Por Cristián Jara B.* Frente a la situación de aparente incertidumbre por la que aún atraviesa el comercio internacional, una variable que ha sido explorada por Chile y que puede ser mayormente potenciada, con miras a obtener beneficios a corto plazo, es impulsar el comercio intrarregional a través de la creciente integración de nuestra economía por medio de las Cadenas Globales de Valor (CGV), en cuanto la fragmentación productiva que éstas permiten y que facultan la participación de distintos actores de diversos países con el objetivo de producir un bien o prestar un servicio. Las fortalezas de Chile en este ámbito son variadas, destacándose el trabajo sistemático y con carácter de política de Estado, que ha permitido que hoy nuestro país cuente con una amplia red de tratados comerciales (26 vigentes a la fecha), que han posibilitado la integración internacional de nuestra economía, combinando el desarrollo de las exportaciones con la protección de las inversiones. Sumado al activo trabajo que se realiza en diversos foros, como APEC y de cuyas más de 200 reuniones seremos anfitriones en 2019. En lo específico, Chile mantiene acuerdos comerciales con la mayoría de los países de América Latina y lidera junto a Perú, Colombia y México, un proyecto Político-Comercial tremendamente exitoso, conocido como Alianza del Pacífico, respecto del cual encabezamos la integración en CGV. Hoy, de cara y en coherencia con nuestra vocación marítima-comercial hacia el Asia-Pacífico y con el Gigante Asiático (China) en el horizonte inmediato, el incremento de nuestra integración regional es clave para impulsar nuestra economía y en esa línea las CGV se presentan como una herramienta imprescindible para generar nuevas sinergias con nuestro principal socio comercial: China. Así, la integración y penetración estratégica a través de las CGV, deben considerar un valor agregado y patrones efectivos de comercio respecto de las medidas tradicionales que, entreguen información sobre la posición efectiva de las balanzas comerciales entre países, como el caso de China, y que además permitan obtener mediciones reales en mercados difíciles de conocer y con una inteligencia comercial extremadamente compleja realizar. Pero qué duda cabe, América Latina y en particular la Alianza del Pacífico deben asumir la importancia del incremento de las Cadenas Globales de Valor para competir y alcanzar sinergias en nuestra vecindad virtual con el Asia dada por el océano Pacífico y, más aún, en tiempos presentes en que la interconexión entre economías está marcada por indicadores y métricas que obligan a la obtención de resultados concretos y agregación de valor distintivo y efectivo en los bienes y servicios finales a exportar. *Abogado y diplomático chileno.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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