Reuters.- Angela Merkel se está poniendo las pilas. La canciller alemana quiere instalar un millón de puntos de recarga en la próxima década para alentar las compras de vehículos eléctricos. Sin embargo, para alcanzar los objetivos de emisiones de todo el bloque, es posible que la Unión Europea necesite hasta seis veces dicho volumen. En un momento en que la pandemia de Covid-19 está causando estragos en los presupuestos de los Estados con finanzas menos sólidas, llegar a esas cifras no será fácil.

La reforma más llamativa de Merkel ha sido la concesión de subvenciones de hasta 6,000 euros a los consumidores que compren coches eléctricos. Pero más importante es el plan para aumentar el número de terminales de recarga de vehículos a 1 millón, frente a las 27,730 actuales. Los analistas consideran que la relativa falta de infraestructuras de recarga es la barrera principal para que los consumidores abandonen los combustibles fósiles.

La Unión Europea lo necesita. El sector del transporte es responsable de una cuarta parte de sus gases de efecto invernadero, y quiere que las emisiones netas de carbono sean nulas para 2050. Ese objetivo implica que en las carreteras de la UE haya 30 millones de automóviles con batería eléctrica para 2030, un tercio del tráfico total. Aunque las ventas de vehículos eléctricos duplicaron con creces su cuota de mercado en la Unión Europea en el primer trimestre del año, la cifra se viola inflada por el despliegue de la demanda de otros automóviles.

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Según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, todavía representan menos de uno de cada 10 matriculaciones de vehículos.

Los aproximadamente 6.1 millones de puntos de carga que algunos analistas calculan que se necesitan para tener 30 millones de vehículos eléctricos es 37 veces el nivel actual de la UE, que es de alrededor de 165,000. Calcular la parte que le tiene que corresponder al Estado en cualquier factura es difícil. Pero suponiendo que tres cuartas partes de los puntos de carga están en las casas de los propietarios de automóviles o en sus lugares de trabajo y que las empresas paguen por estos últimos, podría costar a las arcas públicas unos 23,000 millones de euros financiar el resto, según un cálculo de Breakingviews de Reuters, utilizando cifras de Eurelectric.

Esas cifras son solo el 2% de los 1.1 billones de euros proyectados en el presupuesto conjunto de la UE para 2021-2027. Pero tres cuartas partes de los puntos de carga de la UE se encuentran en Países Bajos, Reino Unido, Alemania y Francia, lo que implica que los países rezagados como Italia tienen que gastar más solo para recuperar el terreno perdido.

Si bien el plan de Alemania de acelerar hacia un futuro con bajas emisiones de carbono es loable, corre el riesgo de dejar una gran parte del resto de Europa aún más rezagada.

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