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Estas son las 30 promesas de los negocios 2024

El near-shoring, es decir, volver a manufacturar en el hemisferio occidental, representa una oportunidad para que los Estados Unidos mejoren la seguridad nacional, promuevan la democracia en nuestro hemisferio, apoyen la recuperación económica a través de la inversión del sector privado y generen empleos a nivel interno. Esto ayudará a nuestros aliados en América Latina (México y los países de Centroamérica, el Caribe y Sudamérica) y generará importantes beneficios para los Estados Unidos. La colaboración con nuestros aliados para implementar estratégicamente el near-shoring es un concepto denominado ally-shoring, el cual debe fomentarse y adoptarse.

En los últimos dos años, hemos observado cómo la crisis del Covid-19 ha expuesto a los Estados Unidos a vulnerabilidades con respecto a las cadenas de suministro, lo que se ha transformado en un problema de seguridad nacional. A medida que vamos superando la pandemia, las empresas con operaciones importantes en Asia van evaluando opciones más cercanas a su región. Si bien el near-shoring puede beneficiar a las empresas tanto estadounidenses como internacionales, su puesta en marcha requerirá un alto grado de coordinación en todo el hemisferio.

Aunque esto puede parecer abrumador, si el gobierno de los Estados Unidos apoya esta iniciativa, se pueden obtener muchos beneficios. Nuestra crisis fronteriza por sí sola muestra la gran importancia de los problemas económicos de la región para todos nosotros. En 2020, debido en parte al Covid-19, algunos países de América Latina experimentaron una caída de más del 10% del PIB. Es por ello que una enorme cantidad de personas en la región han tenido que tomar la desgarradora decisión de aceptar algún trabajo inseguro o ilegal, o aventurarse en un peligroso viaje hacia los Estados Unidos para poder mantener a sus familias. Este último punto es un tema humanitario que preocupa profundamente a los Estados Unidos, como promotores de la independencia económica y la libertad. Además, la inestabilidad económica en la región le cuesta al país miles de millones de dólares para asegurar nuestras fronteras, contrarrestar el tráfico de drogas y brindar ayuda financiera.

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Algunos países, como Colombia, están ofreciendo activamente incentivos para la aplicación del near-shoring. Si los Estados Unidos ofrecieran incentivos similares, esto no solo mejoraría la relación de buena voluntad con nuestros vecinos, sino que también representaría una inversión valiosa para este país. Mayores oportunidades laborales y mejores condiciones económicas en los países de América Latina, como resultado del ally-shoring, podrían, en última instancia, ayudar a reducir los movimientos migratorios que están sofocando nuestras fronteras.

La colaboración con nuestros países socios en el hemisferio occidental para afianzar el ally-shoring también genera beneficios diplomáticos. La prosperidad económica fomentaría la estabilidad política en una región que, históricamente, ha sido propensa a grandes cambios políticos. En América Latina, la “marea rosa” de líderes populistas ahuyentó la inversión del sector privado en muchos países y representó una oportunidad para que nuestros adversarios aumentaran su influencia política, como compradores o prestamistas en la región. Al promover la independencia económica, Estados Unidos puede ayudar a los países latinoamericanos a lograr una mayor solidez financiera, lo que a su vez crea oportunidades para que su democracia y soberanía prosperen.

Durante mi estadía en Washington, D.C., la organización U.S. International Development Finance Corporation (DFC, por sus siglas en inglés) y otros bancos multilaterales colaboraban con el sector privado para apoyar la independencia económica a través del financiamiento de proyectos que, a menudo, demoraban meses e incluso años para su ejecución. Desde entonces, la administración del presidente Biden ha asumido el compromiso de ofrecer apoyo económico, con el propósito de contrarrestar los efectos de los movimientos migratorios en Centroamérica. Si bien todos estos esfuerzos son nobles, por sí solos, habría que esperar hasta décadas para que generen cambios realmente transformadores. Si se desea producir un impacto considerable en un período corto de tiempo, el sector privado debe participar activamente en estas iniciativas como nunca antes. El near-shoring. y su impulso podrían respaldar estos esfuerzos.

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A medida que las empresas reconsideran el near-shoring, es importante tener en cuenta qué dio origen a la deslocalización. En el artículo titulado Choosing the United States, Michael E. Porter, estratega empresarial de renombre mundial y profesor de Harvard, sintetizó sus entrevistas con 10,000 ejecutivos y explicó que la reducción total de costos no fue la motivación para la deslocalización, sino que esta obedeció a las restricciones comerciales y políticas en los Estados Unidos. El autor descubrió que muchas actividades en las cadenas de suministro son flexibles en cuanto a la ubicación, por lo que esta no debería ser un obstáculo. Por ejemplo, en México, el 40% de las piezas salen y entran a los Estados Unidos en el proceso de fabricación. Por consiguiente, el ally-shoring también representa una oportunidad para que Estados Unidos fomente un entorno empresarial que aliente a las empresas a que sus negocios regresen al país y así generar empleos internos. A su vez, esto permite situar otros elementos de las cadenas de suministro en nuestros vecinos y socios en América Latina.

Una propuesta de ally-shoring “hecho en América” lograría más que certificar los productos manufacturados como símbolo de calidad. Con esto quedaría demostrado ante la gente de la región latinoamericana que reconocemos que todos somos americanos en un plano de igualdad. Ese sentido compartido de buena voluntad y valores democráticos fomentaría la unificación de una región que es propensa a rápidos cambios, mediante los cuales se puede pasar de una democracia a un régimen autocrático.

China ha reconocido esta oportunidad de integración económica, pero lo ha hecho de una manera que beneficie a este país, a expensas de nuestros vecinos. Los chinos han invertido y dado en préstamo cientos de miles de millones de dólares y firmado 19 acuerdos de inversión denominados “Belt and Road” (BRI, por sus siglas en inglés) con varios países de América Latina. A menudo, estos acuerdos ponen en peligro al medio ambiente, no emplean trabajadores locales y brindan financiamiento en términos considerablemente fuera del mercado, lo que puede sofocar al país receptor. Si bien los países latinoamericanos están ampliamente predispuestos a comerciar con Estados Unidos y tenemos un superávit comercial con muchos de estos, actualmente solo contamos con siete acuerdos de libre comercio.

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Para que el sector privado traslade la producción a lugares más cercanos, se necesitan acuerdos comerciales, inversiones, marcos regulatorios y jurídicos, herramientas de mitigación de riesgos y capacitación de la fuerza laboral para justificar la inversión. Si bien es factible que con el near-shoring se podría generar competencia con algunos empleos estadounidenses, la gran mayoría de estos puestos se trasladarían de China a América Latina. El ally-shoring debe suponer una transferencia de riqueza de nuestros adversarios a nuestros vecinos, los cuales están desesperados por contar con oportunidades económicas. Con esto, los Estados Unidos también podrían abordar las causas fundamentales de la deslocalización y crear un entorno más propicio para que las empresas generen nuevamente empleos en el país.

El near-shoring representa una oportunidad para toda la región, la cual cuenta con una abundancia de materiales y una mano de obra joven y entusiasta. Un enfoque de ally-shoring ayudará a las empresas estadounidenses, generará empleos en el país, fomentará nuestra propia seguridad nacional, apoyará la independencia económica y la prosperidad de nuestros vecinos y aliados, y promoverá la democracia en nuestro hemisferio.

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Kristie Pellecchia es Directora de Pellechia International, una consultoría que asesora a empresas en estrategia financiera y mercados de capitales, política, sustentabilidad y asociaciones. *

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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