Como ha ocurrido en otros momentos de la historia, lo que vemos en Ucrania representa el desarrollo de un conflicto multicausal heredado del término de la Guerra Fría y que constantemente han acechado a la población civil. Detrás de este conflicto hay grandes intereses políticos y económicos, que tristemente se superponen a los intereses y el bienestar de la sociedad.
Ucrania ha decidido el camino de la soberanía y de la independencia a pesar de los esfuerzos permanentes de Rusia por intervenir en los asuntos internos ucranianos. El costo de esta intervención militar es bastante alto, no sólo en términos económicos globales. Más allá de la especulación en los mercados internacionales que desatará alzas inflacionarias, intermitencias en la cadena de suministro y escasez de productos, incluyendo las fluctuaciones en el comercio de gas natural y petróleo; la repercusión más importante es la humanitaria. La parte más vulnerable y débil del conflicto es Ucrania y aunque los aliados europeos y el sistema de organismos internacionales busquen una solución pacífica que minimice el avance ruso en el control del territorio ucraniano, el daño a la estabilidad y el desarrollo de la población se sentirá por varios años más.
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Las sanciones económicas impuestas por la comunidad internacional, aunque buscan que el gobierno ruso desista de su avanzada militar, afectarán de forma importante a la población rusa también, que en su mayoría rechaza la reciente intervención.
La eventual escalada del conflicto hacia un conflicto de alta intensidad que involucre a los aliados de la OTAN se ve aún poco probable, no obstante, los antecedentes hostiles de los grupos separatistas ucranianos han agregado a un asunto interno una dimensión militar importante.
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Es inminente que la estrategia rusa busca el control del territorio de Lugansk y Donetsk y su eventual anexión sería lo subsecuente en el escenario geopolítico, esto por supuesto sería un golpe mortal para Ucrania y su intento por mantenerse como un Estado independiente pues le dejaría ampliamente expuesto a una anexión absoluta por parte de Rusia.
La obsesión por reposicionar el poderío ruso llega justo en medio de una crisis energética que ha amenazado al comercio y desarrollo económico de la región, aunado a la ya desgastada situación económica y pandémica, la población más afectada estará expuesta a un cúmulo de consecuencias derivadas de la devastación originada por los ataques militares y del paquete de sanciones económicas anunciadas por el bloque occidental.
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