“Nada más intenso que el

terror de perder la identidad”. 

Alejandra Pizarnik

Poeta Argentina.

Por: Gerardo Islas Maldonado*

El robo de identidad digital aumenta a gran velocidad día con día, es ya el delito de mayor crecimiento en México y en el mundo en los últimos años. Según datos del Banco de México, ocupamos el octavo lugar a nivel mundial en este delito. 

Pero, en general, ¿qué es el robo de identidad? de acuerdo a la Home Office Identity Fraud Steering del Reino Unido, se puede definir como la “recopilación de información relativa a la identidad de una persona con el fin de obtener un fraude identitario, prescindiendo del hecho de que la víctima sea una persona viva o fallecida…por lo tanto consiste en la apropiación indebida de la identidad o de cualesquiera otros datos personales (fecha de nacimiento, domicilio, claves bancarias, contraseñas de acceso a redes, etcétera)”. 

La gran revolución tecnológica, nos ha otorgado grandes avances tecnológicos en años recientes, sin embargo, con la diversificación del uso de medios digitales para realizar compras y pagos de bienes y servicios, mucha de nuestra información se almacena, procesa o transmite en formato digital, lo cual ha detonado el aumento exponencial de la delincuencia cibernética. 

La población que utiliza internet también va en aumento, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones, elaboran anualmente la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH), la cual revela que en México hay 80.6 millones de usuarios de Internet, que representan el 70.1% de la población de seis años o más. Esta cifra revela un aumento de 4.3 puntos porcentuales respecto de la registrada en 2018 (65.8%) y de 12.7 puntos porcentuales respecto a 2015 (57.4 por ciento), este aumento sostenido implica un gran reto para el derecho a la identidad. 

Entre el universo de los derechos humanos destaca el derecho a la identidad de las personas, en virtud de que constituye el reconocimiento jurídico y social de una persona como sujeto de derechos y obligaciones y, a su vez, de su pertenencia a un Estado, condición necesaria para la dignidad individual y colectiva de los seres humanos. 

Reconocido como derecho humano por diversos tratados internacionales desde hace tiempo, en nuestro país, fue hasta hace pocos años que el concepto de identidad se plasmó en nuestra Constitución Política, estableciéndose desde entonces con claridad, en el artículo cuarto constitucional, que toda persona tiene derecho a la identidad y a ser registrado gratuitamente de manera inmediata a su nacimiento y señala la obligación del Estado mexicano de garantizar el cumplimiento de este derecho.

A pesar de lo fundamental de este derecho, el Estado mexicano no ha sido capaz de garantizar su protección, entre otras cosas, por la negligencia de los trabajos de inteligencia de la policía cibernética y debido a que el robo de identidad no se encuentra bien legislado.

Frente a un delito que crece de manera exponencial, el vacío en la ley se convierte en cómplice de los delincuentes, ya que genera las condiciones necesarias para que puedan cometer dicho ilícito sin mayores consecuencias. Asimismo, la falta de una legislación adecuada, significa un impedimento para las autoridades a fin de poder perseguir y castigar la comisión de este delito adecuadamente. 

Ante este panorama, es necesario fortalecer y darle un enfoque preventivo a la política criminal del Estado mexicano, a efecto de proteger los datos personales de toda la población, toda vez que ponen en riesgo la seguridad, integridad y patrimonio de las personas, así como el de sus familias.

La pandemia de coronavirus ha hecho que se detone el aumento que ya venia mostrándose en el uso de plataformas digitales para distintos fines, lo que implica un aumento en el trafico de información y por supuesto, el incremento del robo de identidad, en un país que carece de una legislación adecuada en la materia, de una policía cibernética eficaz y de una política de prevención delictiva efectiva. 

Por lo cual, desde mi trinchera como legislador del Estado de Puebla, estaré presentando en el congreso del estado una iniciativa para frenar y prevenir este problema que tanto daño hace a nuestro país. 

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