Por Ismael Jiménez La empresa fundada por Roberto Servitje Achutegui en 1986 es actualmente la principal productora y exportadora de legumbres. Su mercado principal es Estados Unidos, hacia donde envía casi la totalidad de su producción de lechuga hidropónica, que cosecha en su planta de San Francisco del Rincón, en el estado de Guanajuato. Servitje Achutegui es presidente honorario en el Consejo de Administración de Grupo Altex, mientras que su hijo Roberto Servitje Labarrere está al frente de la compañía. Con la conducción del negocio en sus manos, el joven millennial busca consolidar los diferentes nichos de negocios de la empresa y llevar sus productos hacia los estándares que demandarán las nuevas generaciones en el mercado mundial de alimentos. Servitje Labarrere tuvo su primer cargo en el área de contabilidad a los 18 años. Altex surgió de lo que en su momento fue el área que proveía de harinas y rellenos a Grupo Bimbo. En 1999, Servitje Achutegui decidió independizar esa área del grupo panificador con el objetivo de crear oportunidades de negocio en el campo mexicano y darle valor agregado a los productos agrícolas para la exportación. Quince años después, Grupo Altex ha cambiado la parte de molinería, que era la columna vertebral del negocio, y actualmente está enfocado al 100% en el procesamiento de frutas, vegetales y productos agropecuarios, casi todo destinado a la exportación. El portafolio se complementa con la producción de jugos, purés, congelados, frescos y cremas. La firma tiene siete plantas, genera 7,000 empleos y apoya a más de 10,000 productores del campo. El joven Servitje Labarerre forma parte de esa nueva generación de empresarios que miran hacia el futuro. Su visión millennial lo coloca en una posición de ventaja frente a otros empresarios del sector alimentos, pues sus conceptos y planes están apoyados en el uso de las nuevas herramientas tecnológicas. Desde la perspectiva del director de Grupo Altex, el futuro de la agricultura debe enfrentar diversos retos. Destaca dos en particular: la disponibilidad de tierras cultivables y la producción de alimentos saludables. En el primer caso, menciona que, hacia 2050, será cada vez más complicado disponer de tierras para la siembra, debido a factores como la sobrepoblación y los efectos del cambio climático. Te puede interesar: ¿Quién nos alimentará en 2050?

Grupo Altex cuenta con siete plantas, además de que genera 7,000 empleos. Foto: Michelle Burgos

El segundo tema es seguir la tendencia de la producción de alimentos saludables y funcionales; en el futuro, las nuevas generaciones demandarán alimentos que estén libres de componentes tóxicos y cumplan con certificaciones ambientales y sociales. La tendencia de los clean label, como se les conoce en Estados Unidos, está aquí para quedarse junto con los alimentos orgánicos. A la gente le importa cada vez más su salud y es más consciente de lo que consume. En ese contexto, Grupo Altex tiene una oportunidad con la producción de alimentos hidropónicos y está invirtiendo en productos con valor agregado que sigan esas macro tendencias de productos limpios y saludables, menciona el joven directivo. La producción de alimentos hidropónicos tiene una ventaja sobre la agricultura tradicional, al no demandar grandes extensiones de tierra y requerir un menor consumo de agua que los cultivos de riego. Además, debido a que no tiene procesos que sean de temporal, la agricultura hidropónica permite que este sistema llegue a tener entre seis y ocho cosechas por año, dependiendo del tipo del cultivo. “Estoy completamente convencido de que el futuro de la alimentación es la hidroponía de invernadero, que hoy arroja rendimientos 20% superiores a la producción tradicional”, apunta Servitje Labarrere. “Así va a ser el futuro; no hay forma de alimentar a tanta gente si no es bajo estas condiciones. La intensidad de producción requerida será mayor”.   El nacimiento de un huerto La visión que Servitje Achutegui tenía sobre los negocios agropecuarios y que aportó a la empresa, desembocó en que ésta se enfocara en productos específicos, como, por ejemplo, los vegetales congelados, relata su sucesor. Por aquel entonces, las empresas agropecuarias en México estaban muy rezagadas en cuanto a procesos de empaque y producción; en especial, las empresas de vegetales eran relativamente pequeñas y poco sofisticadas. El mercado estaba muy fragmentado; eran negocios que no tenían sistemas de inocuidad ni de calidad, y no contaban con los procesos necesarios para hacer un negocio en grande. Bajo ese escenario, Grupo Altex encontró una importante oportunidad en la hidroponía. Te puede interesar: El pambazo biotecnológico que DuPont quiere que comas

Foto: Michelle Burgos

“En México, en los anaqueles [de las tiendas], en el área de frescos, tú encontrabas ensaladas y lechugas, que eran productos de cielo abierto, pero no había hidropónicos, y lo poco que hallabas era de importación. No existía una marca dominante en el mercado”, explica Servitje Labarrere. La perspectiva que contemplaron los Servitje para enfocarse en un nicho tan novedosos como el de los vegetales hidropónicos llevó a Grupo Altex a consolidar sus procesos para producir todo el año lechugas de tres variedades distintas. En la actualidad, su planta ubicada en San Francisco del Rincón cuenta con una productividad que alcanza 7 millones de lechugas por año y un consumo de agua 50% menor al ocupado en la producción a cielo abierto. La experiencia adquirida en la producción de vegetales llevó a Altex a probar en otros mercados y, hoy en día, es también un gran productor de jugos de naranja, que exporta a Estados Unidos. “México, como país, no era un gran productor de naranja; los más grandes eran Brasil y [el estado de] Florida, pero, en los últimos años, esos lugares tuvieron problemas de calidad que afectaron su producción. Ahí se presentó una oportunidad para el jugo mexicano de alta calidad”, relata Servitje Labarrere. El negocio de Grupo Altex se ha diversificado hacia la fabricación de mayonesas y conservas. En el primer caso, la producción es para el mercado mexicano y se maquila a la marca más grande. En el segundo caso, la producción de conservas de diferentes frutas, el producto se exporta a diversos países. Tener un portafolio tan diversificado le permite al grupo poseer un equilibrio en un segmento tan volátil como lo es el sector agroalimentario. En la parte de congelados, Altex es el productor más grande de México en procesamiento de vegetales, que es 100% de exportación. “Nuestros productos tienen como destino Estados Unidos, Japón y Canadá, principalmente”, cuenta el joven empresario. “En el mercado estadounidense maquilan, a la principal marca de autoservicio, productos empacados, como brócoli, coliflor y zanahoria”. Te puede interesar: Los músculos económicos de Latinoamérica

