- Bienes privados: aquellos que son excluibles y tienen rivalidad (se puede evitar que personas tengan acceso a ellos y su consumo por un individuo implica que otro no lo pueda disfrutar; por ejemplo, un sándwich).
- Bienes públicos: aquellos que no son excluibles y no tienen rivalidad (no se puede evitar que se tenga acceso y el hecho de que alguien lo disfrute no evita que alguien más lo pueda hacer; ejemplos: la seguridad nacional, el conocimiento).
- Recursos comunes: aquellos que no son fácilmente excluibles pero que sí tienen rivalidad (no se puede evitar fácilmente el acceso, pero si alguien lo consume sí puede evitar que alguien más lo disfrute; ejemplo: los recursos naturales).
La ley de aguas y la tragedia de los comunes
En un país donde la regulación por parte del Estado es poco confiable, y los intereses privados dominan los intereses colectivos, algo tan vital como el agua puede llevarnos a la ruina.
El agua en cualquiera de sus estados, particularmente en estado líquido, es uno de los recursos más valiosos que conocemos. No sólo es extremadamente rara su existencia en el universo y una precondición para toda forma de vida que conocemos, sino también uno de los pilares de gran parte de nuestras actividades económicas. El agua mueve las industrias agrícolas y ganaderas, grandes segmentos de las manufactureras y extractivas. Impacta en casi todas las demás a través de la generación de electricidad y sus usos en la extracción de combustibles fósiles.
Por estas razones es una conclusión obvia que el agua es un recurso de la máxima importancia y es, por esta importancia, que la aprobación reciente de la Ley de Aguas Nacionales debe llamarnos seriamente la atención. Las implicaciones de esta ley pueden traer consigo una mala administración de este recurso y hacer de su manejo un caso más de lo que Garret Hardin bautizara “la tragedia de los comunes”.
Antes de discutir por qué la Ley de Aguas Nacionales puede volverse un caso más de la tragedia de los comunes, vale la pena hacer una distinción entre tres tipos de bienes que existen en una economía.