Ciertas plataformas sociales que han generado grupitos han hecho un gran trabajo de fomentar la interacción para sus clientes, las marcas, pero no han cuidado de forma tácita a sus otros importantes clientes, los usuarios. Recuerdo una frase de Chad Hurley cuando YouTube había sido adquirida por Google, “las marcas van hacia donde se encuentran los ojos”. Sin duda es una realidad, pero dentro de ella también vienen las reglas del juego dentro del club al que quieres entrar. Durante varios años he tenido la suerte de estar cerca de pláticas y temas que tienen que ver con la forma en la que nos cuidamos en Internet. El cuidarnos empieza por algo muy sencillo, respetarnos, y en varias plataformas ese respeto, nunca se dio. El respeto en buena medida no debe de coartar la libertad de expresión, pero también debe de enaltecer el carácter del diálogo entre humanos (más ahora que tenemos a la Inteligencia Artificial traduciendo por nosotros). Durante la Cumbre Global para Innovar las Finanzas, realizada en Londres, el padre de La Web (WWW) Tim Barners-Lee comentó respecto a la creación de la Web y el Internet que: “La suposición era que, si dimos a la humanidad un espacio abierto con el que jugar, sucederían cosas buenas”. Reunir a la gente y romper barreras era la utopía detrás de la Web, pero ahora los tres puntos que más le preocupan son:
  1. Perder el control de los datos personales.
  2. La propaganda política no regulada (especialmente en la web).
  3. El esparcimiento de las noticias falsas.
En marzo de 1989, el científico del CERN Tim Berners-Lee escribió una propuesta para desarrollar un sistema distribuido de información para el laboratorio. “Vago, pero emocionante” fue el comentario que su supervisor, Mike Sendall, escribió en la portada, y con esas palabras, dio luz verde a una revolución de la información.
imagen: https://timeline.web.cern.ch/timelines/The-birth-of-the-World-Wide-Web
Como vemos sus tres principales preocupaciones son las de muchos de nosotros que cada vez llegamos a información más apremiante sobre lo que pasa con nuestros datos personales, su uso para la manera en la que recibimos información y finalmente el discernimiento o realidad de la misma. La privacidad es clave y habrá cada vez más servicios que ofrezcan herramientas -aquí un kit básico de apps de privacidad interesante, pero de entrada no dejen de instalar un buen VPN (una opción en www.privateinternetaccess.com)- en lo que se regula la manera de proteger a los ciudadanos respecto al uso de sus datos. La falta de regulación de propaganda política y las noticias falsas hacen su propio coctel explosivo. El que no haya regulación de propaganda ya sabemos a lo que lleva, lo hemos visto en impresos, televisión, radio y, en especial, en folletos y rumores de calle durante las elecciones. El tema es todavía más sucio, ya que hoy con la publicidad dirigida un político puede decirte una cosa a ti y una totalmente diferente a quien no comparte los mismos intereses o prioridades sociales o de desarrollo nacional que tú; pero ¡haciendo que ambos voten por él, o ella! De ahí que, si a eso le sumas la información noticiosa falsa, haces que la realidad sea imprecisa, el ruido alrededor de los temas de tu interés se vuelve confusos y puedas llegar a creer en esa campaña dirigida hacia ti con una frase que jamás pensaste escuchar de un candidato así. Lo que sí sabemos es que no vemos con claridad cómo es que este tema se está regulando en México. Mucho menos quiénes y qué grupos de la sociedad civil participan en ello. Aquí los partidos políticos hacen su propia ley electoral, cosa que tampoco ayuda. Básicamente estamos dejando que se peleen entre ellos por sus intereses, y no por el bienestar y la claridad informativa para la sociedad. Una población que, dentro de su democracia, en teoría, es la que decide, especialmente a través del voto “informado” y “privado”.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @ricardoblanco G+: ricardoblanco Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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