeo dijo que la zona euro enfrenta presiones deflacionarias y el presidente de la entidad remarcó que las tasas de interés deben permanecer bajas porque la economía sigue atravesando por un período de debilidad. Con una inflación en la zona euro de un 0.7%, bastante menor a su meta de apenas por debajo del 2%, una serie de funcionarios del BCE han dicho esta semana que el banco central está abierto a adoptar nuevas medidas para respaldar a la economía. El vicepresidente del BCE, Vitor Constancio, afirmó el martes que “todo es posible” y tanto él como el economista jefe del organismo, Peter Praet, han dicho que las compras de activos -o alivio cuantitativo- son una opción, luego de años de que los funcionarios del banco central descartaran dicha posibilidad. Sin embargo, la minoría más conservadora del BCE, que votó en contra del sorpresivo recorte este mes de las tasas de interés aún parece estar en contra de dicha medida. El presidente del BCE, Mario Draghi, desestimó el jueves la idea de mover las tasas de depósitos a territorio negativo y el viernes remarcó la necesidad de mantener los tipos bajos. “Entiendo las preocupaciones sobre un período prolongado de retornos bajos sobre los ahorros. Pero es importante entender que las tasas de interés están bajas porque la economía está débil”, comentó Draghi en un congreso de la banca europea en Fráncfort. “Si eleváramos las tasas, deprimiríamos aún más a la economía, (algunas) personas perderían sus empleos y sus ahorros serían menores por un tiempo más prolongado”, agregó. Praet, que forma parte del directorio ejecutivo de seis miembros del BCE, dijo que la crisis financiera ha dejado a la zona euro con una carga de deuda única en la historia de la posguerra europea porque ha creado un ambiente más deflacionario. “Este es un contexto muy diferente para la corrección de expectativas (sobre ingresos), que es más un exceso de deuda”, comentó Praet en una conferencia en el Banco de Francia. “Tiene más señales de una recesión de balance, que es a priori más un ambiente deflacionario que el que tuvimos en la década de 1960”, agregó. La recesión de balance alude a un período caracterizado por el hecho de que tanto individuos como empresas optan por pagar sus deudas en lugar de pedir dinero prestado, aunque las tasas de interés sean bajas.   Impresión de dinero El jueves, Draghi echó agua fría a un reporte de medios que indicaba que el BCE estaba considerando activamente llevar su tasa de depósitos -ahora en cero- a territorio negativo. Una medida de ese tipo haría que la entidad, en la práctica, cobre a los bancos por dejar allí su dinero. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) respaldó la idea del alivio cuantitativo esta semana, pero el jefe del Bundesbank alemán, Jens Weidmann, afirmó que la impresión de dinero no era la forma de salir de la crisis de la zona euro. El miembro del Consejo de Gobierno del BCE Ewald Nowotny afirmó el viernes en París que las tasas de interés en los mínimos históricos actuales “no pueden ser vistas como un equilibrio a largo plazo”. Pero agregó: “¿Qué pasa si (…) nos aproximamos a un período de estancamiento a largo plazo? En este caso, por supuesto que no podría haber ninguna idea en torno a tener mayores tasas de interés en el futuro previsible”.

 

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