Por: Cristina Gil*

Estos meses de aislamiento que hemos vivido a nivel mundial por la pandemia del COVID-19 que de acuerdo con datos de la OMS ha reportado ya más de 22 millones de casos a nivel mundial, nos han dado la oportunidad de analizar como sociedad los retos que tenemos de cara al futuro.  

En este sentido, la emergencia sanitaria ha puesto en evidencia brechas sistémicas, y vuelto más evidentes problemas que por años hemos arrastrado. Es momento de preguntarnos ¿Cómo debemos trabajar de manera integral sociedad civil, sector privado y gobierno para garantizar a toda la población el acceso equitativo a los servicios básicos en los momentos de crisis?, ¿qué alianzas deben forjarse para asegurar el adecuado funcionamiento de los sectores esenciales y sus cadenas de valor?, ¿cómo podemos trabajar en conjunto para construir sociedades más resilientes?

De acuerdo con información de UNICEF, aproximadamente el 40 por ciento de la población mundial no tiene la infraestructura que permita el lavado de manos con agua en el hogar. Cifra que asciende al 75 por ciento en los países menos desarrollados.  En América Latina y el Caribe, esto se traduce en más de 50 millones de personas, incluidos niños y adolescentes que no tienen acceso a instalaciones básicas de higiene en el hogar, y 25 millones de personas no tienen ningún tipo instalación sanitaria.

¿Qué dice de nuestra sociedad, cuando existen millones de personas sin acceso a los servicios más elementales como el acceso al agua? En la búsqueda de la equidad, la responsabilidad social empresarial es más eficaz en su impacto cuando está atada al negocio. Por tanto, desde una plataforma de amplio alcance, las empresas podemos ser copartícipes de la solución. Y esto se logra centrando los modelos de negocio en las personas y en mejorar su calidad de vida.

Por ello, en Orbia, con el objetivo de impulsar la vida alrededor del mundo, reflexionamos de qué forma nosotros y otros desde el sector privado, podemos responder adecuadamente en los momentos de emergencia. De esta manera, definimos que al activar nuestros propósitos y vivir nuestros valores, podemos, desde nuestra trinchera, ir más allá de apoyos filantrópicos (por supuesto, altamente necesarios), innovando en tres ejes básicos: protección a nuestros trabajadores, apoyo a las comunidades y garantizar nuestras operaciones. 

Esto es más fácil de decir que ejecutar, sobre todo en circunstancias tan inusuales. Yo quiero reconocer la labor de todas aquellas personas que han trabajado arduamente para mantener este país en pie. En primer lugar, al personal dentro del sector salud, quienes sin duda han realizado una labor titánica en clínicas y hospitales. Creo que el lector coincidirá conmigo en que podemos ampliar el concepto de “personal de respuesta inmediata”.

En un momento de distanciamiento social, podemos contar entre los héroes a cada chofer en el transporte público, a todos quienes siguen trabajando en la preparación y distribución de alimentos, a los comercios de primera necesidad que se mantuvieron operando en los momentos más difíciles, al personal de la recolección de basura, a quienes trabajan en las empresas operadoras de agua, empresas de electricidad, quienes aseguran la provisión de internet, … Será difícil incluir una lista que verdaderamente capture a todos esos héroes mexicanos, sin embargo, es importante que los hagamos visibles, los reconozcamos, y contemplemos esos roles, como lubricantes, puentes, facilitadores de la vida diaria. 

Teniendo la oportunidad de trabajar en el sector privado, he sido testigo de historias conmovedoras y llenas de esperanza que demuestran la empatía humana y la solidaridad desde esta plataforma. Varias empresas, de forma extraordinaria, han cambiado líneas de producción para apoyar con acciones esenciales para frenar la pandemia. Existen decenas de ejemplos de fábricas que sirven para fines muy distintos que ahora producen caretas, mascarillas, gel antibacterial, inhaladores, por citar algunos. La solidaridad con las comunidades vecinas también se ha hecho evidente. No quiero dejar de subrayar que, adicional a los héroes más obvios, como el enfermero, la doctora, los dependientes en la tienda de abarrotes, si nos vamos más arriba en las cadenas de valor, existen miles de personas que han mantenido industrias esenciales a flote. Personal que continúa trabajando en plantas que producen equipos médicos o de protección personal, o sustancias que terminan en productos básicos para la salud; individuos que trabajan en el sector industrial permiten que los jabones o el cloro que previenen el coronavirus, sigan llegando a cada miembro de la sociedad; y por supuesto, los agricultores y distintos eslabones en cadenas de suministro que han asegurado que los alimentos lleguen a nuestras mesas.  

Fue muy emotivo ver videos que realizaron algunos de nuestros clientes, en la industria farmacéutica, agradeciendo a algunas de nuestras subsidiarias por continuar su producción, ya que reconocen que somos pieza clave para muchas soluciones de salud.

Hoy sabemos que no volveremos a la antigua normalidad. Y será importante sentarnos a la mesa gobierno, sociedad civil y sector privado, para replantear, en conjunto, estrategias que nos permitan a futuro estar mejor preparados para escenarios imprevistos, de esta magnitud, revalorizando papeles cruciales de distintos trabajadores, asegurando que sigamos trabajando por la equidad.  

Contacto:

Cristina Gil, VP de Sustentabilidad en Orbia*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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