Una de las mayores objeciones a la legalización de la marihuana deriva del énfasis en su uso lúdico; sin embargo -como ya lo hemos señalado en este espacio-, sus aplicaciones industriales y médicas son las que pueden aportar los mejores argumentos para el desarrollo potencial de una industria y un mercado con enormes beneficios.
Tanto en varias naciones de Europa como en los Estados Unidos, las investigaciones recientes demuestran con evidencia científica que un consumo racionalizado, supervisado por médicos y avalado por instituciones de primer nivel representa una alternativa accesible y eficiente en áreas muy críticas de la salud humana, por ejemplo:
Dolor crónico: Los cannabinoides se han utilizado terapéuticamente durante milenios, el dolor es la esta es la principal y más frecuente razón para recurrir a ellos. Trazas de THC, el componente psicoactivo de la marihuana, fueron encontradas en momias egipcias, incluso pueblos de Oriente Medio, India y China los han utilizado ancestralmente como analgésicos, anticonvulsivos, antiespasmódicos y antieméticos.
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Actualmente, para muchas personas el dolor recurrente y extremo es un padecimiento cotidiano, sea por lesiones deportivas, artritis, accidentes u otras enfermedades graves. De la misma manera, los analgésicos tradicionales representan riesgos colaterales y en ciertos niveles dejan de ser efectivos.
Los reportes más recientes demuestran que tanto el THC como el CBD son opciones muy efectivas para disminuir la frecuencia, intensidad, mejorar la calidad de vida del paciente y coadyuvar a una mejor recuperación. Existen en el mercado ungüentos, parches, gotas, suplementos y otros productos fabricados específicamente para tratar esta aflicción.
Trastornos del sueño: stress, depresión, insomnio, soledad, trauma, ruido, tráfico, hacinamiento, pérdida, duelo, ansiedad, el ritmo de la vida actual, crisis y pandemia afectan la calidad de vida de millones de personas.
En este rubro, las investigaciones concluyen que el cannabis puede ayudar a restaurar el ciclo del sueño, específicamente coadyuvando a que el paciente experimente mayor tiempo en un estado de “sueño profundo” que resulte en un descanso más reparador y un mejor funcionamiento cognitivo.
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El estudio advierte que la dosificación y frecuencia deben ser debidamente supervisadas por un especialista para evitar caer en el consumo excesivo e irregular. Asimismo, es importante señalar que este paliativo debe sincronizarse con cambios y ajustes que atiendan la razón y fundamentos de la problemática individual del paciente.
Padecimientos relacionados con el Cáncer: existe evidencia científica parcial, ya que no se ha realizado una investigación a gran escala de que tanto el THC como el CBD coadyuvan a reducir los efectos secundarios y mejorar la calidad de vida de los enfermos.
En los países donde está regulado, los pacientes con cáncer han notificado beneficios al tomar CBD, ya sea como líquido, cápsula, gelatina masticable o inhalado mediante vapeo o bien en productos como pomadas y parches para reducir la inflamación, aliviar las náuseas, reducir los vómitos, falta de apetito, dolor extremo, depresión y otros efectos secundarios, especialmente cuando se encuentran en la fase de quimioterapia.
Es muy importante resaltar nuevamente que no se trata de remedios mágicos sino de aplicaciones complementarias y que cada caso debe ser sometido al análisis y vigilancia estrecha del médico a cargo.
El alcance y aplicaciones del mercado medicinal del cannabis se extienden a suplementos alimenticios, saborizantes, esencias y aditivos para la comida para mejorar la calidad de vida, el rendimiento y la reducción del consumo de proteína animal.
Factores críticos: La legalización es la única vía que permitiría realizar los estudios imparciales, ensayos clínicos controlados y aleatorios a nivel nacional para comprobar y garantizar la seguridad y la eficacia del cannabis y sus derivados en los pacientes que busquen tratamientos innovadores.
Otro de los grandes retos de una industria competitiva es liberarla de la corrupción, darle certidumbre al consumidor, dotarle de las herramientas a los enfermos para seguir un tratamiento acorde a su condición, bajo supervisión profesional sin tener que recurrir al mercado negro e informal y caer en manos de charlatanes.
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La única forma de terminar con debates de doble moral en materia de cannabis es avalar los dichos de las partes con soporte objetivo, estadístico y basado en estudios comprobables, estadísticas, datos, casos y reportes; factores que dependen de la autorización y la intervención de una comunidad científica acreditada, así como de las autoridades correspondientes.
Además, el desarrollo del mercado médico depende del suministro de cannabis y sus derivados que sea sustentable, con tecnología de punta, procesos modernos, calidad, inocuidad, logística, procesamiento, cultivo, extracción e insumos certificados; incluyendo agua, suelos y materiales que deben estar completamente libres de fertilizantes químicos, metales pesados y contaminantes orgánicos.
Todo lo relacionado a una industria y mercado de la salud alternativo conlleva procesos de investigación, desarrollo, capacitación e información para erradicar mitos, estimular una cultura productiva y contribuir tanto a la recuperación económica como al desarrollo social equitativo.
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