Charlamos con Xavier Trias, el alcalde de la ciudad más inteligente del viejo continente, para averiguar cómo es que Barcelona fue declarada como la capital europea de la innovación. ¿Cuál es la fórmula? Las inversiones y la tecnología importan, pero no son suficientes. Se requiere de algo más, que en las conciencias mexicanas cuesta trabajo entender: voluntad.       Miami, Florida.- La tecnología no sirve de nada si no se utiliza para el bienestar de las personas, advierte Xavier Trias, el alcalde de Barcelona, ciudad que desde marzo pasado es la Capital Europea de la Innovación. Barcelona es la primera ciudad que se gana el galardón de la Comisión Europea (CE), que pretende reconocer a las ciudades que más se están esforzando por fomentar la innovación y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. La innovación resulta esencial para el crecimiento económico y la competitividad de las empresas, por lo que constituye una de las bases de la Estrategia Europa 2020 de la Unión Europea. “Ha ganado merecidamente este primer premio iCapital por su dedicación al uso de las nuevas tecnologías en beneficio de sus habitantes”, señaló Máire Geoghegan-Quinn, comisaria europea de Investigación, Innovación y Ciencia, al anunciar el triunfo. Mientras los halagos cruzan fronteras, Xavier Trias llega a la suite presidencial de un famoso hotel de Miami. Apenas firmó un acuerdo con el alcalde del condado de Miami-Dade, Carlos Giménez. Es un acuerdo de amistad y cooperación que se centra en las relaciones comerciales, colaboración entre autoridades portuarias, gestión de cruceros y el impulso a las ciudades inteligentes. Se nota cansado, pero su buen humor y su sonrisa no se apagan.   ─ ¿Cómo le hizo para tener la mejor smart city de Europa y, probablemente, del mundo? Bueno, esto es un proceso complicado. En la década de 1980 se tomó una decisión muy importante: ser candidatos a unos Juegos Olímpicos, pero hicimos una cosa distinta: utilizar los Juegos Olímpicos para cambiar la ciudad. Tomamos la excusa de los Juegos Olímpicos para trasladar la industria a un lado del puerto y del aeropuerto. “Recuperar el mar, porque Barcelona estaba de espaldas al mar. Conseguir que una parte del puerto se convirtiera en ciudad y cambiar la movilidad de la ciudad y hacer una cosa muy importante, que era mejorar las condiciones de distritos pobres, y esto ha creado una gran transformación de la ciudad de Barcelona. “Yo soy el alcalde de Barcelona desde hace tres años. Entonces nos planteamos dos cosas: ¿Qué queríamos ser? Oye, pues queremos ser una ciudad de deporte, una ciudad de turismo, pero no queremos ser sólo deporte y turismo. Queremos ser una ciudad de cultura, de conocimiento, de creatividad, de innovación y de bienestar. Entonces hicimos esta apuesta y dijimos: ¡Hombre! Para crear nuevos puestos de trabajo hay una revolución en el siglo XXI, las nuevas tecnologías. Quien no apueste por ellas se va a equivocar. Entonces tomamos la decisión de apostar por las nuevas tecnologías.”   ─ Lo cuenta como si fuera lo más fácil del mundo, pero yo vengo de la Ciudad de México, una ciudad en la que cada vez que hay cambio de gobierno nos dicen que vamos a ser una ciudad inteligente y cada vez somos una ciudad más difícil y tonta. Bueno, lo que no se puede hacer es ir cambiando las políticas según quien manda. Hemos de entender que los gobiernos pasan y las políticas deben continuar, y se han de hacer políticas a mediano y largo plazos, y se ha de saber pactar las políticas.   ─ Entonces, es más política, que dinero y tecnología… El tema es que para esto es necesario pactar, buscar una manera de hacer esto con la colaboración de mucha gente. Definitivamente no se puede hacer solo, no lo puede hacer una ciudad.   ─ Es colaborar con las empresas y que todos sigan el mismo plan de desarrollo. Esto es muy importante, porque conseguir que las empresas te crean, le crean a los políticos y crean a las administraciones, es lo más importante. Esto exige ser muy serio.   ─ Y transparente… Y transparente. Cumplimos al pie de la letra lo que ofrecemos, pues así la gente te cree. Es decir, lo peor es que no te crean. Entonces, cuando te creen, pues las cosas empiezan a ir bien.   ─ Hace poco, durante el Mobile World Congress, estuve en Barcelona y me tocó una manifestación, una marcha por despidos. Pero eran pocos, muy pocos protestando… Sí, pero no nos engañemos. También hay gente que protesta, en este caso era poquita. Barcelona tiene una marca muy potente. Yo creo que es una ciudad de éxito, es una ciudad que dentro del contexto de España y Europa va bien. Pero dentro de Barcelona hay gente que lo pasa mal. Fíjese en España, si no las cosas no se entienden: allí, en Cataluña, en los últimos 15 años se hizo una política de crecimiento muy grande basada sobre todo en la construcción. Esto hizo que, por ejemplo Cataluña, que tenía seis millones de habitantes, en 15 años pasamos a tener 15 millones y medio de gente que vino de todo el mundo, gente con poca formación que venía para trabajar en el sector de la construcción. Empieza la crisis y esta gente pues cae en el paro y lo pasa mal; entonces es gente que no está contenta y se da la paradoja de una ciudad de éxito con gente que lo pasa mal.   ─ Imagino que esto le quita el sueño… Bueno, lo importante es ser capaz de darte cuenta de que, aunque tengas una ciudad con éxito, tu obligación es dar respuesta a la gente que lo pasa mal.   ─ Porque el malestar llega hasta las calles… Y nuestra obsesión y nuestra obligación es ser capaces de dar respuesta a esas necesidades. Yo siempre digo: prioridad número uno: ¿Cuál es la obsesión de la ciudad de Barcelona? Crear puestos de trabajo. “Segunda prioridad: atender a la gente que lo pasa mal. Yo siempre digo que dar atención a la gente que lo pasa mal no es sólo gasto, sino que este gasto también genera muchos puestos de trabajo.”   ─ Su pensamiento es de vanguardia… No, ésta es la evolución. Debemos ser capaces de compaginar la competitividad global con la atención individualizada de la gente. Entender que la competitividad se ha de hacer, pero al mismo tiempo no puedes hacer que la gente se quede en esta situación difícil, que a veces genera la propia competitividad. Esto no es fácil, pero creo que es el gran reto que tiene una persona que quiere dirigir cualquier gran ciudad.   ─ Muchos de los alcaldes en mi país se están preguntando cuáles son las mejores prácticas de Barcelona, que pueden aplicar en sus ciudades y así tener un impacto inmediato. Hay una cosa que es básica para un político: la transparencia. Nosotros hacemos todo un ejercicio en el Ayuntamiento de Barcelona que llamamos open data, que es dar la información desde lo que cobra cada uno, desde lo que gana el alcalde hasta cualquier trabajador del Ayuntamiento. “La segunda cosa importante es intentar ser una ciudad amable con los emprendedores para que se generen puestos de trabajo. “Y el tercer punto es esta explicación que intento hacer, es decir que el tercer sector es muy importante: el sector no lucrativo, el sector que ayuda a la gente que lo pasa mal.”   ─ ¿Se puede aconsejar para el desarrollo de otras ciudades? Yo creo que sí, pero eso no se debe hacer. Nosotros no queremos ser pedantes o personas que nos creamos que somos los mejores. Lo que yo creo que sí intentamos es que nuestra ciudad sea ejemplar; nosotros intentamos ser diferentes.   ─ ¿Cómo podría ayudar con ejemplos? Por ejemplo, con Miami creo que podemos colaborar mucho…   ─ ¿Con el acuerdo que firmó? Yo vengo aquí, y me encuentro que aquí hay un puerto extraordinario, con unas posibilidades de ser un puerto referente en el mundo para transporte mercantil. Además, éste es un puerto turístico excepcional de cruceros y la actividad económica de esta ciudad va muy ligada al puerto. Esto en Barcelona también pasa. Esta ciudad ha tomado una decisión siendo relativamente joven; Barcelona es una ciudad muy antigua. Pero esta ciudad relativamente joven dice: queremos ser una ciudad de cultura.   ─ Algo bueno tiene que salir. ─ ¡Seguro! Yo creo que esto de colaborar siempre es positivo. Usted pregunta: ¿vosotros qué hacéis? Consigo que venga el Banco de China, que me vendan tecnología de vehículos eléctricos… Tenemos intercambios culturales muy importantes, y también me voy a San Francisco, a Los Ángeles, a muchas otras ciudades del mundo.   ─ Eso es política ¿verdad? ¿No se necesita mucho dinero para tener una smart city? Esto es política. No, esto es de poco dinero, esto es de tener gente que trabaje, que se dedique, estar todo el día dando vueltas por el mundo, tener ideas, ser capaces de captar ideas y de ayudar a aplicarlas.   ─ ¿Nos puede presumir de un par de estos beneficios tangibles? La iluminación: estamos cambiando la iluminación de la ciudad de Barcelona. Estamos cambiando la situación de la utilización de los semáforos o estamos cambiando la situación de movilidad y de aparcamientos en la ciudad. “Casi todo el transporte público de autobuses en la ciudad de Barcelona se hace con vehículos híbridos para que no se produzca contaminación. “Una cosa tonta: en Barcelona llueve poco, pero cuando llueve, llueve mucho; entonces a veces teníamos inundaciones o bajaba el agua, y todas las playas se iban fuera. ¿Qué hacemos? Hemos hecho unos grandes depósitos que controlamos informáticamente, y entonces, cuando cae el agua, se acumula en estos depósitos y la vamos dejando ir poco a poco, con lo cual tenemos el mar y las playas mucho más limpias y no se nos destruyen.”   ─ ¿Cuál es el mensaje para las ciudades que quieren ser inteligentes? Lo más importante de una ciudad es saber qué quieres ser. Debes preguntar: ¿Qué queremos ser? ¿Barcelona qué quiere ser, una ciudad deportiva? Lo somos. ¿Una ciudad de turismo? Lo somos. “Bueno, pues entonces has de hacer cosas distintas. No basta con el turismo. De golpe descubres que esto no es contrapuesto a lo otro. El turismo puede ser innovador, tú puedes hacer un turismo más creativo, tú puedes hacer cosas más innovadoras y más creativas, pero tú has de saber qué quieres ser. Si no, acabas estropeando la ciudad, y yo creo que cada ciudad ha de decidir qué quiere ser.”   ─ Y, por lo que menciona, la tecnología ha mejorado el bienestar de las personas en Barcelona. La tecnología no sirve de nada si no se utiliza para el bienestar de las personas. Ésta es mi gran exigencia para la gente que trabaja conmigo. Nosotros hacemos una gran apuesta tecnológica, pero esta apuesta no tiene ningún sentido, pero ninguno, si no es para el beneficio de la gente y la gente ha de notar el bienestar en su vida.

 

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