Con los resultados electorales de este domingo, Morena se reafirmó como la fuerza política más importante del país. En 2018 no gobernaba ningún estado y ahora lo hará en 21 entidades. De ese tamaño es su crecimiento.

Un ejemplo puede ser Hidalgo. Hace seis años Morena alcanzó apenas un 7.4 por ciento de los votantes y ahora llegó al 60 por ciento.  Si volvemos la vista a 2016 y comparamos con lo que ocurrió este domingo, se notará un traslado de fuerza, particularmente del PRI hacia Morena. Es una decantación en cierta forma natural, continúa, sin anuncios de escisiones.

Pero la oposición resistió el embate al ganar con soltura en Aguascalientes y Durango y dar una pelea que seguramente terminará en tribunales en Tamaulipas.

El PAN se consolidó como la segunda fuerza, el PRI dejó de gobernar en dos estados que eran un símbolo, Hidalgo y Oaxaca y el PRD desapareció, en lo que respecta a gubernaturas de las que pueda jactarse, aunque lo salve que no contendió solo en ningún lugar. 

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Este mapa nos da cuenta del escenario en el que se desarrollará la contienda presidencial en el 2024. Más allá de lo que ocurra en Coahuila y en el Estado de México el próximo año, donde se renovará el poder estatal, la disputa por la presidencia se dará con una cancha bastante favorable para el partido del presidente López Obrador. 

Tendrán herramientas de operación electoral envidiables y al estilo de las que tuvo el PRI a lo largo de varias décadas.

Partiendo de este tablero, es respecto al cuál la oposición, la alienada en Va por México, tiene que construir su estrategia para pelear con oportunidad. 

Definir una candidatura, en el entorno de la oposición, se tornará indispensable para aprovechar el tiempo que resta. López Obrador ya lo está haciendo, alistando posibles prospectos, promoviéndolos y probándolos.

La experiencia indica que tienen oportunidad los que se proyectan pronto, los que no ocultan sus aspiraciones, como en su momento lo hizo Vicente Fox y, por supuesto, el propio López Obrador. 

Movimiento Ciudadano ha insistido en que contenderá sin alianzas, aunque es pronto para saber si no se alineará al polo lidereado por el panismo o al del partido oficial.

Hay que tener presente que, justo en dos años, se estarán eligiendo, además de la presidencia de la República, nueve gubernaturas, 128 senadores, 500 diputados y 30 congresos locales.

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En los pliegues de estas disputas se darán oportunidades y riesgos que podrían hacer una diferencia, para Morena o para sus oponentes.

Por ello, las lecturas de la elección que acaba de ocurrir son mixtas. Si abonan a la estrategia del presidente López Obrador y a la consolidación de un despliegue territorial, pero de igual forma mostró que la oposición, si va unida puede obtener resultados favorables. 

Si imaginamos escenarios, la lección es que el 2024 todavía se ve brumoso, no está cantada victoria alguna y en particular porque en los próximos dos años pueden suceder muchas cosas. 

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