Vivimos tiempos de profunda transformación. Estamos a pocos días de una de las elecciones más importantes de la historia de México. En ese contexto, es importante hacer un breve análisis de los aciertos, desaciertos y retos del Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Después de décadas de reducción de los ingresos de los trabajadores, en 2019, 2020 y 2021 aumentó el salario mínimo en más de un 30%. Se ha iniciado una reorientación del gasto público en beneficio de regiones del sur-sureste que por muchos años habían sido excluidas del progreso del país. La lucha contra la delincuencia organizada y el robo de combustibles ha sido y sigue siendo una tarea que tiene una importancia histórica. Con ello se busca terminar con prácticas de gobiernos neoliberales que convirtieron el robo de fondos públicos en una práctica recurrente que saqueó a nuestra nación en beneficio de una minoría opulenta.
Hoy, la política social está orientada a la protección de amplios sectores vulnerables que durante décadas fueron excluidos.
Sin embargo, ahora resulta indispensable que el Gobierno de la República logre impulsar una política económica que busque la integración a la economía internacional y al mismo tiempo, fortalezca el mercado interno. En este contexto debemos buscar el desarrollo de nuestro país, pero poner énfasis en resolver el grave problema de desempleo y subempleo que hoy padece más de la mitad de la población económicamente activa y crear, de la mano de los sectores público y privado, empleos estables, permanentes y bien remunerados.
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Es importante en estos momentos impulsar un desarrollo sostenido a fin de consolidar al sector empresarial que contribuya a la generación de empleos, lo que lograría alcanzar mejores niveles de vida de la mayoría de la población. Un desarrollo interno que lleve a una mayor capacidad competitiva de matera tanto interna como externa. Es decir, un desarrollo que aumente las exportaciones pero que también sea capaz de competir con éxito en un mercado interno.
De esta manera, es necesario que el Gobierno de México haga una revisión de la política económica para prevenir posibles escaladas de crisis hacia una inestabilidad financiera a largo plazo. La pertinencia de la estrategia económica debe ser reevaluada a la luz de estos difíciles aprendizajes que nos trajo la pandemia del Covid-19, en particular bajo la perspectiva de los altos y lamentables niveles de pobreza que aún tiene nuestro país.
Es necesario evitar la restricción fiscal para ampliar el espacio de maniobra en las finanzas públicas. Instituciones sociales y empresariales deben participar en un amplio debate plural con el gobierno de México para reorientar la política económica de nuestra nación.
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Para una mejor integración de las empresas mexicanas en las finanzas internacionales, se requiere que el Estado asuma su papel de regulador y promotor de la economía. Para ello, necesitamos que exista una política económica enfocada a ejercer el gasto público, con eficiencia y honestidad, centrada en proyectos de infraestructura que generen demanda a empresas instaladas en México. Es un planteamiento que puede favorecer tanto a la iniciativa privada, como al Gobierno y a la población. Todos necesitamos de todos y eso debemos tenerlo presente siempre.
Sin embargo, todavía tenemos a representantes del antiguo régimen acostumbrados a décadas de corrupción presentes en numerosas regiones, brindándoles protección a grupos de la delincuencia organizada que han dificultado eliminar la violencia que prevalece en diversas zonas del país. Pero vamos en la dirección correcta. Hoy se tiene una política integral para el combate al crimen, incluidos aquellos delitos de “cuello blanco” como la defraudación fiscal y el lavado de dinero.
Por otra parte, la pandemia de Covid-19 ha puesto a prueba a todas las mexicanas y los mexicanos.
La reconstrucción de un sistema de salud público devastado por décadas de corrupción ha representado un gigantesco esfuerzo. En un plazo récord se rehabilitaron numerosos hospitales y se construyeron y terminaron muchos más, se reequiparon miles de instalaciones médicas, se multiplicó el número de camas disponibles y equipadas con ventiladores y se contrataron y capacitaron a 40.000 médicos después de años de abandono del sector salud.
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Por la crisis originada por la pandemia muchos compatriotas han perdido su empleo, pero la política en favor de millones de beneficiarios de programas sociales ha permitido que los sectores mas desprotegidos dispongan de un ingreso que les permite solventar necesidades básicas.
De la misma forma, a pesar de las críticas de los detractores del Gobierno, es de destacarse la exitosa estrategia de vacunación implementada. Las últimas 15 semanas se ha notado una notable reducción en los contagios del Covid-19. La campaña de vacunación en México se ha ido perfeccionado y al día de hoy se han vacunado a casi 40 millones de mexicanos.
Esta terrible tormenta que afecta a México y el mundo será gradualmente superada. Queda un largo camino por recorrer para mejorar el bienestar social, recuperar el crecimiento económico, aumentar la generación de empleos, superar la pobreza, la marginación y mejorar la equidad social. La desigualdad producida por décadas de pésimas adiminstraciones es sumamente compleja, sin embargo, con las acciones de todos, gobierno, sociedad e iniciativa privada, podemos sentar las bases para la construcción de un nuevo México, mas justo y solidario. Es indispensable que para lograrlo, aceptemos las diferencias políticas e ideológicas de cada sector, pero caminemos juntos por el bien de México.
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Brenda Calderón Ovando es Antropóloga, periodista, especialista en comunicación y derecho parlamentario, pero sobre todo, mujer de izquierda inmersa en la escena política nacional, siempre trabajando por las mejores causas de México.*
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.
