El presidente de México es bastante polémico con la economía y todo aquello que está relacionado con ella. Pero hemos de señalar que lo es todavía más cuando se trata de las autoridades y las instituciones económicas que tratan de monitorizar la evolución que sigue el país.
Atendiendo al comportamiento del que ha hecho gala, y a las declaraciones emitidas por este a lo largo de toda su legislatura, esta afirmación que comento al inicio puede constatarse con numerosas escenas en las que ha emitido ataques contra organismos como el organismo estadístico, cuando el dato emitido por este no era el esperado por el equipo de gobierno, o como la autoridad monetaria, cuando emitía comentarios pesimistas sobre la evolución de la economía mexicana. Pero por si estos ejemplos resultaran insuficientes para aquellos más benévolos, en los últimos días hemos sido testigos de una nueva recomendación del presidente a Banxico, la cual no solo vuelve a desatar la polémica, sino que pone los pelos de punta a muchos analistas.
De acuerdo a AMLO, el Banco Central, Banxico está adoptando una estrategia, a su juicio, errónea y perjudicial para la economía mexicana. La estrategia adoptada por el banco central, que prima combatir la inflación sobre todas las cosas, está frenando a la economía mexicana y, como muestran los indicadores, apagando su crecimiento. Y esto, como muchos datos que ha ofrecido la oficina estadística a lo largo de estos meses, o como muchos de los comentarios emitidos por el banco central en otras ocasiones, molesta al presidente al que, como ya dije un día, solo parecen importarle los indicadores y lo que estos digan de él y su gestión.
En concreto, sus últimas declaraciones recogen una recomendación del presidente a Banxico en la que le sugiere “no preocuparse tanto por la inflación” y “preocuparse más por una economía”, que “se está apagando por la intensa actuación de la autoridad monetaria”. De acuerdo con AMLO, Banxico es el culpable de que la economía mexicana se esté apagando, y esto, pese a que hablamos de una política que han adoptado todos los bancos centrales, y en todo el mundo, no gusta a un presidente que salvo las críticas con la inercia que se derivó de la recuperación estadounidense, pero que hoy vuelve a ver la fragilidad de la economía que gestiona en unos números que muestran un escenario muy distinto a ese que veíamos hace unos meses.
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Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, es preciso señalar varias cosas, a la vez que vamos a tratar de poner, como se suele decir, cada cosa en su sitio y donde corresponde. Asimismo, y dado que se toma la libertad de hacer recomendaciones a instituciones independientes, tomo la libertad de hacer una serie de recomendaciones, al igual que ha hecho él con el Banco Central.
Banxico es una autoridad independiente, por lo que actúa al margen de las recomendaciones que pueda emitir el gobernante que se halle en el poder. Y en este mismo contexto, debe saber que, de aspirar a ser una economía de primer nivel, la independencia del banco central es una condición determinante. La política monetaria está actuando con base en la actuación que están adoptando todos los países, centrándose en una inflación muy severa, y siendo el principal objetivo del Banco Central la estabilidad de precios, no se entiende que el presidente acuda a Banxico a decirle que cambie su postura y mire por un crecimiento más que inflado si tenemos en cuenta ese incremento de los precios.
Y al margen de lo anterior, debe ser consciente de lo que es un indicador, y saber que los indicadores no son más que el reflejo de la economía y la consecuencia de lo que ocurre en la economía. Constantemente se le ha visto cuestionando indicadores, e incluso pidió la confección de un “nuevo” PIB porque el resultado del PIB no resultaba de su agrado. Esto refleja un desconocimiento sobre el funcionamiento de un indicador económico y, por la misma razón, no debe permitírse.
Para no hacer saltar las alarmas, el presidente ha comunicado que respeta, y respetará la independencia de Banxico; siempre. Esperemos que esta frase sea una realidad, pues lo contrario supondría un fracaso enorme para una economía que aspira a ser mucho más.
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