Alejandro Bulgheroni, uno de los empresarios más influyentes y destacados de Argentina, habla pausadamente. Está próximo a cumplir 80 años y recuerda con lujo de detalle muchos aspectos no sólo de la operación de sus compañías, sino también de asuntos sensibles de la historia de su país durante las últimas seis décadas. Como empresario, ciudadano y protagonista de primera línea del devenir empresarial, tiene una mirada integral sobre todos estos asuntos. 

Está sentado en su casa de Buenos Aires, atendiendo vía telefónica a periodistas de Forbes que lo interrogan sobre su vida. Se toma su tiempo a la hora de responder. 

Entre los temas a los que se refiere están el petróleo (que domina al dedillo), el vino, el aceite de oliva, el futbol (obviamente), la política, la tecnología y el medio ambiente. Como todo argentino, al referirse al futbol deja en claro: “Soy adicto al equipo de futbol argentino: la selección.

Aunque soy hincha de Racing, mis hijos lo son de Boca, y mi esposa, de River. Los de Boca son más fanáticos, y mi mujer, de River, también. Yo no soy fanático. Me he “fanatizado” en la vida sólo con mis seres queridos, mi familia y con mi trabajo”, relata con convicción. 

El Mundial de Futbol de Qatar lo vio allá, con la familia. Asistieron a cuatro de los partidos (incluida la semifinal) de la selección que salió campeona y que estaba comandada por Lionel Messi. 

¿Se quedaron a ver la final?, le preguntan. “La final quisimos venir a pasarla en Argentina… porque era más impactante”, responde.

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Alejandro Bulgheroni, empresario argentino. Foto: © Ignacio Arnedo y Agustín Dusserre

Si bien ama el futbol y cree que Messi es el mejor jugador de la historia, su tema son los negocios. Es importante accionista de Pan American Energy Group (PAEG) y el único accionista de Beusa y Evolution Well Services, que facturan al año casi 5,700 millones de dólares (mdd) en sus operaciones en Argentina, México, Bolivia y Estados Unidos. En la industria petrolera ha sido un pionero, pues le ha interesado incorporar tecnología a todos los procesos. Haber iniciado exploración off shore por allá de 1978 y, en general, conocer todas las minucias de la operación petrolera lo llevaron a inventarse y diseñar una forma de operación de proyectos de fracking completamente eléctrica, lo que tiene un impacto importante en eficiencia, costos y reducción de la contaminación. 

Ha incursionado en otros negocios: tiene producción vinícola en Uruguay, Argentina, Italia, Australia, Francia y Estados Unidos. También produce aceite de oliva y ha construido una gran operación lechera en Uruguay. 

“Pero lo mío es el petróleo”, enfatiza, al señalar que, para que su producción de vino o aceite de oliva lleguen a tener el tamaño de su actividad petrolera, falta mucha inversión y tiempo. 

La perspectiva de Bulgheroni sobre la historia argentina y sus gobiernos también es muy crítica. Por eso se refiere a las vicisitudes ocasionadas por la hiperinflación y hace un balance pesimista de prácticamente todos los presidentes de su país, con apenas dos excepciones. Bulgheroni, realmente, es un consignatario muy importante de la historia de su nación. 

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Foto: © Pan American Energy

PETRÓLEO EN EL ADN 

El cuarto hombre más rico de Argentina, cuya fortuna es cercana a los 1,900 mdd, se metió en la industria del petróleo casi desde la cuna. 

Su padre, Alejandro Ángel, se inició en la fabricación industrial de bridas, piezas indispensables para el funcionamiento de la infraestructura petrolera. Apenas 10 años después, en 1958 (durante el gobierno del presidente Arturo Frondizi), se anunció una nueva política petrolera de largo plazo que permitió la entrada de nuevas empresas al negocio en Argentina. Bridas, justamente, fue el nombre que su padre le dio a la compañía familiar. 

En 1959, cuando Bulgheroni hijo contaba con apenas 15 años, su padre comenzó sus actividades en la industria del petróleo; primero lo hizo suministrando servicios de intervención de pozos. “Desde el principio, mi padre quería que yo entrara a trabajar, pero en ese entonces estaba empezando a estudiar Ingeniería Industrial, así que, recién en 1964 pude hacer mi primer trabajo de verano en los equipos de los yacimientos petrolíferos del sur de Argentina”. 

Cuando ya obtuvo su grado en la Universidad de Buenos Aires, empezó a trabajar tiempo completo en Bridas y viajó a Estados Unidos para realizar cursos de perfeccionamiento en el negocio de los hidrocarburos en la Universidad de Texas. 

