Por Moisés Pérez Peñaloza* La automatización, el aumento de las máquinas pensantes y las nuevas habilidades que las organizaciones buscan en las personas han cambiado por completo el panorama laboral a nivel global. Las megatendencias están permeando cada vez más la manera en la que trabajamos. Así, los avances tecnológicos y las innovaciones, la población que envejece día con día, la creciente urbanización, los cambios en el poder económico global, así como la escasez de recursos y el cambio climático han traspasado el mundo de los negocios, enfatizando la necesidad de innovar y adaptarse al entorno cada vez más evolucionado. Recientemente, PwC publicó el documento Workforce of the future. The competing forces shaping 2030, que destaca la necesidad de que las organizaciones se preparen para el futuro. En el reporte también se describen las mejores formas de atraer, mantener y motivar a los empleados y las herramientas para estar preparados ante los cambios que veremos en la próxima década. La forma en la que los empleadores y trabajadores reaccionen ante estas megatendencias determinará el futuro de las compañías, particularmente frente a las innovaciones tecnológicas, una de las megatendencias con mayor fuerza. El documento, basado en una encuesta elaborada a más de 10 mil personas, revela que 73% de las personas cree que la tecnología nunca podrá reemplazar la mente humana, 65% considera que la misma mejorará sus prospectos de empleo en un futuro y 37% se muestra preocupado de que la automatización ponga sus puestos de trabajo en riesgo. Las cifras anteriores permiten ver el temor de un sector poblacional, en especial el más vulnerable, de ser reemplazado y perder su medio de ingreso. En esta misma línea, 60% de los encuestados piensa que en un futuro pocas personas contarán con un empleo estable y duradero. Esta información nos provee de herramientas para determinar cuáles serán las habilidades que se necesitarán de los trabajadores. La adaptabilidad -tanto en los individuos, como en las empresas y en las sociedades- es esencial para navegar los cambios que se avecinan. Es prácticamente imposible saber con exactitud cuáles serán las facultades que el mercado laboral requiera a futuro, por lo que es importante que los conceptos de capacitación, educación continua y aprendizaje sean una constante en el ambiente laboral. De hecho, 74% de los trabajadores que participaron en el sondeo se mostraron dispuestos a aprender nuevas habilidades o a volver a entrenarse por completo para así permanecer aptos para el trabajo; asimismo, 74% piensa que es su propia responsabilidad aumentar sus habilidades profesionales, más que obtenerlas de su patrón. Las organizaciones y los individuos deben prepararse para un futuro indefinido, atender los cambios en las necesidades de talento y subirse al tren de la innovación. Lo único cierto es que nada es certero, por lo que la flexibilidad y la capacidad para adaptarse a las circunstancias son vitales para una pronta y mejor adaptación de los cambios que vienen, y así lograr el éxito. Las empresas deben comprender que estamos viviendo en un mundo globalizado donde las corporaciones mundiales pasan al frente y las preferencias de los consumidores dominan el mercado. El éxito dependerá de una fuerza laboral productiva mientras que las empresas compiten por el mejor talento. Asimismo, la necesidad de una fuerte conciencia social es primordial. Cada vez más consumidores muestran lealtad hacia organizaciones socialmente responsables y que cuidan el medio ambiente. De los encuestados, 23% respondió que “hacer un trabajo que marque la diferencia” es muy importante para su carrera. Por último, tenemos el factor social. En este nuevo entorno laboral, las personas van primero. Las empresas éticas, justas y con un alto factor social serán las preferidas por los empleados; así lo refleja el 25% de los encuestados, que respondió que su empleador ideal sería una compañía con valores similares a los suyos. Las fuerzas que impulsan el cambio en el mundo de los negocios no pueden ser ignoradas por los gobiernos, ni por las empresas o los individuos. El 2030, un año que puede sonar distante, ya se está empezando a moldear, por lo que es mejor adelantarse y tomar medidas inmediatas que ver pasar las transformaciones sin poder controlarlas. *Moisés Pérez Peñaloza es socio de Rewards, Benefits & HR Analytics en PwC México.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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