Esta nota fue publicada originalmente el 17 de mayo de 2018.  En México, la relación entre el sector empresarial, o por lo menos la cúpula de sus representantes, y el poder político es evidente y muy estrecha. Así se observa en las asambleas generales o aniversarios de las cámaras empresariales a las que asisten desde integrantes de partidos políticos, funcionarios, senadores y diputados y que con frecuencia el invitado de honor es el presidente de la República. Los dueños de las empresas también se hacen presentes en informes de gobierno, se pronuncian respecto a las actividades del Congreso de la Unión y recientemente su injerencia en la vida política y económica del país se tornó indiscutible al integrarse en un grupo que apoya al gobierno federal en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Y lo mismo está sucediendo en las campañas electorales, en las que los líderes empresariales han tenido una participación activa e incluso se ha tornado protagónica, que más allá de la organización de mesas análisis o eventos en los que los candidatos presentan sus plataformas políticas; ha alcanzado momentos álgidos como el enfrentamiento con el candidato de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, quien calificó a algunos de sus integrantes como “una minoría rapaz” que no quieren perder el privilegio de mandar.
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“Siempre han tenido un papel activo en la vida política del país y las contiendas electorales, pero está se ha intensificado con la presencia de Andrés Manuel López Obrador e incluso con la alternancia en el poder del PRI al PAN, por supuesto que han sido momentos muy diferentes, de hecho, podría decir que la relación está en crisis por las posibilidades concretas que tiene AMLO de triunfar en estas elecciones”, apunta Carlos Alba Vega, profesor investigador de El Colegio de México (Colmex), que estudia la relación entre los empresarios y el Estado mexicano.

En 2016 un grupo de empresarios se manifestó en el Ángel de la Independencia contra la corrupción.

Aunque se trata de una participación intensa y que goza de la atención de los medios de comunicación, está ha sido razonable y siempre respetando “las reglas del juego”. “No veo una participación agresiva como lo fue en otros momentos. Están defendiendo sus derechos y en una democracia como la nuestra, por incipiente que sea, tienen derecho de expresarse. Las leyes acotan su participación, por ejemplo, a través de las televisoras y la radio, que son las que tienen más influencia, espero que no se extralimiten como si lo hicieron en elecciones pasadas”. Alba Vega se refiere a despliegues mediáticos como el abanderado por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) durante el proceso electoral de 2006 a través de spots transmitidos en radio y televisión que apuntaban que “apostarle a algo distinto es retroceder”.
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Y aunque las organizaciones empresariales sobrerepresenta los intereses de los grandes empresarios, subrepresentan las de los pequeños y no son un sector unificado, sus mensajes tienen un amplio impacto en los ciudadanos. ¿Puede la participación de los empresarios influir de manera contundente en la opinión pública e incluso en un contexto de campañas electorales generar un cambio en la toma de decisión de los ciudadanos? “Si lo pueden tener y de hecho lo han tenido, pero es diferente la influencia de estos desplegados que se presentaron recientemente en los periódicos a la influencia que pueden tener spots televisivos. La gente que lee el periódico no pasa del 5% pero los spots tienen un alcance mayor porque el 95% ve televisión. “No hay que olvidar que tienen un liderazgo, por ello seguramente sus pronunciamientos pueden influir en sus propias empresas, en los miles de trabajadores que ellos dicen que emplean, y con ellos podrían convencer a sus empleados de que el mejor modelo de país es el que ellos consideran. “Sin embargo considero que su influencia tiene límites porque una cosa es lo que dicen respecto a los empleos que están creando y la otra es la realidad del país, la que manifiesta que mucha gente está en una situación nada buena, que la pobreza no disminuye, que la desigualdad se mantiene a lo largo del tiempo, que durante 20 años de promesas las cosas siguen parecidas, que no ha habido una transformación, que las reformas de las que se esperaban beneficios sociales no han redundado en beneficios para la mayoría. “Entonces yo creo que el gran problema es que los empresarios no logran convencer a la gente que las cosas están bien como ellos dicen”. Una relación larga y cambiante La relación entre la cúpula empresarial y el poder político ha estado vigente desde las primeras décadas del siglo XX, pero ésta ha transitado por transformaciones profundas, advierte El interés político de los empresarios solía enfocarse en el presidente de la República y el partido hegemónico del poder, pero con la transferencia del poder político a integrantes de diversos partidos, los empresarios iniciaron una construcción de alianzas públicas y complejas con el objetivo de no perder su influencia.
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“Cuando el PRI controlaba todo el gobierno tenían una influencia directa con el presidente y mostraban su preferencia o sus vetos a ciertos candidatos, no había una opción fuera del partido. Pero con el aumento de la competencia electoral empezaron a integrarse más directamente con ellos y controlaron la oposición y abrieron la alternancia en el país, se les planteo la posibilidad de hacer un nuevo partido o de participar en un partido existente y entonces entraron al PAN fue lo que se conoció como el neopanismo”, apunta Alba Vega. Sus preferencias políticas son claras y están enfocadas en los “modelos políticos y económicos que ya conocen, los modelos de continuidad”. En ese sentido, señala el especialista “el candidato que más presenta una posición de cambio es el que más les preocupa por lo que pueda pasarles a sus intereses en general”. ¿Cómo está previendo que se desarrolle la relación con el sector empresarial con el poder político después del 2 de julio? La mayoría de los dirigentes empresariales han afirmado que gané quien gané las elecciones van procurar una relación con el gobierno y van a trabajar por el bienestar del país.  “Todo va a depender de si gana López Obrador. De ello va a depender mucho de qué tipo de políticas públicas emprenda el nuevo gobierno, qué tanto afecte los intereses de los empresarios y cuales empresarios. “Esperaría que sea una política benéfica para la mayoría de los empresarios, en donde haya oportunidades de inversión, de creación de empleos, pero también pudiera darse una crispación en la relación de los empresarios y el Estado. “Pero esa idea de lo que dicen los empresarios de que tratarían de seguir invirtiendo es una posición idónea todo va a depender de las políticas públicas que empresa el nuevo gobierno”.

 

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