El Banco Central Europeo necesita dinero para estimular la demanda y que los precios comiencen a subir, pero debe tener cuidado en que ninguna de las iniciativas se salga de sus atribuciones.   Mañana se reúne el Banco Central Europeo (BCE), en un contexto en el que el nivel de los precios en la zona euro registra un abrupto retroceso a niveles muy por debajo de 2%, que tiene como meta la institución monetaria. La percepción de que el bloque caiga en una deflación es cada vez mayor. Es el BCE el que tiene como mandato mantener la estabilidad de los precios y todo parece indicar que tendrá que actuar para frenar su caída. Ayer se dio a conocer que la inflación en mayo fue de 0.5%, dos décimas menos que en la registrada en abril e igual a la de marzo, el nivel más bajo desde el 2009. El presidente del BCE, Mario Draghi, ha insistido en que la institución toma en cuenta el comportamiento de los precios a mediano y largo plazos, y no en el último dato que se publica. Por lo anterior, el argumento que la entidad tendrá para tomar la decisión  será la perspectiva para el comportamiento de la inflación en los próximos años; actualmente calcula que en 2016 crezca a una tasa de 1.7%. No obstante, el BCE  ha declarado que estudia las medidas que tiene a su alcance para frenar la caída de los precios, para lo que necesita dinero para estimular la demanda y que los precios comiencen a subir. Lo cierto es que debe de tener cuidado en que ninguna de las iniciativas se salga de sus atribuciones. Y es que al responder a las necesidades de un grupo de países con características y necesidades totalmente diferentes, su acta fundacional es mucho más restrictiva que la de otros bancos centrales. Así, en su mandato está como prioridad lograr la estabilidad de los precios, no sostener la economía en general. Considerando lo anterior y de acuerdo con los análisis de Bank of America Merrill Lynch, Goldman Sachs, JP Morgan y Barclays, éstas son las principales alternativas que la entidad podría implementar:   Recorte de tasas de interés. Actualmente la tasa de referencia se encuentra en 0.25%, mínimo histórico, con lo que el margen de maniobra para un recorte adicional es limitado. No es el pronóstico del consenso, sin embargo existe una posibilidad, como lo ha destacado Goldman Sachs. Se calcula que el recorte la llevaría a 0.15%. Efecto: El efecto sería marginal, puesto que no estaría justificado un cambio en el ritmo de los préstamos bancarios por una rebaja de tasas tan reducida.   Llevar la tasa de depósitos que el BCE  paga a los bancos por dejar su dinero a terreno negativo. Actualmente esta tasa se encuentra en 0%, es decir el banco central no les da nada. Sin embargo, al colocarlas en terreno negativo implica que los bancos le tendrían que pagar al BCE para que les guarde el dinero. La posible rebaja que manejan los analistas ubicaría a esta tasa entre -0.1% y -0.15%. Efecto: Esta medida tendría más de impacto sobre la circulación de dinero y la posible reactivación del crédito. Las entidades financieras verían penalizados sus depósitos en el BCE, por lo que tendrían que intentar rentabilizar esos recursos de la mejor manera posible, mejor prestar y cobrar por ello.   Más Operaciones de Financiamiento a Largo Plazo (LTRO, por su sigla en inglés) con vencimiento a tres años, pero condicionadas a que sean redirigidas a la concesión de crédito. Esta medida sería la que atajaría de manera más directa el problema de la escasez de crédito. Efecto: Parece ser la que atacaría de manera más directa el problema de la escasez de crédito, sin embargo la implantación y seguimiento sería mucho más complejo, se requeriría de un control que certificase el origen y destino de los fondos tomados a préstamo del BCE. Además, deja fuera a aquellas entidades que tienen exceso de liquidez. Los analistas la consideran poco probable.   Suspender la esterilización. Se trata de suspender las operaciones con las que absorbe el dinero que desembolsó en la compra de bonos soberanos durante la crisis de deuda de la zona euro bajo el programa SMP (por sus siglas en inglés) y que ya ha finalizado. Efecto: Se calcula que esta medida inyectaría alrededor de 175,000 millones de euros de liquidez al sistema financiero, lo que ayudaría a reducir la presión sobre los mercados de dinero del bloque.   Alivio cuantitativo, que no es más que la impresión de dinero. Sería una manera de inundar a la economía con recursos. El dinero llega al sistema a través de la compra de bonos en el mercado secundario, presionando las tasas de interés a la baja al momento que alivia al mercado de dinero. Efecto: En teoría, al haber más dinero en circulación, se genera un alza de precios, con lo que se pondría fin a los riesgos de deflación. Si bien la medida ya ha sido empleada por la Reserva Federal de EU, el Banco de Japón y el de Inglaterra, las autoridades monetarias del BCE han mostrado profundas reservas al respecto por las dificultades al momento de tener que retirar los estímulos a la economía. No obstante, es una de las medidas más esperadas, sobre todo tras la declaración del presidente del Bundesbank, que suavizó radicalmente su postura sobre esta medida de flexibilización no convencional y, en general, es mucho más compleja, pues no encaja dentro de las atribuciones del BCE.

 

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