Grupo Altex consolidó sus procesos para producir, todo el año, lechugas de tres variedades distintas. Foto: Michelle Burgos

Grupo Altex también exporta bases frutales de uso industrial para el embotellamiento de bebidas a Europa, Japón y Estados Unidos. En este país, sus clientes son las dos principales marcas embotelladoras; en México también surten a esas dos firmas el zumo de fruta, pero sus ventas en el mercado nacional apenas representan 5% de su producción total. La estrategia de esta empresa mexicana ha sido apoyar a los pequeños productores a través de su programa “Empresarios agrícolas”, a través del que les ayudan para que aprendan a incrementar sus rendimientos de producción por hectárea sin que vean afectados sus costos. La idea es que los productores obtengan mayores ingresos para mejorar su calidad de vida. La capacitación que les ofrecen en la empresa va desde la técnica de agricultura, hasta que tengan una formación más académica para que sepan llevar sus cuentas, sus gastos, insumos y planeación, señala Servitje Labarrere. “En el mercado de cítricos, tenemos un programa para combatir el problema del coyotaje que elevaba nuestros costos, pues el productor le vende al ‘coyote’, quien, a su vez, le vende al ‘coyote chiquito’, y éste al ‘coyote grande’, quien me lo vendía a mí”, reseña Servitje Labarrere. “Entendimos que quien más perdía era el productor. Por ello, implementamos un proyecto que nos permite recibir desde 10 tráileres de naranja, [hasta] una camionetita o un productor pequeño que llega a echarnos unas cuantas naranjas. El precio que le pagamos a cada uno de ellos es el mismo. Con esto, trabajamos bajo un esquema ganar–ganar”. Otro programa es la compra asegurada de semillas y fertilizantes. Con este esquema, Grupo Altex negocia grandes volúmenes de insumos que ofrece como financiamiento al productor y que, al momento de la entrega del producto, lo resta del pago. La ventaja de este sistema es que el productor no tiene que desembolsar demasiado dinero para realizar su proceso de producción. Desde el punto de vista del director de Grupo Altex, hace falta mayor inversión en el campo mexicano y más capacitación técnica para poder potenciar este sector y convertirlo en una fuente de desarrollo económico. Lo anterior, más que un reto es una oportunidad, señala Servitje Labarrere. Te puede interesar: Probamos la hamburguesa de ‘carne’ vegetariana que quiere salvar al mundo

La planta cuenta con una productividad que alcanza 7 millones de lechugas por año. Foto: Michelle Burgos

  Escenario mundial Grupo Altex enfrenta diversos retos en el ámbito global; uno de ellos es el cambio climático, las inundaciones y sequías, que alteran los ciclos de siembra y cosecha, presionando los precios de los insumos agrícolas, y estos, a su vez, los precios de los productos finales. Al tener menos ciclos de producción, los precios de los alimentos se incrementan, menciona el directivo. Grupo Altex busca que los agricultores que producen de manera tradicional y los que proveen insumos para producir jugos y mermeladas no estén en una sola región, sino que diversifiquen sus operaciones y, con ello, reduzcan el riesgo en caso de sequía o inundación. Contamos con un departamento agrícola que se dedica a identificar nuevos productores en las diferentes regiones del país. El proceso de selección de proveedores se basa en que los productores cuenten con un número mínimo de hectáreas y una serie de factores que nos den certidumbre a la hora de la cosecha, agrega Servitje. El otro reto que en este momento está en la mesa es la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). A los productores del campo mexicano les preocupa que la postura del presidente Trump termine por afectar a los exportadores mexicanos de alimentos a Estados Unidos. Al respecto, el director de Altex manifiesta que uno de los principales obstáculos que pueden llegar a enfrentar los productores mexicanos son las certificaciones fitosanitarias que demanda el gobierno de Estados Unidos para exportar alimentos a ese país. Por ejemplo, existe una ley llamada FoodSafety, la cual tiene un alto grado de exigencias de calidad para cualquier producto que quieran llevar a esa nación. Recientemente, el nivel de obligaciones se ha elevado, incluso. Sin embargo, Servitje Labarrere señala que, en el caso particular de los alimentos, será casi imposible que Estados Unidos sustituya lo que importa de México, debido a que incrementaría sus costos logísticos y los consumidores de su país pagarían por ello, además de que tampoco producen todo lo que consumen. Finalmente, y en caso de que Estados Unidos verdaderamente implementara una política restrictiva para los productos agrícolas mexicanos, nuestro país cuenta con diversos tratados comerciales que le permitirían obtener ventajas en otros mercados. “En ese escenario, Europa sería la primera opción; pero, para bien o para mal, tenemos al principal consumidor del mundo como vecino”, concluye este empresario de la generación millennial.

 

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