2023 consumó una tendencia que arrancó desde el inicio de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador: el papel de la Corte como actor estratégico para poner freno a importantes reformas de interés presidencial y aprobadas por el Congreso de la Unión.
La elección federal de 2024 podría romper esa dupla con la posibilidad real de que Morena alcance la mayoría legislativa necesaria para reformar el texto constitucional. Con ello, la alianza conformada por el PAN, el PRI y el PRD perdería un recurso que hasta ahora le han permitido ganar lo que no hicieron en las urnas, en 2018 ni en 2021.
El argumento de que la Corte no es ajena a los factores de poder no es una idea popular entre quienes lo ven como un poder impoluto. Los hechos, sin embargo, nos dicen que el sexenio de López Obrador será recordado, entre muchas cosas, por el uso político de los tribunales como el instrumento favorito de la oposición, a través de amparos, acciones y controversias constitucionales.
Esto ha sido más notorio luego de la elección intermedia de 2021, cuando Morena vio mermada la mayoría absoluta alcanzada por la coalición “Juntos Haremos Historia” tres años atrás.
Es claro entonces que la lucha de Claudia Sheinbaum, quien encabeza sostenidamente las preferencias electorales, es también por el voto popular que le dé ese apoyo legislativo.
Si Morena logra en 2024 la mayoría calificada significaría una excepción en la historia de las últimas elecciones en México, desde la década de los 90. Recordemos que en 1997 fue la primera vez que el partido del presidente, el otrora poderoso PRI, no logró la mayoría en la Cámara de Diputados, con lo que se inauguró la etapa de gobiernos divididos. Desde entonces, los partidos de oposición al presidente habían sido mayoría en el Congreso, hasta 2018 cuando los partidos de la coalición ganadora (Morena, PT y PES) alcanzaron la mayoría en ambas Cámaras del Congreso en la elección presidencial.
Justo en el marco de la campaña electoral veremos un Congreso ocupado en el paquete de reformas enviadas por el presidente el pasado 5 de febrero, lo que constituye un poderoso mensaje para el electorado y la opinión pública sobre la importancia de las Cámaras para la continuidad del proyecto político.
Conforme avanza el proceso electoral y ante la inminencia del arranque de las campañas, la pregunta relevante parece desplazarse hacia el ámbito de las Cámaras. ¿De qué tamaño será el respaldo legislativo que tendrá Claudia Sheinbaum para continuar con el ‘segundo piso’ de la Cuarta Transformación, de confirmarse su ventaja en las urnas, el próximo 2 de junio?
Claudia podría enfrentar un escenario más complicado que en 2018, cuando el presidente López Obrador ganó con el 53% de la votación y se aproximó a la mayoría calificada en el Congreso. Recordemos que, en la elección intermedia de 2021, el INE bajo la presidencia de Lorenzo Córdova, hoy portavoz declarado de la oposición determinó introducir criterios adicionales a los que dispone la Constitución, con el argumento de limitar la sobrerrepresentación legislativa de los partidos políticos.
La candidata morenista tiene todos los incentivos para hacerse de la ansiada mayoría calificada en el Congreso, para ello, intensificó la estrategia de sumar liderazgos políticos de otros partidos, a la vez de mantener la unidad dentro de Morena. Un equilibrio complicado de lograr, pero necesario para preparar el camino para cambiar la Constitución en aquellos temas torales para continuar con el proceso de transformación.
Contacto:
Palmira Tapia es Maestra en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford y Licenciada en Ciencia Políticas y Relaciones Internacionales, por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Twitter: @palmiratapia
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