Por: Jorge Arias, Head de Google Workspace en Latinoamérica

Esta es una pregunta que últimamente me hacen con mayor frecuencia conforme las restricciones y los contagios en el mundo van disminuyendo. Y aunque la respuesta se envuelve en la misma incertidumbre en la que hemos vivido en los últimos dos años, los efectos que el trabajo remoto ha tenido en la cultura laboral, tanto de empresas como de colaboradores, es innegable. Pienso en la respuesta a esta pregunta cada vez que tengo una videollamada con algún cliente que se encuentra en otra ciudad o con mis compañeros que se ubican en un país diferente. Incluso reflexiono sobre este tema en mi día a día, cuando observo aquellos momentos que el trabajar desde casa me ha traído, como comer acompañado de mi familia o dedicar mayor tiempo de calidad a mis seres queridos y a mis gustos personales.

Si bien todavía los reportes de movilidad muestran una montaña rusa que va de aumentos en los desplazamientos en las zonas de trabajo a drásticas caídas cuando se registra una nueva ola de contagios, una de las mayores interrogantes que ya se está debatiendo es ¿qué pasará con los paradigmas que logramos romper con la pandemia cuando la hayamos superado? Hace algunas semanas, antes de la nueva ola de contagios, se mostraba un aparente regreso a la normalidad, pero las restricciones de movilidad hicieron que volvamos a plantear el valor de la flexibilidad en los espacios de trabajo. 

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Es por ello que me gustaría resaltar por qué, una vez que hayamos llegado a ese anhelado momento de dar vuelta a la página del COVID-19, es importante seguir con planes de trabajo que permitan a los colaboradores desempeñarse efectivamente, sin que esto signifique un espacio determinado. Para ello traigo a la mesa algunos datos que recientemente IDC compartió a través de un estudio impulsado por Google y que sustentan varios beneficios de trabajar remotamente. 

Como lo hemos experimentado, el impacto que tiene trabajar desde casa se refleja en diferentes frentes, uno de ellos es lo mucho que podemos economizar. Ahora destinamos menos recursos en gasolina o pasajes, pero sobre todo podemos ahorrar en tiempos de traslado e incluso tener una mejor alimentación. De hecho, más del 63% de los empleados latinoamericanos que fueron encuestados por la consultora concuerda conmigo en esta serie de beneficios. Este mismo porcentaje también considera que realizar sus labores de forma remota aumenta su productividad. Las empresas que implementaron estos modelos, de igual manera, ven los resultados, pues de acuerdo con las organizaciones entrevistadas para este reporte, los trabajadores remotos aportan 1.4 días más de trabajo efectivo al mes. 

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Sin duda, la mayor contribución de trabajar remotamente está en la tranquilidad y en la salud que podemos ganar, como lo indica el 53% de los encuestados. Y es que con el simple hecho de no tener que desplazarse entre la casa y la oficina, es posible reducir los niveles de estrés. Ahora bien, las empresas también ganan. Bajo este esquema, 41% de los empleados dijo haber aumentado su lealtad hacia su empleador, en tanto que el tiempo en que un colaborador es improductivo sorprendentemente es menor que cuando trabaja desde la oficina.

Después de esta serie de beneficios me atrevo a decir que por supuesto hay cabida para el trabajo remoto después de la pandemia. Sin embargo, es importante considerar que tanto las compañías como los colaboradores necesitan enfocar su atención en otros factores para que los beneficios sigan siendo palpables. Me refiero a utilizar herramientas que impulsen también el bienestar de las personas. En este sentido es necesario que las organizaciones acerquen soluciones y tecnologías que permitan al trabajador hacer efectivamente sus actividades y que al mismo tiempo sean capaces de procurar buenas prácticas para el manejo de su tiempo, para la priorización de sus objetivos, para desarrollar un trabajo colaborativo de manera simple, rápida, segura e inteligente; incluso hasta para hacer las videollamadas más eficientes. 

A las empresas que ya probaron estos modelos e implementaron soluciones que empujan la productividad y el bienestar de los empleados, sin importar el lugar en el que se encuentren, las invito a seguir haciéndolo, incluso cuando ya sea posible reencontrarnos en las oficinas. Proporcionar esquemas flexibles, a los cuales los colaboradores ya están adaptados, permitirá que las personas conecten, conversen e innoven, mientras las empresas mantienen al talento que hará que tengan un mayor impacto en sus industrias y negocios. Y a las que aún no las han experimentado, es momento de explorar aquellas aplicaciones integradas que las lleven a donde hoy, seguramente, ya están sus competidores. 

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Jorge Arias, Head de Google Workspace en Latinoamérica

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