Por: Roberto Mendoza

En el ámbito fiscal, México es un país sui géneris porque oscila entre una deficiente cultura fiscal, atribuible a la baja moral tributaria (es decir, bajos índices de recaudación derivados de una falta de disposición general a pagar impuestos), y un aparato de fiscalización gubernamental que se podría considerar vanguardista por su avanzada estructura tecnológica, haciendo a un lado la ocasional complejidad para agendar citas.

De acuerdo con el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Estadísticas tributarias en América Latina y el Caribe de 2023, en los últimos 20 años, el promedio de la recaudación tributaria como proporción del producto interno bruto (PIB) de nuestro país jamás ha rebasado 17.8%, en comparación con 34.1% que poseen otros países miembro de dicha organización.

En este sentido, se podría destacar el caso de Brasil, competencia directa para la inversión extranjera, que, según el informe mencionado, cuenta con un índice de recaudación de 33.5%, poco menos del doble que nuestro país. Lo anterior aunado a la posibilidad de que se presenten escenarios divergentes que exhiban nuestros bajos niveles recaudatorios.

Así pues, además de la falta de civismo fiscal en México, existe otro factor que poco aporta a la fórmula de recaudación. Como señaló el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en su comunicado de prensa Actualización de la medición de la economía informal 2003-2021, preliminar, publicado en diciembre de 2022, el valor de la economía informal es aproximadamente de 23.7% del PIB, representando prácticamente una cuarta parte de este. 

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Al respecto, cabe señalar que es factible que los ingresos derivados de la economía informal no sean fiscalizados y, por ende, que estas actividades tiendan a detonar situaciones como evasión, elusión y hasta contrabando. Por lo tanto, sin los esfuerzos e inversiones en tecnología que ha realizado la autoridad fiscal, el escenario sería mucho más complejo. 

Ahora bien, ¿hacia dónde vamos? Actualmente es válido cuestionarse los niveles de recaudación de la administración fiscal en México, pese al acceso que esta tiene al monitoreo en tiempo real de la contabilidad electrónica, la facturación digital, los trámites en línea y otros elementos, aunque, en definitiva, al compararlos con las herramientas de otras economías líderes, en donde resulta más sencillo proceder con la deducción de un gasto, podrían parecer insuficientes. 

Sin duda, no es una tarea sencilla, pero lo anterior hace evidente y justifica la búsqueda constante de nuevas tecnologías e incluso el ya requerido uso de inteligencia artificial (IA) para mantener competitiva la recaudación. 

En este contexto, es altamente probable que estemos próximos a experimentar otro proceso de evolución del aparato recaudatorio del país, por lo que no debe sorprendernos que temas como la IA y el blockchain ya formen parte de la agenda de implementaciones, mejoras y nuevos procesos. Es importante mencionar que esta tendencia deberá ser adoptada por las organizaciones para que también puedan hacer frente a los cada vez más robustos y perfeccionados requerimientos de información.

En conclusión, la concientización de la necesaria transformación en el ámbito fiscal debe contar con la perspectiva proactiva y no reactiva de empresarios y directores, ya que, de lo contrario, sus empresas llegarán tarde. No se trata solo de invertir por invertir, sino de saber identificar en qué rubros, talento y tecnologías es necesario hacerlo para asegurar el cumplimiento debido, así como garantizar un menor margen de riesgo de enfrentar multas o impactos en la utilidad. Una clara visión estratégica con el objetivo de generar valor agregado respecto a la competencia marcará la diferencia en el futuro.

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Contacto:

Roberto Mendoza, Socio Líder de Tax Transformation,  Líder de Servicios Fiscales y Legales de la Unidad de Negocios Noreste de KPMG México

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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