“De regreso a la Argentina, estuve trabajando cinco años en los yacimientos petrolíferos con base en Comodoro Rivadavia, y desde ahí hasta Neuquén y hasta Tierra del Fuego”. 

Aquello fue toda una clase de ingeniería y geología que nunca hubiera podido cursar de otra forma. Eso le dio una capacidad de análisis sobre la industria petrolera, fundamental en su proceso de formación profesional y clave en las innovaciones que ha venido incorporando personalmente en sus compañías. 

A ello hay que sumar que ocupó distintos cargos en el área de Ingeniería, Perforación, Exploración y Producción de Petróleo y Gas. Además, participó en todas las licitaciones y contratos de perforación de pozos y servicios, y de exploración y producción de hidrocarburos. Su entendimiento de la industria es total. “Vi todas las áreas desde las técnicas, las administrativas y la parte financiera”, rememora. 

UN ENFOQUE INTERNACIONAL 

Una de las claves en la historia de Alejandro Pedro Bulgheroni fue su idea permanente de internacionalizar su empresa petrolera bajo la premisa de que, si no se puede seguir creciendo en Argentina por razones geológicas o políticas y es un negocio interesante, hay que crecer en otros países. En los años 70, hizo un periplo por casi toda la región en busca de oportunidades. Ya para entonces la firma no se dedicaba exclusivamente a los servicios petroleros y estaba en la producción pura y dura de hidrocarburos. 

Estuvo en Colombia, Venezuela, Chile, Perú, Bolivia y Ecuador, mirando oportunidades. No logró concretar nada hasta finales de los 70, cuando consiguió contratos de desarrollo petrolero y perforación en Talara, Perú, asociado con Occidental Petroleum. 

“Siempre creí en el crecimiento a través de la asociación. Según nuestra experiencia, cada vez que lo hicimos, los buenos resultados se vieron a corto plazo. Nunca tuve miedo de las asociaciones, si se elige el socio adecuado y los términos de la asociación están muy bien definidos desde el principio. Es muy importante negociar condiciones de gestión que garanticen una fuerte influencia en las decisiones. Trabajamos en diferentes países y tuvimos diferentes tasas de éxito. En 1997, se funda PAE, de la cual soy Chairman y fundador, y hoy tenemos como socios a BP y a CNOOC, que se unió más tarde”. 

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Alejandro Bulgheroni, empresario argentino. Foto: © Ignacio Arnedo y Agustín Dusserre

La posibilidad de la internacionalización se concretó a principios de los 90, cuando ganó una licitación de exploración y producción en Turkmenistán, descubriendo importantes reservas de gas y petróleo. 

“Cuando hacemos la fusión con Amoco, esta empresa se había metido en Bolivia y no podíamos dejar eso afuera. Así que, en 1997, entramos en Bolivia con Amoco”, explica. 

Ambas historias son muy parecidas porque terminaron en que los gobiernos de esos países confiscaron las participaciones de las compañías extranjeras. “Tristemente, el gobierno turkmeno decidió confiscarnos y ahí comenzó un largo arbitraje, que pudimos ganar porque estábamos dentro de toda la ley. Conseguimos que nos pagaran al menos un porcentaje pequeño de lo que habíamos desarrollado”. [Fue] también el caso de Bolivia. 

LA ACTUALIDAD 

Hoy sus intereses petroleros han logrado superar todas las vicisitudes. 

En Pan American Energy Group están produciendo hasta 250,000 barriles de hidrocarburos diarios: cerca de 25,000 son de México, un poco de Bolivia y el resto de Argentina. Lo más importante para ellos es el área de Cerro Dragón, que es el yacimiento operativo más grande de Argentina en la actualidad. 

El empresario dice que este yacimiento está siendo desplazado en términos de volumen de producción por la formación de Vaca Muerta, pues las reservas de crudo allí podrían multiplicar por 10 las reservas de Argentina. 

Allá también tiene proyectos Bulgheroni. Dice que cuentan con un área cercana a las 300,000 hectáreas. No obstante, el mango de la sartén en materia de exploración y explotación lo tiene YPF, que posee la mayor parte de las áreas. 

Pan American Energy Group factura al año cerca de 5,000 mdd, mientras que Evolution Well Services y Beusa en Estados Unidos ya se acercan a una facturación anual de 700 mdd. Estas últimas compañías son otro de los motivos de satisfacción de Bulgheroni. Pan American Energy Group SL es, hoy, la empresa privada de energía integrada más grande y eficiente que opera en la región de la cual Bulgheroni es actualmente Chairman (lo es desde su creación en 2017). PAEG comprende toda la operación de exploración y producción a través de PAE y la operación de refinación y comercialización a través de Axion Energy. 

