El conflicto entre Palestina e Israel es uno de los más complejos de la historia de la humanidad y con los mayores impactos geopolíticos desde 1947.

La creación del Estado de Israel por David Ben-Gurión, con el aval de la comunidad internacional, ha detonado numerosos escenarios de conflicto en la región. 

No obstante, desde 1973 (Guerra del Yom Kippur), no había habido un ataque tan complejo como el perpetrado contra Israel. El 7 de octubre del 2023 pasa a la historia como el momento en el que la vulnerabilidad de los sistemas de seguridad y videovigilancia fueron rebasados por una de las células terroristas más complejas del mundo contemporáneo.

La inestabilidad en Israel, y en el Medio Oriente en general, tiene amplias repercusiones económicas y financieras tanto para Israel como para países clave en el desarrollo de la economía global.

La declaratoria de guerra y el escalamiento de las tensiones puede llevar a una disminución en la inversión extranjera directa, ya que los inversores perciben mayor riesgo. El turismo, un sector clave para Israel, también se verá afectado. La percepción de riesgo puede llevar a una fuga de capitales, afectando el valor de la moneda local (shekel) y aumentando las tasas de interés.

En el escenario geopolítico, la especulación respecto a la participación de Irán en la ofensiva de Hamás agrega un factor aún más preocupante, pues dadas las tensiones históricas con Israel, cualquier escalada podría resultar en sanciones económicas adicionales por parte de occidente, lo que agravaría la economía iraní. Además, Irán podría influir en otros actores no estatales en la región, como Hezbollah en el Líbano.

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Por su lado, Egipto y Jordania, países con complejidades propias, pero ambos con tratados de paz con Israel podrían ver sus ciclo económico afectado por una interrupción en el comercio o en las inversiones provenientes de occidente.

En lo que respecta a Arabia Saudita, aunque no tienen relaciones diplomáticas formales con Israel, ha habido acercamientos encubiertos debido a intereses comunes (como la contención de Irán y el logro de un acuerdo de libre comercio), la inestabilidad en Israel podría hacer que Arabia Saudita tome un papel más activo, sobre todo ante la posibilidad de que el acuerdo de comercio con Israel se desvanezca.

En el panorama de la guerra, la presencia de Hezbollah en el Líbano y su reiterado apoyo a Hamás incrementa las posibilidades de que la guerra en Israel se extienda al Líbano, afectando su ya frágil economía y política interna.

Históricamente, EE. UU. ha sido un aliado de Israel, aún en el siglo XXI el Destino Manifiesto sigue resonando en la visión filosófica-política norteamericana y el apoyo militar y económico intensificará el desarrollo de una guerra que hoy no tiene ningún componente religioso, territorial o social. La participación de los EE. UU. en el escenario de conflicto en Israel moverá radicalmente los precios del petróleo, aumentará el nivel de su deuda y desacelerará su economía, en el marco de un proceso político-electoral sin legitimidad.

La UE tiene interés en la estabilidad del Medio Oriente debido a cuestiones de energía y migración. Es probable que busque una solución diplomática al conflicto. Sin embargo, una guerra prolongada entre Israel y Hamás golpeará con inestabilidad a Europa occidental como consecuencia de la escasez del gas natural y la súbita aceleración de los precios en los energéticos 

El Medio Oriente es una región clave para la producción y tránsito de petróleo. Este nuevo capítulo en la historia de la región podría golpeará los mercados globales los cuáles reaccionan negativamente ante la incertidumbre. Una escalada en tensiones podría llevar a caídas en los mercados de valores y en el valor de activos en regiones afectadas.

La actual convulsión en Tierra Santa tiene el potencial de afectar no solo a la economía local, sino también a la región y al mundo en general debido a la interconexión económica y política. La participación y reacción de países clave, así como de actores globales, será fundamental para contener el escalamiento de las tensiones actuales.

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