Por: Lucrecia Iruela

Me recuerda a mis días como jurista donde analizaba a las sociedades regidas por la moral y las buenas costumbres. Las conductas humanas van cambiando según las necesidades de los grupos que van formando la sociedad. La moral y las buenas costumbres constituyen reglas de conducta a lo largo del tiempo. 

Las buenas practicas empresariales, seria la opción paralela de la sociedad en general extrapolando la moral y la costumbre a cada institución en particular. Se implementan practicas que constituyen una oportunidad de cambio porque justifican una necesidad especifica de la mayoría de los constituyentes de la empresa. Los empleados pueden sentirse participes y finalmente pueden fortalecer las mismas. 

Como concepto parece razonable y relativamente sencillo de aplicar. Pero desde la definición, la polémica esta servida. Primero porque todo lo que implica la palabra bueno, tiene la contrapartida de malo. Y es una forma muy sutil de inculpar a todo aquel que no cumple con las buenas costumbres a raja tabla. 

Premisa que también está en conflicto con la creatividad. Si no hubiera empleados que cuestionan las buenas costumbres no habría inovacion y avance. También es cierto que hasta que no se crea una fusión , cohesión y armonía por parte de todos los componente de los equipos, el destacar rompiendo las buenas costumbres o las buenas practicas, es solo una forma de disrumpir. 

Las buenas practicas tienen muchos niveles de aplicación dependiendo de la industria, del departamento, del equipo ejecutivo, del país. Sin olvidarnos de la interpretación de las mismas por parte de cada individuo. 

Cada día nos encontramos con mas procedimientos, procesos y protocolos para enfrentarnos tanto a la parte local de cada empresa y como a la más internacional y global. En este caos que estamos viviendo donde lo virtual se mezcla con lo presencial y lo convertimos en hibrido,  todos estamos actualizándonos para hacer las cosas bien. Pero en realidad hay mayor confusión que nunca con respecto a lo que creemos que esta bien. 

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Intentamos que haya más colaboración, inclusión y trabajo en equipo pero en realidad dividimos a los equipos por franjas horarias, por estilos de trabajo, u oficinas sin llegar a indagar en él porque hay cada vez mas individualismo en los trabajos. Apostamos por la humanidad y la gente pero atajamos las emociones, las esperanzas y necesidades de los individuos por el colectivo. 

En muchas ocasiones, hay cuellos de botella que estrangulan a los manages y empleados pero que se revisten de sabiduría y buenas practicas cuando en realidad son lastres que no dejan avanzar. Estilos de comunicación rígidos y medidos solo por la optimización de resultados. 

Los resultados de estas medidas de funcionamiento, buenas prácticas o costumbres prolongadas en el tiempo están provocando una rotación en las empresas de manera notoria ya que el talento esta valorando más la libertad individual y el desarrollo profesional. 

Estamos dejando al lado el sacrificar nuestra carrera por el puerto de trabajo. En el Silicon Valley, las grandes de la tecnología están siendo testigos de una gran movilidad de talento ya que los empleados están ponderando las expectativas de las empresas con las de ellos mismos. En un mundo pandémico o postpandemico hemos aprendido a ser eficientes en el trabajo disfrutando de nuestro tiempo y familias a vez de elegir un sitio para vivir que se adecua a nuestras necesidades. Y eso es justamente lo que esta pasando en el Valle del Silicio y es que el talento con una cierta experiencia esta migrando a zonas donde la calidad de vida se ajusta mas a sus necesidades. Donde no hay cabida el estar amoldándose a las buenas prácticas desarrolladas por otros. 

Las empresas no están cambiando muchos sus practicas porque saben que en el fondo pasar por las grandes de la meca de la tecnología les va a inflar el curriculum y enseñar procesos, protocolos y procedimientos que hasta la fecha han garantizado el éxito.

Pero lo que funciona en los monopolios de las empresas tecnológicas en el Silicon Valley no vale para el resto de los mercados. En Mexico por ejemplo, las empresas no tienen tanto margen para perder talento ya que no hay tanta atracción como lo puede tener la Bahia de San Francisco. En esta zona, el talento rota de una empresa a otra de manera muy ágil. 

En Mexico, la OCCMundial, empresa de búsqueda de talento y bolsa de trabajo, señaló que actualmente, el 78% busca otro empleo por la falta de creciente profesional y en gran medida se debe a que las empresas no cambian sus formas de hacer las cosas por lo que es mas difícil desarrollarse en todos los sentidos. 

Las buenas practicas es el marco para desarrollar un orden y un crecimiento pero no puede ser el comodín que se saca cuando los ejecutivos están conforme con ellas y el ambiente empresarial está desconforme. 

Como siempre digo podemos Do Better. Get Better. Be Better.

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Contacto:

Lucrecia Iruela. Abogada, Coach ejecutivo, empresaria. Liderazgo visión 360. Silicon Valley advocate. Marshall Goldsmith 100 coaches

Twitter: lucreciart

LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/lucreciai/

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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