Los bajos crecimientos de la economía mexicana y la falta de confianza del consumidor le ponen el pie a los comercios participantes de esta campaña que intenta incentivar el consumo.     La conclusión en la curva de aprendizaje de los consumidores, las bajas ventas y la caída en la confianza del consumidor, ponen a prueba la efectividad del Buen Fin. Pero no sólo eso, también su permanencia en el futuro. “No vamos con un año particularmente bueno, es más, me atrevería a decirle que vamos con un año malo, salvo el mes de marzo, hemos registrado crecimientos negativos”, dice Vicente Yañez Solloa, presidente de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD). Este panorama ha hecho que las proyecciones en las ventas de esta tercera edición del Buen Fin no sean tan halagadoras como en años previos: durante 2012, las ventas se incrementaron 39.6% con respecto al año anterior, cuando alcanzó un monto por 148,000 millones de pesos (mdp), mientras que este 2013 tan sólo podría registrar un crecimiento del 8.1%, es decir, tan sólo se registrarían 160,000 mdp. Sin embargo, para algunos el crecimiento podría ser bastante optimista y la realidad podría contrastarlo: “Yo no siento que vaya a ocurrir un crecimiento de tal magnitud, porque todas las condiciones están en contra”, asegura Miguel Ángel Rendón Valdés, director de la Licenciatura en Administración Financiera en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Estado de México.

Gráfico: Edgar Cruz

Esta es la estrategia del Buen Fin 2013, y los retos que enfrenta para seguir con su objetivo de incrementar las ventas al final del año, en un momento en que el comercio lo necesita más que nunca.     ‘Black Friday’ mexicano   El Buen Fin fue una iniciativa que nació el 9 de noviembre de 2011. Frente a los medios de comunicación, el entonces presidente de México, Felipe Calderón, anunció una campaña publicitaria que sería impulsada por el sector privado y el gobierno para aumentar las ventas previas a diciembre. “Es una iniciativa del sector privado, de la sociedad civil, para ofrecer a las familias mexicanas mercancías y servicios con descuentos significativos”, aseguró el mandatario en aquélla ocasión. La idea era simple: los comerciantes ofrecerían descuentos en sus productos y servicios, mientras que los bancos otorgarían créditos a meses sin intereses para hacer apetitosas las ofertas, un proyecto que intentaría emular el Black Friday de Estados Unidos, fecha en que los comerciantes dan inicio a las ventas navideñas. Y el cambio fue significativo en ese tiempo: en noviembre de 2010, las ventas nominales de los socios de la ANTAD eran 5.4% respecto a 2009; mientras que para el mismo mes de 2011, primer año en donde se aplicó el Buen Fin, este porcentaje se elevó a 14.6%. Para la segunda edición de este proyecto, las ventas alcanzarían un crecimiento nominal en 2012 de 12.5%, comparado con las cifras del año previo. Sin embargo, los crecimientos de las ventas del Buen Fin este año no tendrán crecimientos espectaculares, ya que, aseguran sus organizadores, la etapa de educación de los consumidores ha llegado a su fin. “Por supuesto que el primer Buen Fin tuvo una expectativa y un crecimiento mucho muy alto, porque la base era cero, y cuando la base va creciendo la expectativa es menor, ya que parte de una base alta y por eso se está estabilizando”, asegura Yañez.

 Gráfico: Edgar Cruz

Alianza estratégica Para el presidente de la ANTAD, no todo se encuentra perdido, ya que considera que el apoyo de la administración federal actual puede hacer la diferencia. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público anunció un sorteo de incentivos fiscales por el orden de los 250 mdp, los cuales beneficiarán a cerca de 74,500 consumidores por sus compras durante el Buen Fin. Este apoyo, de acuerdo con el empresario, no sólo tiene el fin de incrementar las ventas, sino que también es un incentivo para llevar a más personas hacia la formalidad a través del pago vía el uso de tarjetas de débito y crédito. En 2012, el 52% de los plásticos utilizados  para efectuar pagos en el Buen Fin fue hecho con tarjetas de crédito, y el porcentaje restante con débito. “La gran novedad es que tenemos al gobierno interesado en promover el uso de pagos electrónicos y la formalización”, asegura Vicente Yañez. El dirigente de la asociación de tiendas cree que la tarjeta puede ser una llave que abra la puerta del comercio electrónico, el cual podría potenciarse con la aplicación (app) para dispositivos móviles que los organizadores del Buen Fin lanzaron este año. Además, las tiendas han impulsado sus propias páginas en internet y, en muchos casos, su app. Sin embargo, el especialista del ITESM cree que estos esfuerzos no son suficientes para hacer que los mexicanos compren más este fin de semana del 15 al 18 de noviembre, sino que las ofertas deben de ser el plato fuerzo para alimentar el consumo. “Me parece que el impacto que ha tenido no ha sido suficiente, sobre todo, por una cuestión de percepción del cliente en donde no está viendo realmente ofertas que le estén generando valor agregado a la compra. Mucho de lo que se está percibiendo es que es una tomada de pelo, en el sentido de que no hay como tal una oferta atrás de lo que se ofrece”, asegura Miguel Rendón. Aunque el presidente de la ANTAD cree que las ofertas son competitivas, lo que ha permitido que el evento de compras anual cumpla su tercera edición y se perfile a continuar en los años próximos: “con este tercer año, seguramente el Buen Fin va a entrar en un periodo de estabilización y de consolidación”. Pero Miguel Rendón Valdés ve la situación y cree que el balance final de este Buen Fin tendrá que modificar las próximas ediciones de esta campaña a la que hoy mira desangelada: “Mientras no haya promociones realmente impactantes que dejen a un lado las pequeñas promociones y la gente vea un impacto real, yo creo que el Buen Fin va a terminar por acabarse y ser un fin de semana como cualquier otro”.

 

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