¿Qué es un conflicto de interés? Una de las definiciones que más me agradan es la que ofrece la Secretaría de la Función Pública de México: el conflicto de interés es una situación en la que “los intereses personales, familiares o de negocios del servidor público puedan afectar el desempeño imparcial de su empleo, cargo o comisión”. Me gusta esta definición porque toca el tema familiar, y en una empresa familiar, que es el tema que me compete, cuesta especial trabajo separar los intereses del negocio de los de la familia. Pero también me gusta porque hablando de privilegios, familias y funcionarios públicos, me permite traer a cuento uno de los ejemplos más famosos y recientes de la memoria pública: la presidencia de Donald Trump, quien famosamente declaró una vez que un presidente no puede tener conflictos de interés.

El sitio Ciudadanos a Favor de la Responsabilidad y la Ética en Washington  (CREW, por sus siglas en inglés) ha documentado alrededor de 3,400 conflictos de interés cometidos por el expresidente, entre los que se cuentan el hospedar a miembros del gobierno en sus hoteles y en la promoción de sus negocios privados en actos de gobierno. Por ejemplo, CREW, sostiene que varios “funcionarios de la Casa Blanca utilizaron su plataforma para promover los negocios de Trump 426 veces” durante toda su presidencia.

Donald Trump, ese hombre narcisista, enamorado del poder, nos ha dado una clase maestra acerca de cómo caer en conflictos de interés, con todo y sus trágicas consecuencias. Repasemos entonces, a manera de contrapeso, una serie de consejos para evitarlos, combatiendo así una cultura de nepotismo, amiguismo, enchufismo, en fin… una cultura de pequeños Trumps.

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  1. Las responsabilidades por escrito: Aunque los miembros de una familia empresaria sean dueños o accionistas de la empresa familiar, no quiere decir que tengan autoridad ilimitada sobre todas las áreas. Cada miembro de la familia debe conocer las responsabilidades y alcances de sus respectivos cargos, y estas deben estar por escrito, ser reconocidas de manera oficial. Una receta para el desastre es tener familiares contratados, recibiendo un sueldo, pero sin una idea clara de qué es lo que hacen en la empresa. Los todólogos no funcionan más que para enemistarse unos con otros.
  2. Premia el desempeño, no la consanguinidad: ¿Nuevo director general?, ¿debe ser el primogénito o la persona más calificada para el puesto? ¿Se requiere contratar a un nuevo proveedor?, ¿es el que da el mejor precio o se trata de la empresa del primo del dueño? Traer a las personas más calificadas fortalece a la empresa; hacer favores a los familiares la vuelve más ineficiente y por lo tanto más vulnerable. Esto le afecta también al primo del ejemplo: con la confianza de que la empresa familiar le comprará siempre, nunca se esforzará demasiado en ser competitivo, dejándolo también vulnerable.
  3. Separa las finanzas de la familia y del negocio: Un gran error de muchos empresarios familiares es usar las arcas de la organización como la caja chica de los miembros de la familia. Si la familia empieza a abusar del flujo del negocio, tarde o temprano entrará en problemas financieros. Los gastos de la empresa son de la empresa; los de la familia, de la familia. Muchas veces escuchamos el dicho “empresario rico, empresa pobre”, y es justamente por esta situación o viceversa empresa rica empresario pobre, porque también hay casos de que no se cobra la renta de los inmuebles o los sueldos por el trabajo el dueño y familiares a la empresa.
  4. Establece un protocolo familiar y un consejo de familia: El protocolo establece las reglas del juego para cada familiar, el consejo de familia es el espacio donde ellos pueden discutir asuntos y dirimir diferencias sin afectar al resto de la organización. Sin chismes, sin drama, de manera profesional y armoniosa. Los problemas resueltos en el consejo de familia quedarán ahí, evitando que puedan escalar y afectar al negocio.
  5. Educa a las nuevas generaciones: Los jóvenes, hijos o nietos que tentativamente heredarán el negocio, deben verlo como lo que es: una responsabilidad. No es raro encontrar herederos que aspiran a tener control del negocio familiar para ganar influencia, fama, una vida de lujos, etc. Los jóvenes deben entender que de la empresa dependen familias enteras, por lo que deben prepararse a conciencia para una posición de liderazgo de ese nivel. Los típicos juniors, como se les conoce popularmente, aportan poco o nada al negocio… ahí está el caso de Ivanka Trump.

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Los conflictos de intereses en las empresas familiares son de tal magnitud, que incluso muchos han traspasado las fronteras de sus compañías para convertirse en conflictos de dominio público y amplia divulgación. Entre los casos más sonados que finalmente lograron superarse están los de la empresa familiar Leonisa, o el de la familia Belmon, que luego de un conflicto de intereses entre los hermanos, se dividió en dos firmas que hoy son competencia, Yambal y Avon.

Evitar conflictos de interés no se trata solo de establecer reglas y prohibiciones, sino de educar a las personas para que entiendan que el éxito es sustentable si las mejores prácticas se llevan a cabo desde el principio. Como líder de un negocio familiar, es muy importante poner el ejemplo, pues la ética no es una cuestión de redactar un decálogo y colgarlo en la pared, sino de una práctica que terminará formando parte de la cultura empresarial. “Estudios demuestran que el 90% de las Empresas Familiares tiene conflictos de intereses, que, si no logran manejarse adecuadamente, ponen en riesgo la estabilidad de la empresa y la familia”. Gonzalo Gómez-Betancourt

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