- Lenta capacidad de reacción. El entorno de negocios es muy dinámico. Factores socioeconómicos, políticos e incluso ambientales pueden cambiar radicalmente el rumbo que tomen distintas industrias y regiones geográficas. Una infraestructura y procesos obsoletos pueden ser grandes obstáculos para no reaccionar y definir rápidamente la estrategia a seguir.
- Pérdida de clientes. El nombre del juego es omnicanal. Los consumidores esperan experiencias más ricas y personalizadas, tienen la información literalmente en sus manos y pueden comparar precios y consultar reseñas en tiempo real. Si una tienda física o en línea no es capaz de personalizar mejor sus ofertas, permitir la compra a través de cualquier canal o de no aprovechar la analítica predictiva para lanzar promociones en tiempo real, sencillamente estará fuera del juego y, probablemente, del mercado.
- Inmovilidad. Estrechamente relacionada con el punto anterior, la movilidad es hoy un ingrediente vital de la digitalización. No basta tener una presencia en línea; de no contar con una estrategia diseñada para aprovechar el crecimiento exponencial de los teléfonos móviles y tabletas, la pérdida de oportunidades de venta será exponencial.
- Perder la batalla ante las nativas digitales. Las empresas nativas digitales lo traen en su ADN. Nacieron en un entorno global altamente competitivo y cambiante al que han tenido que adaptarse y en el que han sabido prosperar, incluso han superado a las firmas tradicionales. Éstas han tenido que dar un giro radical a su forma de hacer negocio para estar vigentes en el mundo actual. ¿Está lista su organización para afrontar a estos competidores?
- Procesos manuales obsoletos. No aprovechar la tecnología impedirá que la automatización reduzca los errores, aletargará los ciclos y hará a los procesos operativos más reactivos y manuales.
- Desarrollo acompasado. Desarrollar, probar, afinar y actualizar aplicaciones –móviles o fijas- exige gran agilidad y una plataforma de código abierto altamente flexible. De no cumplir con estos y otros requisitos, su equipo de programadores y desarrolladores no sólo tardarán en crear las aplicaciones necesarias para operar y competir, sino que también estarán obsoletas para cuando estén en producción.
- Penalidades e incumplimiento. Las normas regulatorias y su observancia están ejerciendo mayor presión a las empresas locales y globales. La digitalización se ha convertido en un aliado para generar automáticamente reportes de cumplimiento, evitar multas y penalidades. Si su empresa aún depende del uso de hojas de cálculo distribuidas en diferentes sistemas, es mejor que se vaya preparando para responder a los requerimientos de los organismos regulatorios de un momento a otro.
- Rezago en capitalizar las nuevas tecnologías. ¿Sabe cómo puede aprovechar su empresa tendencias como el Internet de las Cosas (IoT), virtualización, nube, Big Data y analítica, entre otras? Una hoja de ruta hacia la transformación digital debe contemplar la implementación de éstas y otras tecnologías. De hecho, en conjunto, son los habilitadores para dar el salto a lo que se ha denominado la Cuarta Revolución Industrial.
Qué es -y qué no- la transformación digital
Todo el mundo habla de ella, pero muy pocos la han visto en acción, y apenas unos pocos comprenden su alcance. Aquí te contamos qué es.
Por Olivia Salas*
Medios de comunicación, especialistas, proveedores, líderes de TI, prácticamente todos hablan de la transformación digital. Probablemente demasiado. Tal saturación podría provocar confusión y generar ruido alrededor de su propósito y ventaja principales.
¿Qué es exactamente? En principio hay que aclarar que la transformación digital no es un producto ni una solución que pueda comprarse; sin embargo, su impacto en todas las industrias ha sido significativo. En esencia se trata del proceso de modificar a una organización usando herramientas innovadoras, así como adoptar tecnología de punta y, al mismo tiempo, cambiar radicalmente la cultura corporativa con el propósito de adoptar nuevos modelos de operación y de negocio.
El nivel de digitalización es tal que ya es parte de nuestras actividades en línea cotidianas -compras, transacciones bancarias, trámites, consultas-, y si algo no funciona como lo esperamos, tenemos más opciones inmediatas, nos vamos con la competencia sin siquiera pensarlo. Vivimos en un mundo digitalizado y esperamos que la tecnología trabaje continuamente para nosotros.
Es por ello que las organizaciones de prácticamente todos los sectores tienen que invertir en los avances que satisfagan a empleados y consumidores. Nubes públicas o privadas, aplicaciones móviles y servicios virtuales requieren una nueva generación de almacenamiento, automatización, análisis y gestión: una innovación da pie a la otra; la nueva tecnología optimiza los procesos que a su vez producen productos y servicios más avanzados. Y en consecuencia, los clientes exigen mejoras adicionales porque se acostumbran a ciertas experiencias cotidianas.
Esta espiral ascendente sencillamente no se detendrá. Esto puede ser una oportunidad para empresas y organizaciones que además plantea un enorme desafío. Si se dejan de lado las inversiones en innovación tecnológica, contar con expertos calificados, si hay falta de apoyo de la alta administración o no se asocia con el proveedor indicado, podría estar en riesgo de quedarse totalmente rezagado.
En caso de que esté posponiendo su entrada a la transformación digital, ¿a qué escenarios devastadores se enfrentaría? Echemos un vistazo a ocho de ellos.
