El sector productivo y la geopolítica

Por Nuria Marín Raventós* En el Harvard Business Review de septiembre viene un interesante artículo de John Chipman en el que justifica el por qué las empresas deben desarrollar dentro de sus planes estratégicos una política exterior, “Why Your Company Needs a Foreign Policy”. Otrora relegado a los estados, el desarrollo y conocimiento de lo que sucede en el mundo de la política internacional, las tendencias regionales y la geopolítica son cada vez más decisivos para el éxito o fracaso de las empresas en un mundo cada vez más globalizado, interdependiente, y con una cambiante y cada vez más compleja coyuntura geopolítica. Quizás los dos ejemplos más recientes que argumentan a favor de esta tesis son los sorpresivos resultados en el referéndum en el Reino Unido que dio el sí al Brexit y la elección del candidato republicano Donald Trump en Estados Unidos. Así como el Brexit desató un terremoto político que derivó en la caída del Primer Ministro Cameron, amenaza con la secesión de Escocia y provocará un realineamiento en la Unión Europea tal como la conocemos hoy día, para las empresas que se encuentran en el Reino Unido o las que desde el exterior mantienen relaciones comerciales con este mercado plantea grandes incertidumbres y desafíos. Consecuencias como la depreciación de la moneda, la inseguridad que genera a las empresas el no tener garantizado el mercado comunitario ni los beneficios de los tratados de libre comercio como parte de la Unión Europea, hasta los inciertos cambios e inseguridad jurídica producto de que un sexto de la legislación actual es de origen comunitario. Otro tema, es el potencial cierre de fronteras del Reino Unido o bien la pérdida de oportunidades de los británicos de trabajar libremente en la zona comunitaria, lo que podría significar para las empresas otro importante reto en términos del acceso, atracción y retención del mejor talento un tema cada vez más sensible en el mundo corporativo actual. Trump con su discurso nacionalista y su promesa de recuperación de trabajos, deja poca claridad de lo que esto significará en la práctica cuando asuma la Casa Blanca en temas como la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el retiro del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) o la creación de nuevas reglas impositivas en los intercambios comerciales hacia Estados Unidos. Sus críticas a las prácticas comerciales y manejo de la moneda de China generan preocupación en cuanto a la posibilidad de una guerra comercial o bien una guerra de monedas entre las dos economías más importantes del planeta. Otro tema que fue sensible en campaña, es el fuerte discurso anti inmigración que presenta desafíos para las empresas que se abastecen del trabajo de los millones de inmigrantes que radican en Estados Unidos donde algunos arriesgan ser deportados. Otras industrias amenazadas son las de energías renovables ante las posiciones más permisivas del desarrollo de energías fósiles y el discurso anti cambio climático de Trump. Dentro de las recomendaciones de Chipman para el sector productivo con actividades transnacionales está el desarrollo de habilidades y capacidades internas antes relevadas al poder estatal. En la práctica se trata de que las empresas desarrollen una debida diligencia (due diligence) geopolítica, que incorpore no sólo las particularidades del país en que se pretende incursionar, sino también los riesgos regionales y transnacionales que podría afrontar la compañía. Las empresas deben desarrollar su propia diplomacia corporativa que apunte a fortalecer sus capacidades para operar internacionalmente y garantice su éxito y continuidad en los países en que defina invertir. El siglo XXI, con la liberalización del comercio, avances tecnológicos y de logística, entre otros, se generan grandes oportunidades, pero como contraparte se demanda de los jugadores un expertise cada vez más sofisticado para ser ganadores. *Nuria Marín Raventós es empresaria y analista   Contacto: Twitter: @nuria_marinr Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.