En estos días se lleva a cabo la 28ª sesión de la conferencia de las Naciones Unidas para el cambio climático, COP28, en la Expo City Dubai. Creemos que esta COP debe ser mucho más que un espacio de discusión y pasar a la acción decidida de todos los participantes. 

Los datos iniciales no serán buenos, pero tampoco sorpresivos: sabemos que los resultados del primer balance global (stocktake) desde el Acuerdo de París nos dirá que estamos muy lejos de alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento global a 1.5°C por encima de los niveles preindustriales. De hecho, según el Sexto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), actualmente nos dirigimos hacia un calentamiento global de más de dos grados. Es evidente que debemos dejar de hablar de reducir las emisiones y empezar a hacer algo al respecto. Es hora de convertir nuestra ambición climática en acción climática.

Cumplir el objetivo fijado en París requiere una reducción del 43 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y una reducción del 84 por ciento para 2040 en comparación con los niveles de 2019. Las empresas enfrentan una presión cada vez mayor por parte de reguladores, inversionistas y consumidores para contribuir a los esfuerzos globales de descarbonización. Sin embargo, sólo entre el 10 y el 15 por ciento de las grandes empresas se han fijado el objetivo de reducir las emisiones en un 50 por ciento o más para 2030. De hecho, la suma de los objetivos fijados por las principales empresas públicas de las economías desarrolladas conducirá a una disminución estimada de sólo el 20 por ciento para 2030, muy por debajo del 43 por ciento necesario.

Es evidente que las empresas necesitan acelerar urgentemente sus planes de reducción de carbono si queremos cumplir las metas globales sobre el cambio climático. Los desafíos que enfrentan en este esfuerzo varían de una industria a otra. Sin embargo, algunos obstáculos son comunes, incluido el acceso limitado a energía baja en carbono, la baja madurez de algunas tecnologías limpias, cadenas de suministro altamente complejas y estresadas, modelos de negocio centrados en producir y vender más, una cultura empresarial centrada en el corto plazo, objetivos financieros a largo plazo y una dependencia excesiva en los offsets de emisiones.

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Sin embargo, los obstáculos que enfrentan las empresas en la carrera hacia Net Zero no son insuperables. Enlisto seis áreas clave donde las empresas pueden tomar medidas para acelerar la descarbonización dentro del marco de tiempo crítico de los próximos cinco años:

Descarbonización energética. Reducir el consumo de energía y asegurar el acceso a energía limpia (Scopes 1 y 2)

Mitigación de riesgos de tecnologías limpias. Acelerar el avance de la adopción con una reducción inteligente de riesgos (Scopes 1 y 2)

Coordinación con la cadena de suministro. Reducir las emisiones “compradas” identificando e involucrando a proveedores críticos (Scope 3)

Diseño de producto y circularidad. Limitar la huella de carbono de los productos repensando su diseño y mezclade materiales (Scopes 1, 2 y 3) o aprovechando la circularidad.

Organización. Fomentar la creatividad de los empleados con una cultura corporativa centrada en la sostenibilidad (Scopes 1, 2 y 3)

Digitalización de la acción climática. Medir avances y optimizar la ruta de descarbonización utilizando herramientas digitales e inteligencia artificial (Scopes 1, 2 y 3)

Limitar el cambio climático es la tarea del siglo. Las empresas deben tomar medidas inmediatas, no solo como una opción moral, sino como una necesidad de negocios. El mundo se dirige hacia un nuevo paradigma de sostenibilidad y esto puede ser una buena noticia para las empresas: aquellas que hagan de la sostenibilidad una parte integral de su estrategia se beneficiarán de una importante ventaja competitiva en el futuro. 

Si bien los objetivos de emisiones a largo plazo son necesarias, los movimientos estratégicos y las acciones concretas en los próximos años son los más importantes. Los nuevos modelos de negocio y las fuentes de rentabilidad centrados en sostenibilidad se están definiendo ahora, y las empresas que las incorporen hoy en su estrategia derivarán ganancias significativas en forma de nuevas fuentes de ingreso, un mejor entendimiento del comportamiento de sus consumidores, y una mayor resiliencia vs. los riesgos del cambio climático.

La COP28 representa el momento de la verdad para tomar acciones decididas e inmediatas contra el cambio climático y representa una oportunidad única para todas las empresas, incluyendo las de nuestro país, para liderar el esfuerzo. Hagamos que suceda.

Contacto:

Germán Galván, socio, Roland Berger, Líder de la práctica de energía e infraestructura en México

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