Tinder no ha resultado ser lo que las chicas buscan, así que dos emprendedores se consagraron a la misión de hacer una app pensada en ellas. El resultado: Wyldfire.   Por Jeff Bercovici   La cepa de la cultura machista que atraviesa el mundo de la tecnología pudo haber alcanzado su máxima expresión con Tinder, donde una ex ejecutiva asegura que le llamaron “zorra” y “puta”, y fue acosada ​​por los detalles de su vida sexual, entre otras indignidades que alega en una demanda reciente. Pero ese tipo de comportamiento, más allá de los límites que puede tener el mundo corporativo, no está nada alejado de la clase de cosas que las mujeres encuentran todos los días en Tinder y otros servicios de citas en línea, de acuerdo con Brian Freeman y Andrew White, cofundadores de una nueva aplicación de búsqueda de amor llamada Wyldfire. Wyldfire debe más que una poca de su inspiración a Tinder, que Freeman y Black probaron por primera vez hace un año, cuando ambos recién habían terminado relaciones a largo plazo y buscaban reiniciar su vida en pareja. Comparando notas, cada uno observó que la mayoría de las mujeres que se encontraban parecía excesivamente cautelosa. “Empezamos a platicar con ellas y la charla terminaba muy rápidamente. Ni siquiera habíamos tenido oportunidad de decir algo espeluznante o loco y nos abandonaban”, dice Freeman. Intrigados, hicieron una investigación y descubrieron que la mayoría de las app y sitios de citas tienen más usuarios masculinos que femeninos. Luego encuestaron a sus amigas acerca de sus experiencias con citas en línea, y se enteraron de que el mayor inconveniente eran los acercamientos indiscriminados y explícitos que recibieron de los chicos. “Eso nos puso a pensar”, dice Freeman. La idea que surgió: un servicio basado en una app a la que los hombres sólo pudieran unirse si son invitados por una mujer. En esencia, todos los hombres tendrían la aprobación de una mujer, y una etiqueta imaginaria de “no loco ni pervertido”. Hay algunas otras peculiaridades; por ejemplo, los chats están limitados a 20 mensajes para evitar perder el tiempo, pero en general es básicamente un mucho como Tinder, como sus cofundadores admiten. “Sin tinder no existiríamos”, dice Freeman. “Hemos tomado la idea y la modificamos para hacer lo que pensamos que supera el valor de la idea original.” Desde la publicación de la versión beta publicada en junio pasado, Wyldfire tiene alrededor de 6,000 usuarios, pero el demográfico es 60/40 femenino, una proporción que Freeman dice muestra que están en el camino correcto. “Hemos hecho un poco de lo imposible y creamos una aplicación heterosexual en que hay más chicas que chicos”, dice. Un cínico podría decir que suena menos como un espacio seguro para hombres y más como una fiesta de fraternidad, sobre todo teniendo en cuenta quién está detrás de esto: dos treintañeros de San Diego. “Somos dos hombres –reconoce Freeman–, pero creo que desde el principio aprendimos que en el mundo de las citas las mujeres, en esencia, son las que conducen el programa.” Cinco de los 11 miembros del equipo de la startup son mujeres (aunque ninguna es ingeniera), además de “tres o cuatro chicas en nuestro consejo de asesoras”, y están esperando contratar a otra mujer como directora de marketing. “Nos hemos rodeado de mujeres porque de lo contrario estaríamos cometiendo el mismo error que sentimos que cometen todos los demás”, dice Freeman. Sarah Cardey, gerente de Operaciones de Wyldfire, dice que ella y las otras mujeres en el equipo a menudo consideran “bajar el tono de voz” de Freeman y White. “Siguen siendo chicos, así que algunas de sus ideas no necesariamente coinciden con la forma en que una mujer ve las cosas”, dice. Un ejemplo: Freeman y White pensaron que estaría bien publicar la puntuación asignada a cada usuario por el algoritmo de coincidencias; las mujeres en el equipo les convencieron de hacer una función de “tendencias”, pero dejar de lado el número. Con el respaldo de 150,000 dólares en fondos ángel, Wyldfire está creciendo con la ayuda de una aceleradora de móviles en San Francisco llamada Momentum. Ya en San Diego, Los Ángeles y San Francisco, lanzará sus servicios en cinco nuevas ciudades esta semana: Nueva York, Chicago, Londres, Washington, DC, y Boston. Para una startup con fondos limitados que necesita publicidad, los recientes acontecimientos en Tinder no podrían haber estado mejor cronometrados. Aunque insistió en que “no estamos disfrutando de la desgracia de otra empresa”, Freeman admite que es de gran ayuda.

 

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