Doscientos ocho años de independencia, ciento ocho del inicio de la revolución y apenas 64 años de la reforma al artículo 34 constitucional, mediante la cual se nos otorgó la plena ciudadanía a las mujeres mexicanas, para que tuviéramos derecho a votar y ser votadas para puestos de elección popular, eso fue un 17 de octubre de 1953. Casi treinta años después, en 1982, la primera candidata para la presidencia de nuestro país, Rosario Ibarra de Piedra, fue la abanderada del Partido Revolucionario de los Trabajadores, pero no logró la victoria para su partido, pues tan sólo consiguió 1.77% de los sufragios frente al candidato del Partido Revolucionario Institucional, Miguel de la Madrid Hurtado, quien obtuvo una aplastante mayoría de 70.99% de la votación. Rosario Ibarra no ha sido la única, Cecilia Soto González, candidata en 1994 junto con Marcela Lombardo Otero perdieron con 2.75% y 0.47% de los votos respectivamente frente al 48.69% de Ernesto Zedillo; Patricia Mercado obtuvo tan sólo 2.71% de los sufragios frente al 35.91% de Felipe Calderón; Josefina Vázquez Mota quien hasta ahora ha sido la candidata con más posibilidades de convertirse en presidenta del país quedó en tercer lugar con 25.68% de los votos frente al 38.20% de Enrique Peña. Vale la pena preguntarnos si los resultados se deben simplemente al hecho de que las candidatas son mujeres o que esto, aunado a otros factores es lo que ha determinado los resultados en las contiendas electorales. Si fuera una cuestión exclusivamente de género tal vez ya se hubiera logrado la hazaña, este año en la lista nominal de electores del INE hay casi 45 millones de mujeres, es decir, el 52 % de los electores, sin embargo, no vemos una preferencia por la única candidata en la boleta. En los casos de Cecilia Soto quien fue candidata del PT, Marcela Lombardo del Partido Popular Socialista y Patricia Mercado del Partido Social Demócrata fueron abanderadas de partidos políticos jóvenes, con una base electoral reducida y aunque sus propuestas y lemas de campaña estaban enfocadas en las mujeres, no tuvieron éxito en las urnas. El caso de Josefina Vázquez Mota es diferente al de las anteriores pues ella fue la candidata de uno de los partidos más grandes del país, sin embargo, para mantenerse a la cabeza del Ejecutivo tenía deslindarse del saldo de 120 mil 935 homicidios dolosos que dejaba como saldo la administración panista, entre otras cosas. Hoy tenemos en la boleta a una candidata con una trayectoria política hecha en el legislativo y en Los Pinos, fue diputada plurinominal y asambleísta además de Primera Dama, después de 33 años en su partido se presenta como independiente tratando de repetir la fórmula de Cristina Fernández de Kirchner, quien sucedió a su marido en la presidencia de Argentina, las encuestas al día de hoy no indican que haya un respaldo sólido para la candidata. Si tuviéramos en la boleta a una candidata con una trayectoria política ejemplar y honesta, que no tuviera que pagar saldos negativos de otras administraciones, que estuviera respaldada por una fuerza política amplia y sólida ¿votaríamos por ella? La respuesta queda en el aire en una sociedad aún conservadora, llena de miedos, de vicios y de prejuicios, de cuotas de género y acuerdos internacionales que no se cumplen y en dónde la causa feminista muchas veces es despreciada por las mismas mujeres.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @xopimienta Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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