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Foto: © Pan American Energy

LA CONQUISTA DE ESTADOS UNIDOS 

A partir del año 2000, Bulgheroni desarrolló Beusa Energy, una empresa de perforación y producción de petróleo y gas, participando en lo que se llamó “la revolución del shale”, que permitió a Estados Unidos incrementar significativamente su producción de petróleo y gas con una combinación de fracking hidráulico y perforación horizontal. “En 2016 empezamos a trabajar en fracking. Es un negocio que manejé personalmente con mi gente e hicimos todos los desarrollos tecnológicos, contamos con todas las patentes y hoy tenemos una compañía que es mucho más amigable que todas las empresas de fracking con sistema tradicional, y mucho menos contaminante. Además, usar el gas de los yacimientos le da un ahorro al operador, al que contrata el fracking, que puede significar el 95% de su costo de combustible”. 

La idea le venía dando vueltas en la cabeza desde hacía años. Se trataba de volver eléctricos todos los equipos de fracking. Para ello, convenció a todo su equipo de Houston para que se pusieran a trabajar con él. Lo hicieron con disciplina entre 2013 y 2015. “Entonces tuvimos nuestro primer equipo de fracking totalmente eléctrico: toma el gas de los pozos, con una turbina de 35 megas produce energía y, de ahí en adelante, todo es eléctrico: bombas, tratadores de barro, etcétera”. 

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A principios de 2024, Evolution operara 13 flotas, prestando servicios de fracturación eléctrica a los principales operadores de petróleo y gas de Estados Unidos. 

Reitera que su compromiso con este proyecto fue total, porque “a mí todos estos temas tecnológicos y que ayudan a reducir la contaminación ambiental siempre me han interesado”. 

Lo ocurrido con Evolution es para él un motivo de orgullo, y se le nota. A pesar de su hablar pausado, hace énfasis en que él personalmente se puso al frente del proceso de innovación que terminó con una propuesta completamente revolucionaria para explotar yacimientos no convencionales. Hoy su grupo empresarial petrolero representa 25,000 empleos directos. 

EL FUTURO DEL PETRÓLEO 

Bulgheroni tiene claro que el planeta debe girar hacia unas formas de generación de energía más limpias para el medio ambiente. Insiste en que esa ha sido, junto con la tecnología, su mayor preocupación siempre. 

De ahí que critique a quienes se oponen al fracking y a seguir explorando para encontrar gas, que es el combustible de la transición. “En los últimos años, esto ha sido un tema básico. Por suerte, la gente está entendiendo de qué se trata. Muchos, desde el punto de vista político, hablaron sin saber, y hoy creo que ya están un poco más razonables, hablando de la transición energética. En realidad, si queremos ir a menor contaminación, tenemos que hacerlo ordenadamente. Esto toma tiempo. No va a ser rápido, va a requerir mucha inversión y no va a ser fácil”, declara. 

Aun así, ve como algo positivo la tendencia mundial en esta materia. Esto ha sido posible gracias al boom del shale, porque han aumentado las reservas de gas natural y las posibilidades para que esta opción reemplace al carbón y al fuel oil, con lo que el planeta se estaría contaminando menos, por definición. 

“Ese podría ser el primer objetivo. El carbón es el más contaminante de los fósiles, por lejos. El mundo, en este momento, está investigando tecnologías que disminuyan los costos de tener energías más limpías. Hay mucha plata, mucha gente y mucha materia gris tratando de desarrollar esas tecnologías”. 

Su fe en el gas como combustible de transición no le ha impedido apostar por otras fuentes renovables. 

“Estamos invirtiendo en otros negocios: produzco biogás, con lo cual todas las emisiones de metano las tenemos controladas. Pan American Energy Group ha entrado en el desarrollo de varios parques eólicos; estamos estudiando también parques solares y hemos iniciado la exploración de litio en el norte de Argentina”. 

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Foto: © Jon Hicks / Getty Images

LOS OTROS NEGOCIOS 

Bulgheroni explica su incursión en otros negocios. Allí están el aceite de oliva, el vino, la leche, la forestación y la ganadería. 

El negocio del aceite ha ido muy bien. “Estamos produciendo un aceite que tiene cientos de premios, desde su aparición”, explica. “Este negocio lo planteamos con Bettina, mi mujer, a principios de los 2000, y luego, en 2007 comenzamos el negocio del vino con Bodega Garzón, en Uruguay”. 

“Cuando me pongo a hacer un negocio, siempre me apasiono; y, para trabajar en el vino, hay que tener mucha pasión, así como en el petróleo. Nuestros vinos de Garzón ya están en casi 60 países”, comenta. Sin embargo, quería ser profeta en su tierra y por eso se planteó producir vino también en Argentina. 

