Sodi, fiel a su técnica, concibe las formas que le sugiere el subsuelo. Como él mismo nos explica: “A diferencia de mi obra anterior, más orgánica, ésta es cósmica”. A través de los elementos metálicos y minerales de la plata se inspira en un apocalíptico ‘fin de los tiempos’ y retorna así, al papel primario de la Tierra. Y, como acertadamente completa Hilario, “lo interesante es esa fuerza y sofisticación que tiene la matera misma”.
A diferencia de sus piezas anteriores donde el color jugaba un papel protagónico, aquí la composición, la textura, el craquelado y la forma y el ritmo en que fue aplicada esa materia son los protagonistas. Y, como broche de oro, se exhibe una monumental pieza, en 6 paneles, donde se perciben un ritmo, fuerza y movimiento hipnóticos marcados por la frialdad y pureza del elemento Ag. Tiene el valor añadido de haber sido realizada en el taller, recién terminado de su Casa Wabi, en Oaxaca.
También tiene un papel relevante la instalación compuesta por enormes piedras que simulan pepitas de oro, realzando y ‘dignificando’ de alguna manera la materia orgánica y el valor de una piedra convertida en oro “para trascender más allá de los tiempos”, según palabras de Sodi.
Bosco Sodi: artista cósmico al descubierto
En la Galería Hilario Galguera, hasta el 27 de marzo, se podrá admirar el último trabajo de este artista mexicano internacionalmente reconocido.
Por Marymén López de Prado
Bosco Sodi (1970) bautizó la exposición exhibida en la Galería Hilario Galguera como Ag, símbolo químico de la plata. Todos los pigmentos son platas derivadas de 3 tipos de aluminio que, previamente fueron enviadas a Alemania para ser tratadas y eliminar los componentes tóxicos que permitieran poder trabajar las composiciones.
Los soportes de tamaño medio y pequeño son linos tratados y, por primera vez, son utilizados en sus trabajos para adherirse mejor a la materia empleada de plata, tejidos y serrín que conforman sus obras. La textura en las composiciones tiene un lenguaje propio que invita al espectador a mantener un diálogo con la obra y que, gracias a la iluminación que la galería proyecta, aumenta la potencialidad de la obra.
Sodi, fiel a su técnica, concibe las formas que le sugiere el subsuelo. Como él mismo nos explica: “A diferencia de mi obra anterior, más orgánica, ésta es cósmica”. A través de los elementos metálicos y minerales de la plata se inspira en un apocalíptico ‘fin de los tiempos’ y retorna así, al papel primario de la Tierra. Y, como acertadamente completa Hilario, “lo interesante es esa fuerza y sofisticación que tiene la matera misma”.
A diferencia de sus piezas anteriores donde el color jugaba un papel protagónico, aquí la composición, la textura, el craquelado y la forma y el ritmo en que fue aplicada esa materia son los protagonistas. Y, como broche de oro, se exhibe una monumental pieza, en 6 paneles, donde se perciben un ritmo, fuerza y movimiento hipnóticos marcados por la frialdad y pureza del elemento Ag. Tiene el valor añadido de haber sido realizada en el taller, recién terminado de su Casa Wabi, en Oaxaca.
También tiene un papel relevante la instalación compuesta por enormes piedras que simulan pepitas de oro, realzando y ‘dignificando’ de alguna manera la materia orgánica y el valor de una piedra convertida en oro “para trascender más allá de los tiempos”, según palabras de Sodi.
Sodi, fiel a su técnica, concibe las formas que le sugiere el subsuelo. Como él mismo nos explica: “A diferencia de mi obra anterior, más orgánica, ésta es cósmica”. A través de los elementos metálicos y minerales de la plata se inspira en un apocalíptico ‘fin de los tiempos’ y retorna así, al papel primario de la Tierra. Y, como acertadamente completa Hilario, “lo interesante es esa fuerza y sofisticación que tiene la matera misma”.
A diferencia de sus piezas anteriores donde el color jugaba un papel protagónico, aquí la composición, la textura, el craquelado y la forma y el ritmo en que fue aplicada esa materia son los protagonistas. Y, como broche de oro, se exhibe una monumental pieza, en 6 paneles, donde se perciben un ritmo, fuerza y movimiento hipnóticos marcados por la frialdad y pureza del elemento Ag. Tiene el valor añadido de haber sido realizada en el taller, recién terminado de su Casa Wabi, en Oaxaca.
También tiene un papel relevante la instalación compuesta por enormes piedras que simulan pepitas de oro, realzando y ‘dignificando’ de alguna manera la materia orgánica y el valor de una piedra convertida en oro “para trascender más allá de los tiempos”, según palabras de Sodi.
