Medallistas de Tokio 2020 se colgarán un trozo de basura japonesa

Por Sharon Lam Cada cuatro años, el país anfitrión de los Juegos Olímpicos disfruta ser el centro de atención mundial durante 16 días. Mientras que pocos países son capaces de crear una huella duradera una vez que los juegos terminan, Japón tiene un plan único para cambiar esto: en los Juegos Olímpicos del Verano de 2020 en Tokio, los ganadores medallistas serán acreedores, literalmente, a una pieza de basura japonesa … Japón se ha comprometido a recuperar hasta 8 toneladas de metales de smartphones obsoletos y otros aparatos electrónicos, para convertirlos en 5,000 medallas de oro, plata y bronce antes de los juegos, según un comunicado de prensa del sitio web de los Juegos Olímpicos. Esta iniciativa, conocida como The Medal Project Tokio 2020, es en parte una respuesta a la crisis global del “e-waste”, o desechos electrónicos. Aunque es solo una décima parte de su población, Japón es el segundo país, después de China en lo que respecta a la generación de desechos electrónicos, según el Monitor Regional de E-Waste de la Universidad de las Naciones Unidas. Tan solo en 2011, se fabricaron 36.39 millones de teléfonos móviles en Japón y solo 7.62 millones de unidades, es decir, el 20.9%, llegó a la Red de reciclaje móvil, una red de 9,000 puntos de venta minorista que recolecta piezas de celulares. Es un problema en toda Asia, con el volumen de desechos electrónicos aumentando en un 63% en cinco años hasta 2015. Asia también es el mayor fabricante y mercado de EEE, un término utilizado para describir equipo electrónico y eléctrico no destinado a la reutilización. Esto ascendió a 12.3 millones de toneladas en 2015, lo que equivale a 2.4 veces el peso de la Gran Pirámide de Giza en Egipto. A nivel mundial, se prevé que la cantidad de desechos electrónicos crezca a 49.8 millones de toneladas en 2018, con una tasa de crecimiento anual de 4 a 5%. Solo China incrementó su desperdicio a 6.7 millones de toneladas, un aumento del 107% entre 2010 y 2015. Mientras tanto, Hong Kong (21,7 kg) y Singapur (19,95 kg) tuvieron la mayor generación de contaminantes electrónicos per capita en la región en 2015.   Una mina urbana ¿Qué pasa con los teléfonos que son descartados cuando los consumidores cambian por un dispositivo más nuevo e inteligente? “La mayoría de los teléfonos móviles usados se exporta a otros países, incluido Hong Kong, para mercados de segunda mano y/o reacondicionamiento”, dice Shunichi Honda, Oficial de Programas de UN Environment en Japón. El resto se guarda, y está destinado a terminar en vertederos, éste es el caso más peligroso de todos: son exportados a países donde los que desean desbaratar los desechos electrónicos para obtener sus materias primas, pueden participar en los “incendios de cochera” Son exportados a países en los que aquellos que desean desmontar el desecho electrónico a sus materias primas, pueden echarse un clavado a los tiraderos. “Muchos de los procesos de desmantelamiento y reciclaje en algunos países asiáticos y africanos, son tóxicos para la salud humana y el entorno (el medio ambiente), como la combustión al aire libre, la incineración sin medidas protectoras, el vertido a cielo abierto, etc. No queda duda de que las tabletas desechadas, los teléfonos móviles y las computadoras portátiles representan un tesoro oculto de los materiales preciosos. Un informe de EPA revela que “la tonelada métrica de tarjetas de circuitos puede contener de 40 a 800 veces la cantidad de oro, y de 30 a 40 veces la cantidad de cobre extraído de una tonelada de mineral en Estados Unidos”. Y esto es exactamente lo que The Medal Project Tokio 2020 está tratando de rescatar. De las ocho toneladas que se ha comprometido a reciclar, tiene como objetivo recolectar 40 kg de oro, 4,920 kg de plata y 2,944 kg de bronce. Y hasta ahora, el proyecto ha sido un éxito. A finales de agosto de este año, el gigante de las telecomunicaciones NTT Docomo, un socio en el proyecto, recolectó aproximadamente 1.3 millones de teléfonos móviles usados. Los consumidores también están optando cada vez más por entregar sus teléfonos viejos para participar en los programas de recompra o de canje del fabricante, posiblemente una de las opciones más sostenibles. Para los productos de Apple, una investigación de Bloomberg revela que los desechos peligrosos de un iPhone triturado se almacenan en una instalación autorizada o reencarnan en marcos de ventanas de aluminio y muebles o azulejos de vidrio. Si bien la sostenibilidad puede ser una preocupación clave, otro factor que impulsa a los fabricantes a reconsiderar cómo manejan los desechos electrónicos es que están enfrentando crecientes presiones materiales. “Cada vez más, no solo por la presión legislativa, sino también por la presión de los materiales. Hay escasez en mucha de la materia prima que es crítica para el teléfono móvil o las minas de litio para las baterías, y la mejor mina para eso son nuestros propios productos “, dice Deepali Khetriwal, investigador asociado en la Universidad de las Naciones Unidas.   Legislación Los gobiernos también se están poniendo al día desde un punto de vista legislativo, con algunos países del este y sudeste de Asia más adelantados que otros al implementar la legislación de responsabilidad extendida del productor (EPR). Sin embargo, debido a que los desechos electrónicos siguen siendo en general un flujo de desechos relativamente reciente, por no mencionar que es difícil recopilar datos, ciertamente existen desafíos. Por un lado Asia sigue siendo el principal destino de la exportación de desechos y materiales que han cumplido su ciclo de vida procedentes de otros países, incluso con la promulgación del Convenio de Basilea, cuyo objetivo es reducir el movimiento transfronterizo ilegal de desechos electrónicos peligrosos y electrónicos de segunda mano. “Asia se encuentra en este punto de inflexión en el que vemos el gran valor económico y la oportunidad de mercado en el reciclaje. Hay algunos otros factores, pero el primero es la legislación “, dice Khetriwal.