Al proyecto de una nueva refinería, planteado por Andrés Manuel López Obrador, lo merodea un mayor riesgo por robo de combustible.

“La ubicación de la nueva refinería podría incrementar el riesgo en el transporte de gasolina al estar más lejos de los principales centros de consumo en el centro, norte u occidente del país”, advirtió el socio líder de energía y recursos naturales de KPMG, Rubén Cruz en un reporte.

El 27 de julio de 2018, el presidente electo, acompañado de su equipo energético, detalló sus planes para la construcción de una refinería en Dos Bocas, Paraíso Tabasco, que procesaría entre 350,000 y 400,000 barriles diarios, con una inversión adicional de 160,000 millones de pesos (mdp), además de la rehabilitación de las seis refinerías existentes con un desembolso de 155,000 mdp. El experto energético de la consultora matizó que si se transporta solamente petróleo crudo, no existe peligro de robo, debido a que es necesario refinarlo, por lo que “la ubicación de la nueva refinería cercana a alguno de los principales centros de consumo sería deseable”. Ramsés Pech, analista de la firma Caraiva y Asociados agregó que el volumen planteado por el próximo gobierno carece de la infraestructura suficiente para transportar los petrolíferos refinados. “Requeriría invertir en un centro de almacenamiento, despacho y redes carreteras debido a que no hay ductos para over el combustible. Tendría que ser por rueda o crear una línea de ferrocarril que enlace al tren maya”, agregó Pech. Desde cárteles del narcotráfico, grupos armados especializados, bandas criminales de bajo impacto, gasolineros, empleados y exempleados de la compañía petrolera, hasta autoridades de seguridad pública, empresarios y comunidades son quienes están detrás del robo ilegal de combustibles, de acuerdo un estudio elaborado por la empresa EnergeA, proyectos de energía de Grupo Atalaya,  encargado por la Comisión Reguladora de Energía (CRE). Aquí la nota completa: Estos son los grupos que roban los combustibles de Pemex El robo de combustibles a Pemex cuesta 30,000 millones de pesos (mdp) anuales, lo que representó un incremento del 50%, pues en 2017 las pérdidas se calculaban en 20,000 millones. En julio de este año, la compañía mexicana registró 1,152 puntos de extracción ilegal de combustibles, contra 731 tomas clandestinas en el mismo periodo de 2017, un aumento de 57% anual.   Otros retos

Aunque nuestro país cuenta con el petróleo que necesita el nuevo esquema, la mayoría se exporta. Durante 2017, la plataforma de producción fue de 1.9 millones de barriles, y al Sistema Nacional de Refinación (SNR) se destinaron sólo 800,000 barriles.

“El SNR opera al 40% de su capacidad, pero haciéndolo al 85% podría procesar hasta 1.3 millones de barriles diarios. Sin embargo, esta alternativa implicaría renunciar a las divisas por la exportación del crudo que en la actualidad se comercializa y su contribución se cambiaría por aquella que se genere a través de recibir ingresos por venta de gasolina, deduciendo todos los costos y gastos de operación del proceso de refinación”, agrega el analista de KPMG en el documento titulado Sector energético, los retos de cara al 2019. Respecto al precio de la gasolina, Cruz consideró este estaría bien en función del libre mercado más o menos el estímulo que hoy se aplica, o bien, en función de una nueva política de precios.  

 

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