Este 9 de agosto es el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, una fecha instaurada en 17 de febrero de 1995 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y para conmemorarlo contamos sobre estas tradiciones poco conocidas que mantienen vivas nuestras culturas.

Suscríbete a nuestro newsletter semanal aquí

De acuerdo con el Censo 2020, la población hablante de lengua indígena en el país pasó de 6 millones 913 mil 162 en 2010 a 7 millones 364 mil 645 en 2020. Los estados con mayor número de población hablante de lengua indígena son Oaxaca, con 31.2%, Chiapas con 28.2%, Yucatán con 23.7%, Guerrero 15.5% e Hidalgo con 12.3%.

La lengua indígena predominante es el Náhuatl, con un millón 651 mil 958 hablantes, seguida por la Maya con 774 mil 755, Tseltal con 589 mil 144, Tsotsil con 550 mil 234, Mixteco con 529 mil 593, Zapoteco con 490 mil 845 y Otomí con 298 mil 861.

Datos de la UNAM y del Sistema de Información Cultural del Gobierno de México, indican que en México existen más de 60 pueblos indígenas en nuestro país, cada uno cuentan con sus propias tradiciones, muchas de ellas conocidas y otras tantas no tan conocidas.

Esto te interesa: Pueblos mágicos para los amantes del café

Danza de los Parachicos

Del 8 al 23 de enero, en Chiapas, se celebra la Danza de los Parachicos, la festividad más larga en el estado, data de 1711 y en 2010 fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

Esta tradición de los pueblos indígenas contempla danzas y ceremonias religiosas como parte de la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo, donde la Danza de los Parachicos es el momento culminante de la gran celebración.

Su atuendo contempla máscaras de madera con rasgos semejantes a los españoles con barba de candado; además tocado o “montera”, sarape tipo Saltillo, chalina bordada, cintas de colores y un chinchín, que es una sonaja de lámina.

Los bailarines recorren Chiapa de Corzo, desde la mañana y hasta la noche, cargando imágenes religiosas y visitan diversos lugares de culto. Se calcula que participan cerca de 6 mil personas.

Según la tradición oral, a mediados del siglo XVIII, al entonces llamado pueblo de Chiapa de la Real Corona, llegó doña María de Angulo buscando al curandero indígena para que aliviara a su pequeño hijo de una extraña enfermedad. Después de bañar al niño en las curativas aguas del Cumbujuyú, éste sanó de sus males.

Los parachicos evocan a los antiguos chiapacorceños que se disfrazaron para entretener al infante durante su enfermedad, de ahí su nombre, pues lo hacían “para-el-chico”.

¡No te lo pierdas!: Tres pueblos indígenas intervienen de forma fascinante los controles de Xbox

La Danza del Pochó

Esta celebración inicia el 20 de enero, día de San Sebastián, marca el inicio del Carnaval de Tenosique — también conocido como “El carnaval más raro del mundo”, en Tabasco, y se repite los tres domingos siguientes para concluir con la muerte de Pochó, vencido y quemado el último martes de la festividad.

Esta tradición simboliza la purificación del hombre en su lucha entre el bien y el mal. De acuerdo con el arqueólogo tabasqueño Tomás Pérez Suárez, esta tradición indígena ancestral, inicia cuando la gente sale de sus casas a tirarse kilos de harina, como muestra de que habrá una buena cosecha de trigo.

Detalló que hay tres personas que intervienen en el desarrollo de esta danza tradicional:

  • Los cojóes: los más importantes porque son el alma de la fiesta y encargados de dirigir ironías y bromas al público, además de ridiculizar los hechos y cosas de actualidad. Su vestimenta consiste en una faldilla de hojas de castaña y tosco costal con el que cubre su torso, una máscara de madera pintada con diversos colores, así como un sombrero adornado con flores y hojas de cañitas.
  • Pochoveras: doncellas de flores y sacerdotisas del dios Pochó, encargadas de mantener el fuego encendido y vigilar su altar. Visten una falda larga floreada, blusa blanca, collares y un sombrero cubierto de flores y hojas de cañitas.
  • Jaguares: se cubren el cuerpo con tierra blanca que sirve de adorno en el fondo para que sobresalgan las manchas negras echas de carbón; encima portan una piel de tigre o de venado. En la representación, ellos bajan a la tierra para destruir a los hombres de la pulpa de maíz y son protegidos por las pochoveras.

La tigrada

Cada 15 de agosto el pueblo de Chilapa, en Guerrero, se reúne para una fiesta llena de color, La tigrada, un ritual en el que se disfrazan de tigres para agradecer a Tláloc los favores recibidos además de que es un ritual para atraer las lluvias.

Detrás de esta tradición de los pueblos indígenas, se esconde una leyenda: un grupo de hombres, vestidos de tigre, engañaron a Tláloc para robar su maíz. Furioso, el dios de la lluvia deja caer una tormenta. Por ello los bailarines llevan fuetes o cadenas que, al azotarlos, asemeja el estruendo de la tormenta.

Los tigres pasean por las principales calles de la ciudad, mientras niños los provocan con el fin de ser perseguidos por los felinos. Durante su camino los tigres bailan, beben, rugen y anuncian una buena cosecha. Quienes son atrapados están sentenciados a morder un chile verde.

Quienes participan suelen vestir un traje atigrado, máscara de madera adornadas con colmillos, un fuete o cadena cuyo sonido emula al trueno y su presagio de lluvia.

Estas tradiciones de nuestros pueblos indígenas son solo una muestra de la riqueza cultural de nuestro país, sus fiestas, tradiciones que perseveran con el paso del tiempo y que nos llenan de orgullo.

Síguenos en:

Instagram

Facebook

Twitter

 

Siguientes artículos

Cerveza
A través de ilustraciones, un artista gráfico nos explica las cualidades de la cerveza
Por

A través de 22 ilustraciones, Emiliano Coca nos cuenta por qué esta bebida es única gracias a una campaña con motivo del...