Por Juliana Etcheverry*

El mercado digital no ha parado de crecer y las economías en ascenso son las que están liderando el desarrollo de esta industria. Regiones como América Latina y África, y naciones como India, se están convirtiendo en fuertes competidores y abriendo caminos para que los jugadores del sector aprovechen las oportunidades que esto representa.

De hecho, en la más reciente edición del informe Beyond Borders, se muestra que mientras el comercio digital en Estados Unidos o Europa está creciendo a tasas anuales promedio de 13% o 12% respectivamente, países como México, Colombia y Perú lo hacen también pero con niveles del 30%.

Y eso no es todo: estimaciones de World Data Lab señalan que para 2030, América Latina sumará 32 millones de personas a la clase consumidora, ampliando el potencial del comercio digital, y superando así los 25 millones que aportarán, en conjunto, Europa (7 millones), Canadá (2 millones) y Estados Unidos (16 millones). De ese universo a nivel regional, México y Brasil serán responsables  de incorporar, cada uno, un millón tan solo este año.

¿La clave? Por lo que se ha visto en los últimos años, la digitalización e inclusión financiera en la que derivó, han sido fundamentales para que estas economías emergentes sean fuertes impulsores del mercado digital.

La digitalización no solo abrió puertas para que, por ejemplo, el comercio digital se “refinará” y simplificará, haciendo de la experiencia de compra en línea un proceso cada vez más accesible, sino que también preparó el camino para el surgimiento de más y diversas plataformas que se ajustaron a las necesidades, preferencias, demandas y bolsillos de los consumidores.

Esta digitalización fue, de igual manera, esencial para el nacimiento de algunos de los métodos de pago alternativos (APMs) más utilizados, cuya penetración ha sido notable. En la actualidad, siete de cada 10 adultos latinoamericanos han realizado o recibido pagos a través de habilitadores digitales, frente a los cuatro de cada 10 que se reportaban en 2014.

Lo anterior queda también evidenciado en el Global Findex 2021 del Banco Mundial, en donde se muestra un incremento importante de adultos en la región con cuentas financieras, que pasó de un 39% en 2011, a un 74% en 2021.

La adopción de estos métodos de pago alternativos, además, ha dado un nuevo impulso a los métodos de pago tradicionales -incluidas las tarjetas- pues con el paso de los años, han aprendido unos de los otros para así robustecerse y nutrirse mutuamente, de manera que los consumidores tengan la mejor experiencia y acceso posible. Por ejemplo, APMs se están desarrollando para ofrecer recurrencia, una funcionalidad que era exclusiva de las tarjetas anteriormente, mientras que las tarjetas están incorporando la fluidez de integraciones y experiencia de usuario propias de los APMs.

Podemos afirmar que son estos avances en términos de tecnología financiera, los que contribuyeron a la inclusión de la población al mercado digital en estas economías emergentes, lo que a su vez, nos ha llevado a cambiar la percepción que se tenía de ellos. Mientras en su momento la prioridad de los jugadores del sector era mejorar el acceso de la población al mercado digital, ahora la conversación ha girado en cómo aprovechar las oportunidades, producto del crecimiento exponencial.

Es entonces el momento para que los principales jugadores del mercado digital puedan voltear su atención a ver a estas economías en alza y capitalizar las oportunidades que trae este incremento en la demanda de los consumidores locales.

Contacto:

Juliana Etcheverry, Directora de Desarrollo de Mercados Latam en EBANX.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México

Sigue la información sobre los negocios y la actualidad en Forbes México

¿Te gusta informarte por Google News? Sigue nuestro Showcase para tener las mejores historias

 

Siguientes artículos

Depresión
Fracaso, no todo es pérdida: reflexiones y aprendizajes sobre nuestros proyectos fallidos
Por

Frente al fracaso, nos da por tomar dos caminos extremos: optamos por el sendero catastrofista, nos castigamos y tomamos...

También te puede interesar