Regularmente cuando hablamos de un campo de golf, pensamos en 18 hoyos de más de 7 mil yardas. Aunque eso sería el diseño convencional, siento que hay que abandonar esa forma de pensar, y para eso ¡hay que desaprender! En primer lugar, ya no tenemos tiempo para jugar 18 hoyos; ya no tenemos los recursos, ni de agua, ni de energía. Tenemos que pensar seriamente hacia dónde va el golf. ¿Qué estamos ofreciendo? Los arquitectos de golf tenemos la obligación y responsabilidad, como si fuéramos médicos, de mantener una ética profesional y ofrecer diferentes opciones para el mercado y para las necesidades de un proyecto, no del ego. Estamos para cuidar los recursos naturales, pensar de manera ecológica y crear un proyecto rentable. Nos debemos involucrar y tomar de manera personal el fracaso o el éxito de quién confía en nosotros. ¿Tenemos que reinventar el golf? Si creo que hay que cambiar o re-priorizar los conceptos. En cada proyecto que diseñemos hay que crear un sentido de lugar, un sentido de pertenencia. Creo que lo mejor es proponer alternativas y promover campos de 6 y 12 hoyos, en sí, campos de múltiplos de tres hoyos donde pagues por los hoyos que puedas o quieras jugar. Necesitamos complejos que fomenten la convivencia familiar. De hecho, uno de mis diseños está experimentando con Footgolf y Disc Golf ya que siento que es la única manera de atraer a más gente a jugar este gran deporte y francamente, creo que ese es el futuro. Los campos de Golf deben ser incluyentes. ¿Por qué no ver el espacio grande lleno de pasto como una cancha polideportiva como en las que teníamos en la secundaria donde, dependiendo del horario, unen baloncesto, voleibol y fútbol de sala? Al final, el campo de golf siempre va a estar ahí y lo seguirás manteniendo, aunque este vacío ¡Hay que encontrar cómo tener el campo lleno! Especialmente ahora con los millennials quienes buscan en todo lo que hacen una gratificación instantánea, y en el golf tradicional de 18 no lo van a encontrar. Quizá la fórmula es que los martes se juegue al Footgolf de dos a seis de la tarde y los domingos puedas usarlo de parque para pasear. Con el tiempo, creo que nos hemos “disparado en el pie” ya que el golf empezó siendo para todos hace algunos siglos. El golf realmente comenzó desde abajo y nosotros, a través del tiempo y con el ego, lo hemos ido cerrando y creando una pirámide. Cuando comenzó tenía forma de pirámide invertida. Ahora, espero que podamos volver a abrirlo, pero costará generaciones y grandes iniciativas como el WGC México Championship que promoverá el golf en tv abierta. Otro punto disruptivo que debemos proponer es diseñar campos más cortos y olvidarnos del color de las marcas de salida. ¿Quién dijo que las barras rojas son para mujeres? Deberíamos medir la distancia que podemos y debemos jugar de acuerdo con nuestra habilidad y condición física. Un día puedes jugar 5,500 yardas y otro día, te dan ganas y juegas 6800 yardas. Insisto que a los tees se le deberían quitar los colores. ¿El rojo es para mujeres? No sé quién lo decidió. ¿El dorado es para viejos? Tampoco sé quién lo dijo. Y luego están los tees de los hombres, de los machos y de los egos. Se pierde el contexto, se ralentiza el juego y se pierde interés.   Contacto: Twitter: @Pizagolfdesign / @arqpiza Facebook: Pizá-Golf-Design Página web: Pizá Golf Design Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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