En las próximas semanas tendrán que ser designados dos magistrados electorales, ya que Indalfer Infante y José Luis Vargas concluirán en octubre el periodo para el que fueron designados.

La Suprema Corte de la Nación ya emitió la convocatoria respectiva para que se inscribieran los interesados y esta estuvo abierta entre el 21 y 25 de agosto. 

Los requisitos para poder acceder a la Sala Superior son iguales que los que se necesitan para ser ministro, de ahí que sea indispensable el contar con una trayectoria académica y profesional sólida. 

El procedimiento de designación es compartido entre el Pleno de la Corte y el Senado. Los ministros enviarán dos ternas, una de ella integrada por aspirantes mujeres.

En el Senado se requiere de los dos tercios para aprobar a los próximos magistrados, por lo que las fuerzas políticas se encuentran obligadas a buscar acuerdos. 

Es un momento delicado, porque los relevos de Infante y de Vargas, van a incidir en los equilibrios en el propio Tribunal Electoral y en la elección del 2024. 

En este momento la Sala Superior está funcionando del modo adecuado, porque el presidente Reyes Rodríguez Mondragón logró dotarla de una suerte de gobernabilidad colegiada. 

La integración actual ha sido compleja, con divisiones permanentes y algunas de ellas en los bordes del escándalo. 

La rotación misma de la presidencia lo indica. Desde 2018 tuvo cuatro presidencias: Janine Otálora, Felipe Fuentes, José Luis Vargas y Reyes Rodríguez. 

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El Tribunal Electoral sufrió los embates de la 4T y ello se reflejó en el propio ambiente interno, en los acuerdos que saltaron por los aires y en los desplazamientos de algunos para tratar de acoplarse a la nueva realidad política del país. 

Pero pasando los años más turbulentos, Reyes Mondragón ha sabido sortear los obstáculos que se encontró por el camino, y la Sala Superior resistió presiones y ataques, manteniendo su independencia en todo momento.

Es de esperar que eso continúe así, y por ello son tan relevantes las posiciones que se tendrán que ocupar desde el 1 de noviembre. 

Si bien la forma en que se designan a los magistrados es clara, y solo corresponde al poder judicial y al legislativo, no hay que descartar que de Palacio Nacional salga la instrucción de darle largas, de complicar las cosas. 

En Morena inclusive están impulsando una iniciativa en la que plantean que los magistrados sean electos por voto popular. En estos momentos es imposible que ello ocurra, porque no cuentan con la mayoría calificada para hacerlo, pero da pistas de por dónde está y estará su ánimo. 

Para la oposición en cambio, el reto consistirá en revisar y avaluar con rigor a las personas que integren las ternas, para que no existan sorpresas, pero sobre todo para la eventual llegada signifique, de arranque, un reforzamiento de la institucionalidad y, por ende, de la democracia. 

El Tribunal Electoral tienen la misión de pacificar la disputa por el poder político. Es ahí, con sus sentencias y resoluciones, como se garantiza la gobernabilidad. Te ese tamaño es lo que estarán decidiendo ministros y senadores.

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