“Tenemos una empresa que hace vinos en la Argentina. Como poseo mi veta exploradora, me fui a hacer vino a Chubut, al sur, en la Patagonia extrema. Tenemos unos vinos sensacionales porque las condiciones climáticas y el suelo son de primera. Los vinos también son muy exigentes y resulta muy caro para operar”. 

Justamente al momento de la entrevista, Diego, uno de sus hijos, el economista, le informa que se ha presentado una helada tardía en esa zona, y eso podría afectar la cosecha. 

“Espero que todo haya ido bien. Estamos protegidos, pero hay veces que la protección no alcanza”. En Italia, Francia, Estados Unidos y Australia también ha desarrollado viñedos. “Estamos también en Napa [California], donde producimos unos vinos muy buenos que ya tienen 100 puntos [una calificación de excelencia]. Hace unos años, no quería hablar de los vinos porque no tenían la calidad que yo esperaba. Hoy, en todas las áreas donde estamos produciendo tenemos vinos de alta calidad y yo diría que la mayor cantidad de vinos están por encima de los 90 puntos y, muchos, cerca de los 100. Y eso es muy interesante. 

En algunos lugares ya es un negocio rentable y pensamos que pronto lo será en todos lados. Es un tema muy interesante y divertido”. 

LA FAMILIA, LA PRIORIDAD 

No hace falta que lo reitere: Bulgheroni es un apasionado de su familia. 

Con ésta no sólo ha consolidado una estrecha relación en la vida, sino también en los negocios. Con Bettina, su esposa, empezó el negocio del aceite de oliva, a principios de los 2000. De ahí se desprendió el negocio del vino. 

En medio de risas, Bulgheroni dice que “ella hace siempre la distinción: dice que el vino es mío y el aceite de ella. A ella el vino no le gusta”. Diego, uno de sus hijos está muy cerca de la operación de los viñedos en Argentina. En Evolution Well Services, otro de sus herederos, Alejandro Pedro (h) el menor de sus hijos (es abogado), está pendiente de toda la evolución de sus negocios estadounidenses. 

Tiene muy presente la influencia de su padre en su historia profesional. “Yo siempre pensé que iba a trabajar con mi padre. Ese fue mi desarrollo como empresario. Creo también, ahora, ya con una empresa mucho más grande y con otros socios, que tal vez es más difícil para mis hijos, pero hay distintas alternativas”, explica. 

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EL FUTURO DE ARGENTINA 

Ante todo, Bulgheroni es un gran argentino. Por eso es necesario plantearle los temas centrales de su país y la situación de punto de quiebre que vive en este momento. Con inflación de más del 100% anual, elevado déficit fiscal y con elecciones, lo que se decida será definitivo en el futuro de todos los argentinos. 

¿Qué opina sobre la idea de dolarizar?, se le pregunta. 

“Viví la hiperinflación de 1989-1992. Los argentinos hemos adquirido (después de 70 años de vivir con inflación) un séptimo, un octavo y hasta un noveno sentido para saber qué hacer ante un proceso inflacionario”. 

Recuerda que la única forma en que lograron parar la inflación fue con la convertibilidad, que impone grandes desafíos macroeconómicos. 

“Yo no voy a analizar si la dolarización es constitucional, si se puede o no se puede. No soy abogado que pueda analizar esos problemas. Lo único que yo sé es que la única vez que nosotros realmente terminamos con la hiperinflación en los 90 fue cuando se tuvo convertibilidad”. 

Su perspectiva crítica sobre la historia de Argentina lo lleva a decir que su país ha tenido un siglo de decadencia. Muchos presidentes jugaron un papel lamentable en la historia argentina. “Ha habido algunos presidentes argentinos que han hecho algunas cosas bien. Primero Arturo Frondizi y, después, Carlos Menem”. 

¿Y Javier Milei, que ha escalado en las encuestas para las presidenciales de octubre y tiene propuestas libertarias radicales? “Veo una persona que sabe lo que dice, entiende de lo que habla y que, además, dice muchas cosas que a mí me caen bien, a las cuales me adhiero… no todas. Los países tienen los gobiernos que se merecen y la Argentina está en decadencia desde hace 100 años”. 

Alejandro Bulgheroni ha entrado en el Olimpo empresarial argentino con una carrera dominada por los asuntos técnicos del desarrollo petrolero y por las vicisitudes que implica hacer negocios en un país donde persiste una gran agitación social y política, como Argentina. 

El 22 de octubre, su país irá a las urnas para decidir su futuro. Dos días después, el empresario cumplirá 80 años, y lo hará, muy probablemente al lado de su familia. Una gran coincidencia: la celebración de un legado en un momento definitivo de la historia. Ojalá que de todo ello salga lo mejor para todos los argentinos.

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